Lucha de clases en las aulas. A cara de perro. La Estación contra la Puerta del Monte, la Puerta del Monte contra la Estación. En el fútbol, en el baloncesto, en las Matemáticas y en la Lengua. En esa batalla entre los niños y las niñas de la Carrera, calle Lora, Flores, Mayor… contra los niños y las niñas de la calle el Bolo, las Ratas, los Corrales, el barrio la Rana… ganaban las clases más pudientes. Sus alumnos salían siempre mejor preparados que los de la Estación.

Los alumnos de los colegios de la Puerta del Monte y la Estación disponían de equipamientos y profesores similares, pero en sus casas, los primeros contaban con condiciones familiares más propicias para el aprovechamiento escolar. En cambio, muchas familias jornaleras cargaban con sus hijos cuando iban a las temporadas de la aceituna, la vendimia o los hoteles de la costa, lo que suponía conllevaba la pérdida de clases escolares.

El proletariado escolar estaba principalmente en la Estación, aunque hubiese alguna que otra familia humilde con sus hijos en la Puerta del Monte. La causa principal de la diferencia de rendimiento estaba, en general, en el bolsillo de las familias. Más que por barrios, las clases sociales en el Fuentes de aquella época se estructuraban por calles y hasta por “medias calles”. Así, la mitad de la calle el Bolo que lindaba con la calle de la Huerta disfrutaba de mejores condiciones que la mitad que limitaba con la calle las Ratas. De media calle Nueva para abajo vivían familias más humildes que de media calle para arriba.

Don Jesús Cerro con su alumno de Ciencias Sociales

La excepción eran las calles Carrera, Lora, mayor y Flores, pobladas por clases pudientes. Todo eso tenía un reflejo palpable, primero en las aulas y en los recreos y más tarde en los noviazgos. ¿Dónde se ha visto que una mocita de la Carrera fuese a casarse con el hijo de un jornalero? En Fuentes, en raras ocasiones y cuando eso ocurría se convertía en la comidilla de todo el pueblo. El barrio la Rana era el ámbito más popular de Fuentes y sus niños estudiaban en la Estación.

En el ámbito educativo, esa realidad se traducía en que los alumnos de la Estación flaqueaban en Matemáticas y en Lengua Española. Por eso, algunos alumnos de la Puerta del Monte podían elegir para sus estudios de secundaria un internado en Huelva, el Alto Conquero, de los más duros y exigentes de Andalucía. Allí, la profesora Teresa Carracedo hacía sudar tinta a los alumnos. Había que traducir La Guerra de las Galias sin diccionario. Los de la Puerta del Monte lo hacían sin problemas. En Matemáticas, la asignatura de moda, pasaba lo mismo. Había que aprender la teoría Matemática de memoria y luego resolver un montón de ejercicios. Cosa bárbara.

En el deporte, la rivalidad era brutal. El embarrado campo de fútbol de la estación, igual que una laguna, recibía al equipo de la Puerta del Monte. Más que un partido de fútbol, aquello parecía una batalla de cochinos en una ciénaga. Ganaba la lucha, la fuerza, la garra y el pundonor, más que la técnica en el manejo del balón. El barro lo inundaba todo en la Estación, mientras que, por más que lloviera, parecía que la Puerta del Monte ni se mojaba. La rivalidad era más grande y más sentida que la de un derbi Sevilla-Betis. La bandera del colegio en el corazón, a eso nos enseñaban los profesores, que ellos también se mataban.

