El "síndrome del refugio" puede ser uno de los efectos menos estudiados de la pandemia de covid. Es conocido el "síndrome del papel higiénico", pero no el del refugio. Fuentes muestra síntomas de ese síndrome por todas partes. Por ejemplo, en lo que va de año ha provocado la instalación de más de 40 piscinas. Otro ejemplo, muchas calles están pobladas de cubas, hormigoneras, andamios... Obras por todas partes. Quienes conocen el sector de la construcción aseguran que no hay manera de encontrar un albañil y los fabricantes de piscinas de poliéster ya no cogen pedidos para lo que queda de año. Fontaneros, electricistas, herreros no dan abasto. ¿Qué está pasando?

Lo que está pasando es que el confinamiento, el cierre de bares y restaurantes, la imposibilidad de viajar... han hecho que nos quedemos en casa y descubramos que no era ni tan confortable, ni tan bonita, ni tan entretenida como creíamos. El sofá llevaba años pidiendo el cambio, pero para lo que usaba... La cocina estaba antigua, pero daba el apaño. Al cuarto de baño le hacía falta cambiar la bañera por un plato de ducha, pero ya que se pone uno lo hace todo nuevo. Y además, como no ha habido que gastar en ropa, navidades, carnaval, Semana Santa, romería, feria... ¿en qué emplear el dinero mejor que en acondicionar la casa, el campito, la cochera, "el refugio"?. Y como tampoco se sabe lo que el virus va a rondar por aquí ni a quién se va a llevar por delante, ¡a vivir que son dos días!. Así que "medio Fuentes" se ha metido en obras y el otro medio o se lo está pensando o si no lo hace es porque no tiene dinero. Si alguien quiere vender un terrenito cerca del pueblo, éste es el momento. El problema es que no hay quien venda y sí quien quiere comprar.

Carlos García, fontanero, dice que en su vida ha instalado más piscinas que este año. Quince en lo que va de 2021. Lo normal es que instale unas pocas y que empiece sobre el mes de mayo o junio. Este año, en enero ya estaba montando piscinas. Uno de los distribuidores de piscinas de poliéster asegura que ha vendido 25 en Fuentes. Manuel Martín, del polvero de Perico, añade que entre las de poliéster y las de obras se han hecho más de 40. "Estamos viviendo una auténtica fiebre de las piscinas", indica Manuel. Algunos se están construyendo aunque sea un piloncito de 3x4. Lo que sea, pero algo que mejore el refugio.

Hay unanimidad en que el "síndrome del refugio" ha cogido a todo el mundo por sorpresa. El alcalde, Francisco Martínez, reconoce que no es consecuente con los tiempos que corren haber duplicado el número de licencias de obras. José el Cillero afirma que "ni en los mejores momentos de la burbuja del ladrillo me han salido tantas obras como ahora, obras que he tenido que rechazar porque no hay gente para tanto trabajo". El herrero Manuel León reconoce que no da abasto para atender los encargos. "Estamos ante un nuevo boom del ladrillo", señala Manuel Martín. Tres obras nuevas por semana se abren en Fuentes.

Desde el ayuntamiento, el responsable de Urbanismo, Juan Martínez, da dos datos elocuentes de la situación: la media de licencias de obras concedidas este año es de 1,3 diarias. O sea, 40 licencias al mes está tramitando el ayuntamiento en estas fechas. El alcalde agrega que "esto es una muestra del dinamismo económico del municipio, que (de los que tienen entre 5.000 y 10.000 habitantes) está entre los cuatro con menos paro de la provincia, detrás de Marinaleda, Peñaflor y Martín de la Jara".

¿De dónde sale tanto dinero? Casi todas las opiniones pulsadas para este reportaje señalan a los ahorros de estos años atrás y a la ausencia de gastos importantes desde que llegó la pandemia. El dinero de la romería, lo que no se ha gastado en la feria, la Semana Santa... Es la explicación de Juan Martínez y de Fernando del polvero Perico. Y de Manuel León, del fontanero Carlos García y del comercial de muebles Joaquín Muñoz. La duda la pone sobre la mesa José el Cillero: con lo que cuesta una feria, una romería y una Semana Santa no se hace una piscina, dice. "Yo no sé cuál es la causa de esto ni de dónde sale el dinero, pero da susto el trabajo que hay en Fuentes". El precio de una piscina oscila entre 13.000 y 15.000 las de poliéster y los 18.000 las de obra. "No creo que nadie en Fuentes se gaste eso entre todas las fiestas", sentencia.

El síndrome del refugio se ha extendido como la pólvora y no afecta sólo a las obras. La venta de televisores de gran tamaño se ha disparado. Las empresas de muebles no tienen capacidad para fabricar y distribuir sofás para atender toda la demanda. Ni los fabricantes de colchones, ni los de pintura. Joaquín Muñoz es comercial de una empresa de muebles y dice que "después del confinamiento había colas para entrar en las tiendas, se agotaron los colchones y los sofás". Lo que se vendió el trimestre posterior al confinamiento salvó las cuentas de todo el año. A efectos de ventas, califica este año como "normal", como si no hubiera habido pandemia. Chari Martín añade que "daba susto la pintura que vendimos el año pasado".

El nuevo boom de la construcción coincide con una fuerte subida de los materiales, lo que tampoco echa para atrás a los fontaniegos. El hierro se ha encarecido por encima del 40 por ciento, lo mismo que la chapa sandwich, el PVC o las resinas para fabricar pintura. Nadie compromete un precio en un presupuesto de obra a tres meses vista. Lo que no sube son los salarios. En eso, la situación actual no se parece a la burbuja del ladrillo anterior.

Fuentes parece inmune a la crisis económica, fruto de la pandemia, que tiene paralizado al mundo. Fernando Martín, del polvero San Cristóbal, tiene la teoría de que las crisis económicas llegan siempre a Fuentes varios años más tarde que a la capital. Cuando se paraliza Sevilla, Fuentes se reactiva, dice. Y viceversa. La razón es que la gente que va a trabajar fuera, al quedarse en paro, invierte sus ahorros y su tiempo en mejorar su casa de Fuentes. ¿Y si la crisis que tiene paralizado a todo el mundo asoma por Fuentes? Si eso llegara a ocurrir, ya se verá. Unos confían en la seguridad del campo, que mal que bien todos los años da sus frutos. Fuentes vive principalmente de la agricultura y el que no tiene campo salta de la vendimia a la fresa, de los melocotones a las aceitunas, del empleo comunitario al chapú. Otro confían en el salvavidas de Europa y en esos cuantiosos fondos pasa salir de la crisis provocada por la pandemia. El disfrute personal cotiza al alza. Si me tengo que morir, que sea disfrutando, parece ser la consigna.