El estudio del catastro de Ensenada nos sirve, en otras muchas cosas, para ver la evolución que ha tenido la cabaña ganadera de Fuentes en dos siglos y medio. Así, vemos cómo se ha reducido drásticamente el número de cabezas de ganado y cómo ha mudado su reparto. Cuando en 1751 se hizo aquel catastro, el ganado mayoritario era la oveja, especie que ahora casi ha desaparecido. Algo parecido ha ocurrido con los burros y mulos. Un dato llamativo es que los clérigos poseían entonces 3.787 cabezas de ganado, especialmente ovejas. Los 17 miembros de la iglesia poseían 3.104 ovejas, el 21 por ciento de este ganado en Fuentes, 69 burros, 25 mulos, 50 caballos, 261 vacas y 278 cerdos.

“Dentro del término de Fuentes hay toda especie de ganados y ninguno de sus vecinos posee cabaña o yeguada fuera de él. Cada especie ganadera, reducido ya el impuesto del diezmo, produce los siguientes beneficios: un carnero por su lana, 4 reales; una oveja por su lana y carne, 5 reales; una cabra por su carne y leche, 5 reales; una cerda de vientre, 30 reales; una vaca, 28 reales; una yegua, 101 reales, y un jumento, 20 reales. Además, hay 9 colmenas que cada una produce por miel y cera 8 reales”. Estas fueron las declaraciones que realizaron los jueces nombrados para realizar el llamado Catastro de Ensenada. Eran el corregidor de la villa, Juan Antonio del Río; el administrador de rentas provinciales, Juan Antonio de Castañeda; el alguacil mayor, Miguel del Corral; el regidor, Andrés de Vargas; el escribano del cabildo, Diego Fernández Caro; el vicario de la parroquia, Sebastián González Fariñas, y los vecinos Alonso Pilares, Sebastián Camuñas, Juan López Gallegos y Juan Muñoz.

La ganadería de la villa podía ser considerada como estante. Aprovechaba, con el uso de año y vez en los cultivos, las rastrojeras en el periodo comprendido entre los meses de junio y julio, en que se hacía la siega, y la primavera del año siguiente, en que se daba la primera reja al rastrojo para hacer el barbecho. De los meses de marzo a junio, como los ganados no podían usar ningún pasto en las tierras de cultivo por estar ocupadas, o bien por el barbecho, o bien por el cultivo aún sin segar, tenían que usar las tierras del común. En nuestra villa se concentraban en la dehesa de Cardejón o en el Palmar del Calvario.

Para mejor ilustrarnos en cuanto al reparto de ganado por clases e incluso para averiguar la realidad de la posesión de ellos, veamos los siguientes cuadros: La distribución del ganado de la villa de Fuentes por especies y propietarios era así: del ganado asnal existían 981 cabezas, de las que 912 pertenecían a los seglares y 69 al clero; del mular había 172, 147 de los seglares y 25 del clero; del caballar, 427, 377 de los seglares y 50 del clero; del lanar, 14.159 cabezas, de las que 11.055 eran de los seglares y 3.104 del clero; del vacuno 2.028 cabezas, 1.767 pertenecían a los seglares y 261 al clero; del cabrío 1.059 cabezas pertenecientes todas al sector de los seglares; del ganado porcino existían en la villa 1.411 cabezas distribuidas entre los seglares, 1.133 y el clero, 278.

Se puede comprobar que la ganadería de la villa de Fuentes, sin ser muy abundante, sí era bastante variada. Entre los datos obtenidos hay que resaltar la abundancia del ganado lanar, actualmente muy disminuido en nuestras tierras, y que ha dado paso al ganado vacuno y cabrío, que en el periodo en que se hizo este catastro no era muy representativo dentro de la economía de los habitantes de la villa, ya que sólo existían 2.028 y 1.059 cabezas respectivamente.

El ganado lanar estaba en manos de un reducido número de propietarios: 44. Eran los ganaderos más ricos, el de mayor aprovechamiento. Esto indica el alto de valor de las ovejas, que suponían una importante fuente de ingresos a sus poseedores ya que utilizaban la leche, la carne y la lana del esquilmo. Todos ellos eran dueños de más de 100 cabezas de ganado. Por el contrario, el reducido número de cabezas de ganado cabrío estaba en manos de un también reducido número de 7 propietarios, lo que indica el escaso valor que para la economía local representaba este ganado.

