En el período comprendido entre 1959 y 1961 los movimientos sociales fontaniegos estarán en estado latente debido a la estabilidad social y económica local. Sin embargo, no se puede obviar la existencia de bajos salarios y de inquietudes laborales, determinadas por los cambios estructurales que se están produciendo en todo el campo español.  En Fuentes, después de la muerte de Manolo Robustiano el 1 de abril de 1961, la organización obrera quedó casi paralizada porque los hombres que estuvieron con él redujeron su actividad a tan sólo tener contacto entre ellos y poco más.

El PCE, que en los años 1961 a 1963 asienta su organización y dirige su actividad preferentemente al impulso del movimiento obrero a través de las luchas de clase, en los lugares de trabajo, participando activamente en el nacimiento de las CCOO, va a sufrir un duro revés al ser detenido, procesado y ejecutado Julián Grimau, el camarada "Emilio Fernández Gil". Del mundo entero llegaron a Madrid peticiones de clemencia en favor del dirigente comunista que tuvo un dudoso juicio legal. Dionisio Ridruejo escribiría en el diario francés Le Monde "el fusilamiento de Grimau, condenado por un Tribunal Militar, sólo es imaginable aplicarlo a un civil en un estado de guerra". Pero esta situación se hace aún más difícil con la detenciones de Ormazábal, secretario general del PC de Euskadi y de José Sandoval, miembro del Comité Central, condenado a 28 años de cárcel.

Esta difícil situación se refleja en el comité local del PCE de Fuentes de Andalucía, en cuyos miembros se trasluce la indignación por la ejecución de Grimau y por la impotencia frente a un poder que extiende sus tentáculos a todas partes. El hecho en sí permite, sin embargo, que los militantes locales tomen una postura de acción: comienzan las pintadas y el reparto de octavillas para pedir la libertad de Grimau y la de los otros dirigentes, así como para exponer las reivindicaciones propias de la clase trabajadora local. Se pide el alumbrado del barrio La Rana, sus aceras, aseo en los pilares, es decir, cuantas mejoras se necesitan para obtener unas más saludables condiciones de vida para la clase menos pudiente. (El barrio de la Rana era en su origen un barrio de obreros del campo).

A partir de la política de reconciliación nacional y del fusilamiento de Julián Grimau el 20 de abril de 1963, el PCE local va a ir adquiriendo un peso importante en la sociedad. A finales de ese año, Juan León Flores “Celestino”, fontaniego de nacimiento, que ya era miembro del PCE en Sevilla, toma contacto con Fernando González, “Robustiano” y ambos mantienen varias reuniones, llegando el primero a convencer al segundo de la necesidad de reorganizar el partido que estaba desconectado de la dirección de Sevilla. Es necesario que en Fuentes exista un partido organizado.

De esta necesidad surge la idea de mantener una entrevista entre Manolo y Antonio García Cano, que se produce en el campo de futbol, cerca de la “Cruz Juan Caro”, un domingo que se disputaba un partido de futbol, mezclándose entre los espectadores para evitar toda sospecha. En este encuentro acuerdan, entre otras cosas, reorganizar el partido en Fuentes. Antonio León Flores, “el Cateto”, como cariñosamente se le conocía en Sevilla, hermano de Juan, fue de gran ayuda en la organización del partido local. Trabajaba en Sevilla en el taxi y venía con frecuencia al pueblo ya que estaba casado con Juana, hija de Antonio “el Tío de los Hierros”.

En esas visitas traía información de cuantos acontecimientos se daban en el taxi, que era un sector muy activo, y de cuantas acciones se daban en la capital de las diferentes empresas en lucha, como el metal, la construcción, química y otras. Todo eso daba ánimos a los militantes locales y servía de ejemplo para poder explicarlo a los demás compañeros. Su lenguaje era muy directo, sin taparse de nadie y eso servía de alimento político a los militantes locales y más cuando procedían las palabras de personas que estaban cercanas a los órganos provinciales.

Entrado el año 1964, Fernando convoca una reunión a la que asisten además del “Navarrito”, Manuel “el Bomba”, José Morón y del partido en Sevilla acuden Juan León y Antonio García Cano, miembro del Comité Provincial. En ella se plantea la política activa del partido: crear y consolidar el movimiento obrero e ir fortaleciendo poco a poco el PC local.

Unos meses más tarde tiene lugar otra reunión más amplia a la que asisten, además de los anteriores, Sebastián Martín “el Catalino”, Francisco “el Penco”, Francisco “el Monumento”, los hermanos Bernardino y “Michiclorio”. Durante el año 1964 siguieron teniendo continuas reuniones a fin de mantener vivo el espíritu de lucha.  En una de ellas, Fernando plantea a Antonio Cano la idea de tener un contacto con algunos jóvenes del pueblo ya que era necesario ir creando las juventudes comunistas en Fuentes, y como él trabajaba en la cuadrilla de Antonio Gutiérrez y conocía a todos los que la formaban y el buen ambiente que en ella se respiraba, estaba convencido de que se podía ir haciendo “cosillas” con ellos.

En estas clandestinas reuniones se le encarga de la organización de los jóvenes a Fernando González, mientras que en Sebastián Martín “El Catalino” recae la organización y coordinación del grupo de mayores. Así surge la necesidad de una nueva coordinación con Sevilla y desde los órganos directivos mandan a Antonio García Cano y Florindo, que serán los dos miembros de la dirección con los que mantienen mayor y más continuo contacto, sobre todo con el último.

Al PCE local van a ir incorporándose jóvenes militantes que aportarán nueva sabia y nuevas formas de dialéctica. Se van a iniciar las primeras reivindicaciones laborales en el campo fontaniego:  
* Se luchará para que la jornada laboral sea de 8 horas y no se trabajen 20 o 30 minutos más.      
* Se reivindicará el paro de 10 minutos de descanso en la jornada. Era el llamado descanso "del cigarro".
* Se va a reivindicar que los domingos y festivos sean días de descanso para todos, incluidos los jornaleros del campo.      
* Por último, se va a luchar por lo que podríamos denominar libertad religiosa de los obreros, es decir, se intentará evitar que los "amos" obliguen a sus asalariados a ir a misa los domingos, si estos no lo desean.

A pesar de que el movimiento obrero realiza algunas acciones concretas, estos años constituyen un período de desorganización y de gestación de nuevas estrategias que configurarán nuevos sistemas y nuevas formas de lucha, generalmente más unificadas y con métodos más sistemáticos en las acciones a emprender.

Unas de las células de la incipiente organización del PCE local la van a constituir las cuadrillas de jornaleros, muchas de ellas compuestas por jóvenes, pues en ellas es más fácil captar seguidores de la causa para la lucha por las libertades, debido principalmente al carácter indómito de la juventud. Tal es el caso de la cuadrilla de Antonio Gutiérrez, amante de la cultura, que va a instruir a los suyos, dándoles a conocer datos sobre la República, el Frente Popular, la vida de los campos de concentración, etc. Estos datos e informaciones van a ser la base de la dialéctica que se entablará alrededor de la comida y que servirá para levantar inquietudes entre los jóvenes jornaleros, que constituirán la célula embrionaria del PCE local de la nueva etapa del que antes hablábamos.