En los años que llevo de Guarda Rural en nuestro querido pueblo, creo que una de las experiencias más enriquecedoras que he vivido ha sido la de poder divulgar mis conocimientos sobre la naturaleza y nuestro entorno con los alumnos de institutos y colegios. Dicen que los recuerdos más felices que tenemos de nuestra infancia son los que ocurrieron en la naturaleza. Creo que los niños y niñas de hoy tienen un “síndrome por déficit de naturaleza”. No podemos negar que la tecnología vino para quedarse y nos facilita el día a día, pero la naturaleza está ahí fuera, al lado de casa, aportándonos más de lo que nos imaginamos. Nos llama a voces cada día, pero no le estamos haciendo caso.

Es por eso que, aprovechando que trabajo para nuestro ayuntamiento me ofrecí a ir en ciertas ocasiones a los colegios a enseñar lo poquísimo que sé de este mundo y de educar en el respeto a la naturaleza y el medio que nos rodea, ese que está a pocos metros de nuestras casas. Gracias a los centros educativos y a sus profesores que me abrieron las puertas, he podido dar a conocer en sus clases las posibilidades que nos ofrece nuestro entorno, haciendo que la naturaleza no solo la vean como un documental de La 2, ni como un cuento de Disney. Les he contado experiencias mías, les he hablado de la fauna y flora que tenemos, de las labores del campo y de lo cambiante que es nuestra campiña, de respetar y de cuidar el medio que nos rodea. A partir de ahí también hemos colaborado en las salidas al campo con colegios e instituto de nuestro pueblo incorporando la experiencia y la seguridad en nuestra pedagogía rural.

El salir de las aulas con regularidad hace que los alumnos conecten y comprendan mejor las herramientas que tienen para desarrollarse y explorar. También es muy importante darles a conocer el terreno donde han nacido, los nombres de los parajes de nuestro pueblo y que sepan dónde están, que se aseguren de que tendrán cobertura en el móvil en todo momento cuando salgan al campo y que lleven un buen equipamiento, lo cual les asegurará una buena experiencia en sus salidas campestres. Así, también se les enseña a mirar y palpar el campo porque en clase no se aprenden ciertas cosas. Aunque Fuentes está rodeado por campo, muchos niños en estas salidas dicen que nunca han ido a descubrirlo. Todo es nuevo para ellos.

En el aprendizaje y la educación de los más pequeños es muy importante que se familiaricen con ese entorno natural, que lo observen, lo respeten y lo cuiden. Muchos niños y niñas, además, se sienten atraídos desde muy pequeños por los animales y su hábitat o la vegetación, y les gusta contemplarlo y entenderlo todo hasta el más mínimo detalle. El mundo natural es, pues, un medio excelente en el que fomentar y despertar la curiosidad de los más pequeños y, con la llegada de la primavera, se les abre un mundo de oportunidades.

La curiosidad es una cualidad innata de los más pequeños. Es absolutamente imprescindible para impulsarles a explorar lo desconocido y aprender nuevos conceptos y habilidades cada día. Por lo general, todos los niños son curiosos y es importante que les proporcionemos un entorno en el que puedan sentirse libres de explorar y dejarse llevar por este impulso. A nosotros cuando éramos jóvenes no nos hacía falta, estábamos siempre al salir del colegio en los ruedos o en el campo enredando con mil y una cosas…aprendíamos también de nuestro entorno más cercano. Además, el juego es también una de las mejores formas de despertar su curiosidad, ya que con él conseguimos que el proceso de aprendizaje sea también algo divertido.

La naturaleza y el juego son, por tanto, dos grandes formas de despertar la curiosidad de los más pequeños y, si además unimos ambos conceptos, el éxito está garantizado. Y es que tenemos que tener en cuenta que la curiosidad innata disminuye a medida que los niños van creciendo. Dejan de preguntarlo todo, de tocarlo todo y de cuestionarlo todo, porque ya han adquirido los conocimientos básicos sobre el funcionamiento del mundo. Pero tienen aún muchísimas cosas por aprender y descubrir y podemos ayudarles a querer aprenderlas por sí solos si les proporcionamos las herramientas correctas. Qué mejor que aprender del campo y de su pueblo. Fomentar su curiosidad es un gran modo de conseguirlo y la naturaleza un medio ideal en el que empezar.

Desde aquí quiero dar las gracias a los profesores de los centros y la confianza que nos han depositado siempre. ¡Aprovechemos la llegada del buen tiempo para salir al exterior y disfrutemos de la naturaleza!