La fontaniega Manuela Ruiz lleva en Brasil desde que tenía 19 años, cuando se fue con sus padres. Lleva 59 años, tanto tiempo que le cuesta un poco hablar correctamente castellano, aunque se le entiende perfectamente. Es de la gente de la Mare por parte de madre y Roete por parte de padre. Roete vivía en paseíto del ayuntamiento, donde ahora está la policía local. Vivía en la Carrera esquina con la calle la Matea. Fiel devota de la virgen de la Aurora, de la cual conserva una foto que le dio a su madre. Actualmente está en Sao Paulo, capital en Brasil.

Pregunta.- ¿Por qué Brasil, Manuela?

Respuesta.- Aquí vivía un hermano de mi madre, Rafael. En 1963 Fuentes estaba muy mal, vamos España entera estaba muy mal. Mi padre era agricultor y las tierras unos años daban mucho y otros nada. La cosecha de aquel año fue muy mala, tanto de trigo como de maíz o aceitunas. Fue un año terrible y mi tío, que llevaba varios años en Brasil, llamó a mi madre y nos vinimos. Llegamos mi madre, mi padre, un hermano y yo. Dos hermanos míos ya llevaban un año en Brasil. Cuando llegamos éramos inmigrante pero con la gran suerte de que mi tío, hermano de mi madre, nos tenía preparado un piso completamente amueblado con todo lo que incluso en Fuentes no teníamos.

P.- ¿Dónde vivíais en Fuentes?

R.- Nuestra casa estaba en la Carrera, esquina con la calle la Matea. Para mí la Carrera sigue siendo la mejor calle de Fuentes. En aquellos entonces los Hermógenes eran de los pocos que tenían frigorífico, entre los ricos del pueblo. Hoy cualquiera tiene de todo, pero nosotros no teníamos de nada. Ni fogón, ni cocina y gracias a la Virgen de la Aurora, que la teníamos enfrente, nunca nos hizo falta comida. No teníamos mucho lujo pero sí ropa para salir y ropa para estar en casa.

P.-  ¿Cómo os fue en Brasil?

R.- Yo no me arrepiento de haberme venido, aunque siempre voy a ser española. De hecho, conservo mi carnet español. Aquí encontré al amor de mi vida un marido estupendo con el que tengo 2 hijas y 4 nietos. Me acuerdo mucho de Fuentes aunque ya hace años que no voy, Allí sólo tengo sobrinas, aunque hablo con ella casi todos los días.Yo me casé en febrero de 1972 y en abril de aquel año mis padres se volvieron porque mi padre decía que quería morir en España.

P.- ¿Desde cuándo no  vienes a Fuentes?

R.- Curiosamente, fui en 1980. Mi madre se encontraba muy mal y llegue al hospital y estuve hablando con ella que estaba muy mal la vi por la tarde y a la mañana siguiente murió llegué con el tiempo justo para despedirme. Luego, en 1982, estuve en Fuentes porque yo quería que mi marido y mis dos hijas conocieran el pueblo donde nací y me crié, la iglesia que hice mi primera comunión, la escuela en la que estudié. Conocieron Fuentes e incluso se vistieron de gitana porque era la feria y fueron 40 días maravillosos. Ahora son mis nietos los que quieren conocer Fuentes, pero yo ya con 78 años veo muy difícil viajar.

P.- ¿Y el trabajo?

R.- Yo hice un curso de peluquería, pero nunca llegue a trabajar. Mis hermanos, si en una fábrica de bolsos y carteras solo trabajé de pendiente y muy poco tiempo luego me casé y mi trabajo fue mi casa y mis hijos.

P.- ¿Cómo se vive en Brasil?

R.- Aquí se vive igual que en España. Lo que pasa es que en televisión divulgan las cosas que peor ahí aquí. Cuando llegamos mis amigas creían que los indios andaban por Sao Paulo y que vivíamos en un desierto. Esto es una capital como cualquiera de las que hay en España. No todo es carnaval. Aquí se trabaja mucho para tener algo. Estoy enamorada de este país.

P.- ¿Cómo vistes Fuentes cuando viniste?

R.- Regrese a los diez años y lo encontré todo diferente. Las mujeres fumaban, iban a los bares... O sea, me quede con las piernas colgando como se dice en Fuentes. La verdad es que no lo esperaba tan avanzado porque cuando me vine a Brasil no había tanta libertad. Yo no estaba acostumbrada a eso, estaba más chapada a la antigua.

P.- ¿Te gustaría volver?

R..- No me gustaría morir sin volver a Fuentes, aunque ahora es cuando realmente estoy conociendo Brasil, ya que mi marido y yo estamos jubilados y también me quiero dedicar a conocer Brasil.

P.- ¿Qué recuerdas de Fuentes?

R.- Me acuerdo de mis amigas, que espero que estén todas vivas, algunas de ellas también emigraron a Barcelona, Madrid… Recuerdo la casa donde nací. Actualmente la están reformando. Me sigo sintiendo fontaniega y andaluza. Sigo haciendo gazpacho, cocido, arroz con pollo y todas las comidas de mi pueblo, aunque también hago comidas de aquí y sobre todo, me acuerdo de mi Virgen de la Aurora, a que rezo mucho y me concede todo lo que le pido. La tengo en la cabecera de mi cama y le rezo todas las noches

P.- ¿Cómo despedimos la entrevista?

R.- Yo no tengo palabras para mi pueblo, para mis amigos que todavía tengo algunos. Eso sí, no me arrepiento de haberme venido a Brasil porque aquí me acogieron como el Cristo que esta en Río, con los brazos abiertos. Por supuesto que no me olvido del pueblo donde me crie. Aquí encontré a mi marido y tengo mis dos hijas y cuatro nietos, solo agradecer a Dios y a los brasileños lo bien que nos acogieron. Aquí vivimos muy bien aunque hemos trabajado mucho. Por supuesto, no me gustaría morir sin volver a Fuentes.