En una localidad como Fuentes, enclavada en la campiña sevillana y cuya economía se basaba fundamentalmente en la agricultura y en la ganadería, no es de extrañar que la riqueza se midiera tanto por la cantidad de tierras que se poseía así como por el número de cabezas de ganado del que se era dueño. El estudio del catastro ordenado hacer por Ensenada en todos los municipios de España nos aproxima bastante a la situación del reparto real de la riqueza en Fuentes en aquella época. No sirve para averiguar con todo detalle las producciones agrícolas y ganaderas, pero sí para hacernos una idea bastante aproximada de la propiedad y la distribución de la tierra. Asimismo nos da datos para acercarnos a conocer la extensión de las parcelas de tierra que con mayor frecuencia se daba en sus pagos.

La primera aproximación a la riqueza de los habitantes de la villa de Fuentes nos puede venir dada por la distribución de ellos en propietarios de casas, ganados, tierras y sus posibles combinaciones. Así, nos encontramos con la siguiente distribución de la riqueza:
a) Vecinos que poseen algún tipo de riqueza: 916 seglares, 101 clérigo y 6 nobles.
b) Vecinos propietarios de casas: 818 seglares, 44 clérigos y 1 noble.
c) Propietarios de tierras: 141 seglares, 70 clérigos y 3 nobles.
d) Propietarios de ganados: 318 seglares, 17 clérigos y 0 nobles.
e) Propietarios de casas y tierras: 130 seglares, 29 clérigos y 1 noble.
f) Propietarios de casas y ganados: 259 seglares, 13 clérigos y 0  nobles.
g) Propietarios de tierras y ganados: 96 seglares, 13 clérigos y  0 nobles. 
h) Propietarios de casas, tierras y ganados: 92 seglares, 10 clérigos y 0 nobles.    

Como se puede apreciar por esta relación, conforme se van haciendo más complejos los parámetros de medida de la riqueza, el número de vecinos poseedores va disminuyendo considerablemente debido sin duda al desigual reparto de las cotas de riqueza. Hay que destacar que de entre estos vecinos de la villa de Fuentes hay 429 que sólo poseen como único signo de riqueza la casa, que suele estar entre las de menor renta; 45 que son poseedores sólo de la tierra, pequeñas parcelas, y 242 que sólo tienen como único recurso la ganadería. Estos últimos suelen ser jornaleros que poseen un jumento o una mula con la que se desplazan al lugar del trabajo.

Asimismo conviene destacar en el estudio de esta relación que la nobleza, en líneas generales latifundista y cortesana, no es propietaria de ningún tipo de ganado ya que sus posesiones se centran exclusivamente en la posesión de bienes permanentes como casas y fincas o en el cobro de tributos, ya que su residencia está situada fuera de la villa.

Es destacable también que el bien más extendido entre los clérigos sea la tierra. Generalmente son pequeñas parcelas con las que los habitantes más píos de la villa forman el patrimonio de las capellanías por ellos creadas. En Fuentes había 105,67 regidas por capellanes vecinos de Fuentes y 38 por capellanes que residían fuera de la villa. Casi todos los capellanes forasteros vivían en poblaciones cercanas, salvo el caso especial de Juan Obeso, capellán de la capellanía que fundó Hernando Sánchez, que residía en la villa de Boadilla de Río Seco del reino de León (actualmente en la provincia de Valladolid), donde era presbítero. Los frutos que estas parcelas daban servían para que los capellanes titulares oficiasen actos litúrgicos por el bien de las almas de sus fundadores. Todas las capellanías estaban dentro de las denominadas laicales, ya que eran formadas sin la intervención de la autoridad eclesiástica.

Si la distribución de la riqueza de la villa de Fuentes era muy irregular, según hemos podido comprobar en la anterior relación, no menos irregular nos puede parecer la distribución de la posesión de la tierra, así como de la estructura de la propiedad agraria.

En Fuentes, siguiendo la tónica general de toda la parte occidental de Andalucía, el cultivo era extensivo, año y vez o al tercio, y se recurría a la mano asalariada extra-familiar de forma creciente a medida que es más extensivo el cultivo. Esto nos explica la presencia de 750 jornaleros en una población activa de 1.263 personas en total.

Los campos eran abiertos y estaban sujetos, excepto pequeñas parcelas de tierra destinadas a huertas, a viñas o plantados de olivos, así como las tierras del ruedo que producían una cosecha anual, generalmente de cebada en berza, a la utilización comunitaria ya que una vez que se habían retirado las mieses de los mismos se permitía la entrada del ganado para aprovechar los pastos y de alguna forma permitir el abonado de las tierras.

