Amanece en Fuentes. La sensación de soledad en estas mañanas de enero con la helada por testigo lo inunda todo. Pasan los minutos y el sol asoma por encima de los olivos de la Llana cubriendo de rojo el cielo cuando a lo lejos y entre el trigo mojado algo se mueve, es un zorro. Esta imagen recuerda a los documentales de La 2 y es que a veces las cosas pasan a escasos kilómetros de casa y no nos fijamos.

Olfatea aquí y allá dando vueltas a la misma zona hasta que se para. Sus oídos han captado el movimiento bajo la hierba, fija la mirada y de un salto se clava en el trigal mojado, poco después ya está desayunando un topillo. A lo largo de la mañana repetirá esta acción media docena de veces con suerte dispar mientras el sol hace brillar sus rayos en contraste con la niebla matutina.

El zorro (Vulpes vulpes) es un carnívoro de la familia de los cánidos (a la que también pertenecen perros y lobos). En nuestro pueblo está presente en todos los tipos de hábitat, esta capacidad de adaptación a los cambios en el ambiente y la agricultura ha hecho que cerca de las ciudades y pueblos, haya poblaciones estables.

Rastreador incansable, hace de esta actividad una forma eficiente de encontrar alimento y de control. Si tienes la suerte de verlos, detente un poco y les observas, verás como no hay arbusto ni piedra de un barbecho por la que no pase. Puede volver sobre sus pasos una y otra vez hasta que consiguen su objetivo. El zorro es un depredador facultativo, lo que significa que se aprovecha de la abundancia de alimento según la época, así en primavera y verano, con la explosión de vida en zonas como nuestra comarca, se aprovecha de micromamíferos (ratones, ratas, topillos...), insectos, huevos, pollos y en menor medida de las especies cinegéticas, aunque se crea lo contrario. En otoño e invierno los micromamíferos siguen siendo la base de la alimentación aprovechando también la abundancia de frutos silvestres, carroñas y basuras de los núcleos urbanos.

Su ciclo reproductivo comienza ahora en invierno con la entrada en celo de las hembras. Así, en los meses de enero y febrero los zorros lanzan sus lastimeros "chillidos" y se producen las cópulas, tras las cuales la pareja se mantendrá unida todo el ciclo reproductivo. Después de 52 días de gestación, nacerán en la zorrera las crías, cuyo número varía entre 1 y 8 (la media son 5) en función de la condición física de la hembra en el momento de la reproducción. La lactancia dura de 8 a 10 semanas, tras la cual los individuos poco a poco se independizarán.

Este ciclo es extenuante para los adultos, que han de proveer de alimento a las crías continuamente. Hace algunos unos años observé cómo una pareja de zorros aprendió a "mendigar" cerca del pueblo por las noches. El zorro es considerado por los cazadores como especie dañina para la fauna cinegética y causante del declive de conejos y perdices, valoraciones que no responden ni a criterios científicos ni a estudios realizados sobre poblaciones de depredadores, ni a su afección real sobre sus presas.

Al contrario, hay muchos estudios y publicaciones que demuestran el beneficio del zorro sobre las poblaciones de conejos y roedores. El zorro está considerado legalmente como una especie cinegética, por lo que dicha actividad ya ejerce sobre él un control, que se hace en los periodos de caza establecidos y dentro de unas determinadas modalidades de caza.

Aun no compartiendo que se persiga, creo que es suficiente con su caza, que abarca gran parte del año, tal y como se puede comprobar en las distintas órdenes de vedas anuales. No es necesaria la utilización de métodos de trampeo como los lazos y otras trampas que, aun estando algunas homologadas, sabemos que no son selectivas, puesto que se conocen casos de especies amenazadas afectadas por ellas, cuando no eran especies objetivo de las mismas, como lince, gato montés, tejón, etc. Métodos, que nos harán volver retroceder a los años en los que el zorro y otros carnívoros eran considerados alimañas, dándoles caza e, incluso, pagándose por ejemplar capturado mermando la riqueza natural que teníamos entonces. Tendremos trampas y tramperos repartidos por nuestros espacios naturales, dejando a su suerte y a la decisión del que las revise a cualquier ser vivo que tenga la mala fortuna de caer en ellas, seguramente con un final letal.

Sabemos que no todas las sociedades de cazadores opinan lo mismo y que se podrían acercar posturas escuchando a la otra parte y no obcecándonos en esa postura egoísta. Colaboremos en mejorar y atajar el resto de amenazas que hay sobre especies cinegéticas y dejemos a la naturaleza que haga su trabajo. Mejoremos hábitats, hagamos una agricultura menos agresiva y más respetuosa con el medio, creando conciencia, mejorando la biodiversidad, cuidando lo poquito que hay, invirtiendo en investigación y en educación ambiental por parte de los cotos y de las administraciones

Nosotros no somos nadie para romper esa cadena egoístamente. El campo tiene cabida para todas las especies, y para todos los gustos, basta de negociar para beneficio de algunos. ¿O es que los demás no merecemos ver estas maravillas de la naturaleza? Es un animal que no deja a nadie indiferente por su "inteligencia" y que inspiró muchos de los estudios de etología (ciencia que estudia el comportamiento animal). Y es que 14 años que puede llegar a vivir un zorro dan para mucho.