Sobre el sistema educativo de un país se edifica todo lo que existe en él. Si el sistema educativo es sólido, el país será sólido. Si el sistema educativo es frágil, el país será frágil. Dicho de otra manera, para predecir el futuro de un país no hay más que asomarse a las aulas de sus escuelas, institutos y universidades. Para entender lo que ocurre dentro de las aulas no hay nadie mejor que una profesora de Didáctica y Organización Escolar. El resultado será inmejorable si además, la profesora es fontaniega, entusiasta de su trabajo y comprometida con la defensa de los valores de la educación. Manuela Barcia ha formado y forma a multitud de profesores en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, es autora de varios libros y artículos sobre Didáctica, entre los cuales es frecuente encontrar a la creatividad asociada con la educación. Su tesis versó sobre la educación para el desarrollo de la creatividad.

Pregunta.- La creatividad suele ir asociada al mundo del arte, la música, el cine... ¿Qué hace la creatividad en la educación?

Respuesta.- Hace que el aprendizaje sirva para la vida, hace posible el desarrollo integral de las personas, les abre las puertas para su integración en la sociedad. El sistema educativo actual tiene la responsabilidad de formar a individuos críticos, capaces de manejar la lógica, aptos para buscar información, analizarla, desechar las falsedades, estructurar lo útil y expresarse de forma coherente. Hasta ahora, la educación no se ha ocupado de potenciar la creatividad entre el alumnado, sino sobre todo de que adquieran conocimientos, de que los guarden en la memoria. Ese modelo ya no sirve. Sin embargo, todo lo que hay sobre la tierra no es fruto de otra cosa que de la creatividad del ser humano. ¿Te imaginas el mundo que tendríamos si hubiésemos dedicado una parte de los esfuerzos educativos a incentivar la creatividad?

P.- La memorización de datos ya no asegura el éxito educativo porque la información está disponible con sólo pulsar una tecla. ¿Qué asegura el éxito?

R.- Ni la memorización ni la inteligencia son pasaportes que aseguren el éxito en la vida o en la escuela. Cualquiera tiene acceso a todos los datos a través de internet y lo único que hay que tener en cuenta es saber distinguir lo verdadero de lo falso, tan abundante lo uno como lo otro en la red. En cuanto a la inteligencia, sabemos que personas muy inteligentes fracasan en la vida y que personas con menos inteligencia son capaces de triunfar. ¿Cuál es la causa? La principal es la aplicación de las herramientas que te da la inteligencia ejecutiva, que son la capacidad de atención, el razonamiento, la planificación y el autocontrol, entre otras.

La mujeres son mayoría en las clases de Manoli Barcia

P.- ¿Tenemos una escuela transmisora de valores?

R.- La escuela, sí. Pero la familia como institución ha dejado a la escuela el papel que tenía asignado como principal transmisora de valores. Lo mismo que la sociedad en su conjunto. Todo recae sobre las espaldas de los profesores y profesoras. Si eso ya de por sí parece excesivo, lo que raya el disparate es que no sólo no rememos todos en la misma dirección, sino que muchos remen en sentido contrario. La sociedad, a través de los medios de comunicación, de la televisión y de internet principalmente, difunde modelos de comportamiento que son radicalmente contrarios a los valores que inculca la escuela. ¿Y la familia? La familia no premia el valor del esfuerzo, la capacidad de superación, la autodisciplina, el rigor, la planificación... Son valores y metodologías que sirven para la vida, que forman a personas comprometidas con la sociedad.

P.- ¿Cuál es el resultado de ese pulso entre escuela, familia y sociedad?

R.- No quiero parecer derrotista, pero el mundo que estamos construyendo deja mucho que desear. A través de la televisión y de internet se ofrecen a los chicos modelos a seguir basados en la ausencia de formación, de valores y de principios, que son los que aparecen siempre como los triunfadores y los seres más felices del mundo, o eso dicen. En la sociedad que tenemos, el éxito no va asociado al estudio, al esfuerzo, al rigor, a la capacidad de superación, sino a la frivolidad y a la ignorancia. Los niños están sobreprotegidos, lo que les resta autonomía y se muestran incapaces de hacer algo por sí mismos. Hay quien ha acuñado el término "hiponiños" para definir a este tipo de niños criados entre algodones.

P.- ¿Y detrás de todo eso no está la sobrevaloración del dinero, el único Dios verdadero?

R.- Efectivamente. Los padres lo que piden, si acaso, es una educación que sirva para el empleo, para el éxito económico de sus hijos. Cuando todos sabemos que las mejores cosas de la vida no las da el dinero. De ahí el boom de lo instrumental, de lo tecnológico, que no digo que sea malo, pero una sociedad basada en la educación sin valores es una sociedad abocada al fracaso.

Manoli Barcia en su despacho de la Universidad

P.- ¿Qué puede hacer la educación frente a esa sociedad sin valores?

R.- Hace lo que puede porque también el sistema educativo tiene sus propios problemas y sus limitaciones. La educación está aquejada de exceso de burocracia, cuando lo que  necesita es una fuerte inversión de tiempo. Los centros educativos necesitan directores y directoras capaces de liderar y tirar de sus equipos hacia la renovación de métodos didácticos porque las clases magistrales, que son más fáciles y dan menos problemas, no sirven para una sociedad de la información como la nuestra. Pero los directores están desbordados por la burocracia. Necesitamos centros de profesores que ofrezcan metodologías y seguimiento de su implantación real, no que se limiten a dar cursos. Y necesitamos una inspección que no sólo atienda los múltiples problemas de los centros y asegure el cumplimiento del currículum, sino que impulse el cambio de modelo. Lo están haciendo lo mejor que pueden, pero no llegan por la burocratización. El sistema está bien dotado de materiales, pero los profesores, desbordados, apenas pueden impulsar las nuevas metodologías.

P.- ¿Qué opinas del trabajo de los colegios de Fuentes?

R.- No lo conozco a fondo, pero lo que conozco está bastante bien. El sistema de comunidades de aprendizaje me parece muy adecuado, lo mismo que el trabajo por proyectos y las comisiones de participación de los padres en la educación de sus hijos. ¿Por qué todo eso no se traduce en un pueblo que destaque de forma clara en la formación que muestran los niños? Como decía antes, probablemente porque no toda la sociedad fontaniega reme en la misma dirección que su sistema educativo, que responda a los mismos valores que promueven las escuelas. Muchos siguen anclados en el pasado, sin el menor interés cultural, sin voluntad de actualizarse ni de enriquecerse intelectualmente.

P.- Había una copla que decía "yo soy un hombre del campo, llorona, no entiendo ni sé de letras, pero soy de una opinión y el que me busca me encuentra". O sea, presume de ser ignorante y pendenciero. ¿Sigue vigente ese tipo de hombres en el mundo rural?

R.- ¡Por supuesto que sí! Desafortunadamente, queda gente que presume de ser ignorante, que defiende la desigualdad entre hombres y mujeres y que antepone el orgullo a la razón. El "por mis huevos" sigue siendo un "antivalor" muy aplaudido por estos pagos. Ojo, son críticas constructivas y que nadie se sienta ofendido porque las hago con el ánimo de que seamos más tolerantes, más abiertos a las diferencias, que es algo que se acepta mucho de boquilla, pero que a la hora de la verdad...