Francisco Franco Bahamonde, jefe del estado español, generalísimo de los ejércitos españoles, es hijo adoptivo de Fuentes. Asimismo el brigada Martín Conde, comandante del puesto de la Guardia Civil de nuestro pueblo, también es hijo adoptivo predilecto de la villa. Franco fue fontaniego desde 1936 y sigue siéndolo hasta que se le retire ese título honorífico. La historia es la siguiente.

La población fontaniega en la tarde de1 18 de julio de 1936 se encontraba celebrando la velá del Carmen, como era costumbre y tradición. Era una pequeña fiesta dedicada casi exclusivamente a los niños. Hacia las 8 o 9 de la tarde empiezan a correr rumores de que se ha producido el levantamiento de parte del ejército, no sólo el destinado en el norte de África y Canarias, sino también en otros puntos de la Península. La gente comienza a abandonar el lugar para ir a refugiarse en sus casas, temerosas de los acontecimientos que pudieran ocurrir.

Al día siguiente, 19 de julio, el alcalde al frente de sus concejales del ayuntamiento, miembros del Frente Popular, junto a algunas personas más, aproximadamente unas cien, se reúnen en la casa consistorial para constituirse en asamblea permanente y defender en la medida de lo posible la legalidad vigente según las leyes dictadas por la República. Sin embargo, miembros de la Guardia Civil venidos desde La Luisiana, Cañada Rosal y Lantejuela, al mando del brigada Martín Conde y el cabo Moyano, se presentan de improviso ante las puertas del ayuntamiento y el alcalde “voluntariamente” les entrega el mismo, obligado por las armas. Casi todos los concejales son detenidos inmediatamente, aunque algunos consiguen huir por los tejados, como es el caso de Manuel Valladares Barcia o por la puerta, confundido entre la gente, José Gallego Caro.

Tras la liberación de la gente de derechas detenida anteriormente, que no sufrió daño alguno, fueron detenidos el alcalde y los concejales, junto a otras muchas personas en los días siguientes y conducidos a las escuelas públicas, el actual edificio del hogar del pensionista, porque en la cárcel local no cabía tanta gente.

Esa misma tarde, siendo las 20 horas del día 19, “el brigada de la Guardia Civil, comandante de puesto, Francisco Martín Conde, en uso de las amplias facultades que el alto mando militar de la 2ª división, general jefe excmº. Gonzalo Quipo de Llano, me tiene conferidas, les he citado a los reunidos, como personas de esta población poseídas del más alto amor patriótico y profundamente afectos al salvador movimiento militar…”, nombra la nueva gestora del ayuntamiento, que produjo en su actuación momentos tan triste en la vida del pueblo por la gran cantidad de personas ajusticiadas. Por la prontitud del nombramiento de la nueva gestora hay que suponer que ésta estaba consensuada con anterioridad.

A partir de ahora comienza la dura persecución contra los jornaleros y obreros que, en muchos casos, son condenados sin juicio previo por el sólo hecho de tener una ideología diferente, pertenecer simplemente a la casa del pueblo o haber cobrado la llamada “tarifa”, que era una especie de convenio colectivo del campo.

El día 19 de julio, una vez que las fuerzas fascistas controlan el pueblo, detienen a todos los sospechosos y los ponen en la plaza delante del ayuntamiento. Habría más de 60 hombres, todos en píe y con las cabezas al descubierto a pesar del enorme calor que ese día hizo. Allí estuvieron hasta que fueron interrogados uno a uno. Pocos de los que se encontraban entre los detenidos se libraron de la cárcel y otros muchos fueron pasados por las armas. En cada esquina de la plaza se situaron unos falangistas de guardia con un fusil.

La represión más dura se sitúa entre los días 24 de Julio y 26 de septiembre, destacando los primeros días por ser en los que ajusticiaron a los dirigentes políticos, el 5 de agosto por su elevado número, 14 personas y los días 17 y 27 del mismo mes por serlo unas jóvenes del pueblo. En su mayor parte de ella fue dirigida y controlada por la Guardia Civil y la recién creada Guardia Cívica, que se encargaba de detener en primer lugar a los más destacados líderes de las fuerzas de izquierda local y en segundo lugar a aquellas personas que eran denunciadas por vecinos, por envidias, por rencor o por haber exigido a los patronos el pago de la denominada “tarifa”.