Incluso hubo profesores que salieron a hostias, como ocurrió con don Pastor y don Porfirio en la escuela de la Estación por asunto de rivalidades. Las niñas jugaban entre ellas y su deporte, desde principios de los años 80, fueron la gimnasia y el voleibol. De mi generación, de la escuela de la Estación salieron dos buenos estudiantes, Manoli Barcia y Juan José Medrano laguna. En cambio, de la Puerta del Monte salieron Ramón Urbaneja, Miguel Urbaneja, Carreño, Diego Ruano, Almirón, Antonio Gómez, José Antonio, Roque, Miguel Atienza, Enrique Atienza, María Dolores Atienza, Mercedes Álvarez, Ester Villalobos, Eva Villalobos, Conchi "la Herrera".
En el profesorado, don Juan Ruiz era muy buen lingüista, don Ramón muy buen Matemático, don Pedro muy bueno en Ciencias Naturales, Matemáticas y Francés, don Jesús Cerro era muy bueno en Ciencias Sociales, don Francisco Flores y don Francisco Crespillo lo eran en Lengua. Muy bien consideradas estuvieron las señoritas Pepita, María Fernanda y Marina, aunque seguidas de cerca por las señoritas Setefilla, Aurora, Anita y Pilar.

El director don Juan Ruiz tuvo mucho que ver con la eficacia del colegio de la Puerta del Monte. Lo más importante que hizo don Juan fue la gestión del comedor escolar para los niños necesitados. La comida venía de la tienda de su cuñado, Diego Millán, que surtía al comedor escolar de sacos de garbanzos, lentejas, arroz, habichuelas y tomates. La cocinera era la señora Gómez, mujer de Manolo Perrojato, que estaba colocado en el ayuntamiento de barrendero. Todas las mañanas salía Manolo con su borrico blanco, carrillo azul, pala y escoba a limpiar las calles. Algunos guasones decían que el borrico sabía la ruta de los bares mejor que Perrojato.

Los hermanos Carretero, José y Luis, hijos del maestro Barreta (Antonio Carretero) eran siempre los primeros que llegaban al comedor escolar, situado en la plaza de abajo. José y Luis tenían la costumbre de balancearse en las rejas de entrada que había en este comedor escolar, junto al juzgado de paz. El olor del comedor era para chuparse los dedos: los lunes habichuelas, los martes tomates, los miércoles garbanzos, los jueves lentejas y los viernes arroz. Un menú para niños que llegaban al colegio bizcos de hambre.

De la Estación lo que salía eran futbolistas, como los hermanos Rosillo, Monago, Luis Iznar, Manuel Jiménez, Buendía, Lucas, Bobi, Alberto Flores, Vito, Bastianito…Y de baloncesto, Castillo y Reyes. Seguramente fue el barro de los campos de la Estación lo que hizo futbolistas guerreros. Todos los buenos futbolistas de Fuentes salieron de la escuela de la estación: Monago jugó en el Sevilla Atlético, Luis y Bobi en el Marchena, Antonio Flores en el Sevilla. En fútbol había más igualdad, pero en voleibol estaba mejor dotada la Puerta del Monte, que cuando pisaba la Estación, temblaban los cimientos. En baloncesto estaba mejor dotada la Estación, con dos grandes jugadores, Castillo y Reyes Gitano. Pepe Piojo, el repostero del centro cultural, Castillo y Reyes eran dos tíos más grandes que un jastial.

Lucha de clases en las aulas y por las aulas. El 28 de enero se celebraba la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de los estudiantes, con huelga casi asegurada para reivindicar derechos laborales. Una semana de huelga recibida por los estudiantes como agua de mayo. Tan puntuales y pertinaces fueron aquellas huelgas, que los alumnos llegamos a creer que iban a ser incluidas en el calendario escolar. Un chollo. Hubo varios procesados por alteración del orden público, entre ellos el alcalde Pepe Martín, el director don Juan Ruiz y algunos representantes de la asociación de padres, como Pepe Prats.

De los pinos llegaban ya los ecos del Jueves Lardero y del cruce los gritos del corte de carreteras en pro de las mejoras salariales o de la construcción de nuevos edificios para sustituir las viejas aulas. Tiempo de despertares y desperezos, ganas de ganar el futuro a base de más igualdad y menos rivalidad. Quién les iba a decir entonces que años más tarde la hermandad presidiría las relaciones entre los dos colegios de Fuentes.