También conviene destacar la presencia de un gran número de cabezas de ganado asnal, sin duda porque además de ser un animal de carga era utilizado como medio de transporte entre los habitantes de la villa. Los jornaleros utilizaban este medio para trasladarse a las fincas donde realizaban sus tareas; los arrieros los utilizaban como medio de transporte de sus productos de compraventa, y por último los leñadores y carboneros hacían lo propio con sus cargas de leña o de carbón. Podemos decir que así como el ganado caballar era exclusivo de los ricos propietarios, el ganado asnal era su equivalente en el pueblo llano. Este hecho lo podemos constatar con la presencia de 300 propietarios de asnos frente a los 47 propietarios de caballos y yeguas. El ganado mular, 172 distribuidos entre 83 propietarios, nos indica que el uso más común de estos animales, híbridos entre el asnal y el caballar y de una gran fortaleza, era sin duda para las labores del campo. Muchos de los labradores realizaban sus tareas agrarias con una pareja de mulas, que pasaron a sustituir al caballo o al burro por esa gran fortaleza que poseían.

El número de cerdos, 1.411, así como el de sus propietarios, 22, nos parece muy desfasados y que muchas cabezas de este ganado no se llegaron a declarar, ya que el cerdo fue la despensa de las proteínas de origen animal que la mayoría de los habitantes de la villa utilizaba. Sin lugar a dudas pocos de estos habitantes serían los que no conseguirían criar y engordar por lo menos a uno de estos animales que luego, tras su matanza, les sería la fuente de las casi únicas proteínas animales que tomarían a lo largo del año. Por ello nuestra duda en cuanto al número de cabezas de ganado declaradas. Nos figuramos que estas 1.411 cabezas pertenecerían a los 22 ganaderos propietarios de más de una res de esta especie, es decir, que mantenían una ganadería que  casi siempre era extensiva y dedicaban principalmente a la obtención de nuevas crías, por ello la abundancia de cerdas de cría que aparecen en el recuento de la especie de cerda.

La estructura de la propiedad ganadera de la villa de Fuentes era la siguiente: 109 vecinos poseían entre 0 y 1 cabeza de ganado, de los que 107 eran seglares y 2 clérigos; 133 vecinos poseían entre 2 y 5 cabezas de ganado, 132 seglares y 1 clérigo; 34, poseían entre 6 y 10 cabezas, 32 seglares y 2 clérigos; 10 vecinos, entre 11 y 20 cabezas, 8 seglares y 2 clérigos; 2 vecinos seglares, entre 21 y 30 cabezas; 4 vecinos, entre 31 y 40, 3 seglares y 1 clérigo; 5 vecinos, entre 41 y 50 cabezas, 4 eran seglares y 1 clérigo; 11 vecinos tenían entre 51 y 100 cabezas, 10 eran seglares y 1 clérigo; 20 vecinos, entre 101 y 250 cabezas, 19 seglares y 1 clérigo; 16 vecinos, entre 251 y 500 cabezas, 14 eran seglares y 2 clérigos; 4 vecinos, entre 501 y 750 cabezas, 2 seglares y 2 clérigos; otros 4, entre 751 y 1.000 cabezas, 2 seglares y 2 clérigos, y 3 vecinos pertenecientes al sector de seglares poseían entre 1.001 y 1500 cabezas de ganado. En total existían 355 propietarios de ganados de los que 338 eran seglares y 17 clérigos.

Al realizar un estudio de la estructura ganadera de la villa de Fuentes nos podemos dar cuenta enseguida que el mayor número de propietarios, más de la mitad de ellos, coinciden con un reducido número de cabezas de ganado que sin lugar a dudas son burros, caballos o mulas. Esto era así debido a que, como ya se ha comentado anteriormente, los jornaleros o pequeños propietarios de tierras utilizaban el animal de carga como medio de transporte, no sólo para él sino también para sus utensilios. Constituiría otra fuente de ingresos para ellos, pues le permitiría en sus días de asueto, que serían muchos a lo largo del año, ir al monte y cargar leña, hacer carbón o picón para él o para venderlo a sus vecinos y aumentar así sus escasos medios económicos. El caballo pertenecería a la clase más pudiente del lugar o a los habitantes pertenecientes al sector terciario, que lo utilizarían como medio de transporte, bien ensillado, bien como animal de tiro.