Con los datos que nos proporciona el estudio de la estructura de la propiedad agraria nos permite conocer quiénes eran los propietarios de la tierra. Así era como se distribuía la propiedad agraria por parcelas:
De 0 a 5 fanegas había 457 parcelas, que pertenecían 213 a estamento secular, 241 al clero, 1 al Común de la villa y 2 a la nobleza.                                      
De 6 a 10 fanegas en total eran 62, de las cuales 39 eran de los seglares, 21 del clero y 2 de la nobleza.                                    
De 11 a 20 fanegas, total 11, repartidas en 8 de los seglares, 2 del clero y 1 del Común.                                    
De 21 a 50 fanegas había un total de 20 parcelas, 4 de seglares, 6 del clero, 1 del Común y 9 de los nobles.                                      
De 51 a 75  fanegas el total era 8 parcelas, 1 del estamento secular, 1 del clero, 2 del Común y 4 de la nobleza.                                      
De 76 a 100 fanegas había 7 parcelas, 4 del clero y 3 de la nobleza.
De 101 a 150 fanegas  había 2 parcelas, 1 del Común y otra de la nobleza.                                        
De 151 a 250 fanegas existían 7 parcelas, 1 del Común y 6 de la nobleza.
De 251 a 500 fanegas también había 7 parcelas, 3 del clero y 4 de la nobleza                                        
Con 501 a 750 fanegas  había tan solo una parcela perteneciente al Común de la villa.                                              
De 751 a 1000  fanegas, 2 parcelas pertenecientes 1 al clero y otra al Común                                      
De más de 1000 fanegas había dos parcelas cuya propiedad era del Común

Las 11.403 fanegas del término municipal se encontraban divididas en 585 parcelas que oscilaban entre las pequeñas del Ruedo, dedicadas a la siembra de cebada en berza, las del Pago de Tierras Nuevas, dedicadas a cereales y olivar, que alcanzaban en algunos  casos media aranzada de tierra (0.4 fanegas de tierra) y las 2.937 fanegas de Monte Alto, de tierra realenga perteneciente al común de la villa.

De las 585 parcelas 265 pertenecían a los seglares; 279, al clero; 10, al común de la villa y 31 a la nobleza. Los datos anteriores nos permiten ver claramente quiénes eran los grandes propietarios de la tierra en Fuentes. Tan sólo las tierras del común y las pertenecientes al marqués de Fuentes superan la cifra de 1.000 fanegas (3.703 del común y 2.987 del marqués). Sin embargo, aunque la extensión de la gran mayoría de las parcelas pertenecientes al clero están comprendidas entre las 0 y 20 fanegas y tan sólo 4 superan las 250 fanegas de extensión, el total de las tierras pertenecientes este último estamento llega a alcanzar las 3.307 fanegas. Por ello podemos asegurar que la posesión de las tierras del término de la villa de Fuentes la ostentan el común, el clero y la nobleza, no difiriendo de la situación general de la parte occidental de Andalucía. Los vecinos seculares poseían las parcelas de menor extensión, la mayor parte comprendidas entre 0 y 20 fanegas y eran dueños de las 1.126 fanegas restantes.

Según este estudio podemos decir que el reparto de las tierras y en definitiva de los medios de producción de la riqueza estaba muy desigualmente repartidos de tal forma que el común de la villa poseía el 32,4% de las tierras, el clero, 29%, los nobles, el 28,7% y por último el pueblo llano, el más numeroso, sólo el 9,9%.

La escasez de tierras dedicadas a la producción de cereales y que no pertenecían a los grandes propietarios tradicionales, nobleza y clero, hizo que se roturasen tierras de pagos de monte bajo, que permitió obtener tierras a los desheredados de siempre. Así aparece la roturación de la zona denominada de Tierras Nuevas, situada hacia el nordeste del término, en una zona de tierras de mediana e inferior calidad, e incluso ocupada en muchos lugares por lagunas naturales, denominadas Las Romanas por estar comunicadas entre sí. Es en este lugar, junto a la zona denominada de Mata Elvira, donde se concentran la mayor cantidad de parcelas, que por otro lado son las de menor extensión, ocupadas por olivar, viñas y en menor medida tierras de sembrar y que pertenecen en su mayor parte a los pequeños propietarios.

A las dos zonas anteriormente descritas se les puede añadir la zona del Ruedo o tierras limítrofes al pueblo, dividido en pequeñísimas parcelas y que constituía otra de de las zonas ocupadas por parcelas cuya propiedad pertenecían a los 81 pequeños propietarios seglares y a los 17 clérigos.

Los grandes terratenientes de la villa, clérigos y nobles, no explotaban directamente sus posesiones. Los nobles, en general, las arrendaban a un gran arrendador que a su vez las subarrendaba en pequeños lotes a los pelentrines o bien arrendaba directamente sus parcelas. Este es el caso del marqués de Fuentes, que tenía divididas sus tierras en lotes de 8 fanegas aproximadamente y que las arrendaba a sus colonos. De tal forma que los propietarios de tierras, 215 en total, representaban el 23,3 % de la población, frente a los 707 jornaleros sin tierra, que representaban el 76,7% de ella.