La lista de ajusticiados en los días posteriores a la sublevación militar no reparó en edad, sexo o ideología. Nos encontramos con jóvenes que fueron acusadas de haber participado en la fiesta del “Jueves Lardero”, acusadas de haber bordado la bandera republicana, como años antes había sido acusada la granadina Mariana Pineda, personas adultas jornaleras por su ideología izquierdista y masónica o mujeres de edad madura por defender a sus hijos o nietos. Todos lo fueron, eso si, de una forma injusta y privados de todo tipo de defensa y garantías procesales. Sólo el hecho de no estar en sintonía con la sublevación, no pertenecer a la clase burguesa o ser simplemente jornalero era condición suficiente para ser candidato a la persecución y represión.

A los pocos días de este hecho, el brigada Martín Conde se pone al frente de un grupo de guardias civiles y se une al ejército que desde Sevilla sube por el Guadalquivir ocupando sus pueblos para tener despejadas las vías del tren entre Sevilla y Córdoba y así poderlo usar. Por ello deja al mando del puesto de Fuentes al cabo Moyano, tan conocido por nuestras gentes ya que formó parte del “tribunal” que se reunía todas las noches en la sede de Falange para designar a quién se ajusticiaba al día siguiente.

Fueron condenados y ajusticiados por este “tribunal”, compuesto por el alcalde, su hijo el jefe de Falange y el Cabo Moyano, 116 vecinos y familiares nuestros. El brigada Martín Conde, entre tanto, intervino en la toma y rendición de La Campana, Lora del Río y el día 10 de agosto se produjo su muerte, según algunas fuentes orales bajo fuego amigo, en el asedio y asalto a Peñaflor.

Ese mismo día se celebra una sesión extraordinaria y urgente de la comisión gestora de Fuentes para tratar del entierro de dicho finado. Además de las alabanzas a su persona y a sus actos en pro de la defensa de la sublevación del ejército contra la República, declarándolo liberador del pueblo frente a la barbarie marxista, se acuerda ponerle el nombre a una calle y declararlo hijo adoptivo predilecto de Fuentes.

Otro acuerdo significativo de esta gestora fue el que se tomó el 30 de noviembre de 1936. El acta de la sesión transcrita textualmente dice: “En la villa de Fuentes de Andalucía, a las 21 horas del día 30 de noviembre de 1936, se reunieron previa especial convocatoria los señores que forman la totalidad de la comisión gestora municipal acordando por unanimidad nombrar hijo adoptivo de esta villa al jefe del estado, Excelentísimo Señor General D. Francisco Franco Bahamonde como gratitud de la villa de Fuentes de Andalucía hacia tan eximio patriota y que se comunique este acuerdo a S.E. sin perjuicio de hacerle entrega en su día del título de hijo adoptivo en artístico pergamino y con la mayor solemnidad posible”.

Estas dos personas, desde las fechas señaladas, tenían rotulada una calle con su nombre. El nombre del primero, brigada Martín Conde, rotulaba la calle que tradicionalmente el pueblo conocía y conoce como la calle de Las Flores. Al segundo se le rotuló la actual calle de la Huerta. A pesar de los intentos de los ayuntamientos de la dictadura de continuar con los nombres puestos el pueblo seguía llamando a las calles Flores y Huerta.

Con la muerte del dictador Franco y la llegada de la monarquía, en los primeros años de la llamada transición democrática el ayuntamiento tomó la decisión de quitar el nombre a todas las calles que tuviesen denominaciones vinculadas a la dictadura, adelantándose a las leyes de la Memoria Histórica y Democrática. Sin embrago, el título como hijo adoptivo de ambos personajes sigue vigente puesto que no ha habido acuerdo municipal de ningún tipo para anular los nombramientos como tales que hizo la comisión gestora municipal en el año 1936.

La Comisión de la Memoria Histórica Fontaniega, en la reunión que tuvo el día 15 de marzo para aprobar las actividades de la semana de la Memoria Histórica, del 13 al 18 de junio, al ser informada del contenido de las actas del 1936 que se estaban revisando para confeccionar una de las actividades de dicha semana, acordó elevar al ayuntamiento pleno la petición de que adopte el acuerdo de anular dicho nombramiento como hijos adoptivos de ambas personas. Y a ser posible que el pleno se celebre en la semana del 13 al 18 de junio, coincidente con el día de la Memoria Histórica de Andalucía.

Hasta tanto, nos guste más o nos guste menos, siguen siendo hijos adoptivos de Fuentes.