De la mayoría de los habitantes de Fuentes es conocido el nombre del marqués del Nervión, fontaniego que vivió en el S.XIX. Francisco Armero y Fernández de Peñaranda fue un marino de prestigio y político liberal. El ayuntamiento tomó una importante decisión sobre este paisano en el cabildo del día 2 de mayo de 1900, presidido por Francisco Javier de Escalera y Fernández de Peñaranda, en el  punto 7º del orden del día los concejales  Antonio Conde Hidalgo, Juan Rodríguez Escobar, Diego Hernández Carmona,  Francisco Ramos Baeza, José Muñoz Fernández y Cristóbal González Conde, presentaron un escrito que textualmente dice:

“Al ayuntamiento: Decoro de los pueblos es honrar la memoria de aquellos hijos que se distinguieron en el servicio a la patria y alcanzaron notoriedad en la historia. La ingratitud es signo evidente de decadencia y pequeñez y por esto los concejales que suscriben creen que están en el caso de reparar un olvido de luengos años y de pedir a la corporación que, siendo el próximo día 3 de mayo el aniversario del nacimiento del ilustre hijo de esta villa Francisco José de la Cruz Armero y Fernández de Peñaranda Almazán y Sevilla que llegó a ser en octubre de 1857 presidente del consejo de ministros y fue 5 veces ministro de Marina; que fue general distinguidísimo; derramó su sangre en defensa de la libertad y del trono; que combatió de forma denodada contra el carlismo y contra los enemigos de la nación; que realizó actos de valor temerario y que colmó de protección a este pueblo, le dedique este humilde ayuntamiento un recuerdo y honre sus actos con tan ilustre nombre, como signo de gratitud a los beneficios recibidos y como honor del pueblo.

Las generaciones presentes tienen aún vivo el recuerdo del conciudadano tan meritísimo y para que las futuras no lo olviden, creen del caso pedir que se dé el nombre a la calle Mayor de Marqués del Nervión, título nobiliario con el que aquella tan amada como augusta reina Isabel II premió los grandes servicios del valeroso general, en recuerdo de sus actos de heroísmo en la famosa ría vizcaína, recompensa merecida; premio adquirido con sangre suya y de los suyos; nobleza de pergaminos que hace durable a través de los tiempos y las generaciones aquella otra nobleza del alma, aquella otra nobleza del corazón, aquella nobleza nativa que adornaba al ilustre hijo de esta villa.

Hónrese a esa calle con tan grato nombre, hónrese al pueblo con tan glorioso recuerdo, sea ejemplo a los de hoy y a los del futuro y véase que en nuestra patria el honor, el talento y el valor son caminos que conducen a los más altos puestos en la gobernación del estado; llámese Marqués del Nervión la calle que presenció los infantiles juegos del niño Armero, lleve esa calle el nombre de quien en provechosos mares, en lejanos climas, en abruptas sierras, en rudos combates, pasó su adolescencia desde apenas tuvo estatura para ceñir la espada; lleve el nombre del preclaro estadista, que restauró la Armada, dando a los hombres de hoy el ejemplo no aprovechado por desventura de que en la importancia de las fuerzas marinas estaba el nervio de nuestro poder colonial; tenga la calle Mayor el título que alcanzó el ilustre varón, la calle Mayor en la que radicaba la finca donde nació; la hoy número 10 y colóquese en ellas unas lápida conmemorativa de la fecha del nacimiento del general y de sus más notables hechos.

Fuentes de Andalucía a 30 de abril de 1900”.

Leído que fue este escrito, el Alcalde manifestó que, tratándose de uno de sus parientes inmediatos parecerían interesados cuantos elogios tributara a la memoria del Marqués del Nervión, que por ello no hacía su panegírico y que consideraba oportuna la presentación del escrito y delicado el recuerdo, dando las gracias a los compañeros de la corporación que habían tenido la idea que precede en honor de la villa y por ello la aceptaba y apoyaba aunque su voto no era necesario, pues la aceptación venía prejuzgada por la firma de la totalidad de los concejales que asistían a esta sesión.

El señor Conde manifestó que el escrito era una ofrenda espontánea y voluntaria de todos los concejales y expresión unánime de la totalidad de los vecinos e hijos de Fuentes de Andalucía pues el general Armero pasó en esta villa su niñez y estaba enlazado con muchas de las familias que hoy la habitan. Usaron de la palabra varios señores concejales y fue aprobado el expuesto por unanimidad.

A partir de esta fecha la calle Mayor pasó a denominarse Marqués del Nervión hasta que, en junio de 1931, la corporación republicana le cambió el nombre por la del General Armero, debido a que los republicanos anularon todos los títulos nobiliarios. De esta fecha en adelante, salvo un corto periodo de tiempo del gobierno del Frente Popular en 1936, que le puso el nombre de Manuel de Azaña, a la calle Mayor se la conoce como Calle del General Armero.

Con esta decisión el nombre del Marqués de Nervión, un fontaniego de pro, pasó a ser únicamente reconocido por el ayuntamiento de Sevilla capital, en donde se le puso su nombre a un barrio y a una calle, aunque la mayoría de los sevillanos no saben quien fue ni que su procedencia era Fuentes de Andalucía.  En el año 1900 el ayuntamiento de Sevilla pretendió hacer una ciudad jardín, del estilo a las que se construían por aquel entonces en Inglaterra. Para ello se pensó en unos terrenos, propiedad del Marquesado del Nervión, en los que Francisco Armero y Díaz, II Marqués del Nervión había donado unos terrenos para la construcción del matadero y del centro penitenciario provincial Sevilla I, por lo que a estos terrenos urbanizables se le denominó desde esos años barrio de  Nervión y una de sus calles fue rotulada con el nombre de Marqués de Nervión en el 1928, previamente a los fastos de la Exposición Iberoamericana del 1929.

NOTA: La carta la he dejado en su original transcripción para que se vea la forma tan especial de ensalzar a un paisano usando frases patrióticas, muy en línea con el lenguaje del siglo decimonónico.