De pronto, este año los campos de Fuentes se han poblado de grandes pelotas blancas como si fuesen huevos de avestruces gigantes. Hay bolas de tantos colores como se quieran elegir, aunque predominan las blancas, rosa y verdes. La técnica era conocida en otros lugares del norte, aunque acaba de llegar a Fuentes de la mano de la empresa Servicios Agrícolas y Empacados Manuel Pérez. A la máquina que hace estas pelotas ya le han puesto nombre: "Mariclaas" la llaman cuando las hace de color rosa.

Los ganaderos prefieren estas pacas plastificadas de heno porque tiene más propiedades nutritivas que las comunes de paja seca. La razón es que el cultivo se cosecha verde y contiene no sólo la paja, sino toda la planta, incluidos el grano y las hierbas que cría el campo de forma natural. Son como píldoras de primavera compactada para alimentar a los animales todo el año. Alimentar a las vacas con raciones de estas pelotas aumentaría la producción de leche en un 20 por ciento, según algunos vaqueros consultados por este periódico.

La técnica consiste en cosechar en verde y dejar que las pelotas fermenten durante 21 días al sol antes de su consumo. Durante la fermentación, el interior de las pacas alcanza temperaturas tan altas que arderían si no fuese porque les falta el oxígeno necesario para la combustión. Una vez superado ese tiempo, el producto puede conservarse durante tres años siempre que no le entre oxígeno. Esto hace que el pienso se mantenga jugoso mientras no se elimine el plástico. Las pacas de heno seco tienen mayor tiempo de duración, siempre que no se mojen, pero aportan menos nutrientes a los animales y les demanda consumo de más agua. También el almacenamiento del heno plastificado tiene ventajas de almacenamiento porque puede permanecer al raso siempre que el envoltorio no se rompa.

Las ventajas eran conocidas por los vaqueros, pero hasta ahora ninguna empresa de servicios agrícolas de Fuentes se había animado a dar el paso de invertir en una empacadora de este tipo. Hasta que Manuel Pérez lo ha dado. "Me lo pedían los vaqueros, que querían el forraje triturado y fermentado, así que les dije que compraba la máquina si ellos me apoyaban comprometiéndose a comprar el producto". Y hubo acuerdo. El resultado es que en este primer año de funcionamiento la empresa de Manuel Pérez ha facturado 4.500 pelotas plastificadas de heno.

Este año ha sido de iniciación, en parte porque la máquina de fabricación alemana llegó tarde a Fuentes, a finales de marzo. El año que viene empezará a trabajar en febrero y terminará a finales de mayo, con lo que la empresa esperar cubrir el cien por cien de la producción. Con todo, las 4.500 pelotas hechas este año ya suponen el 60 por ciento del mercado. Seis de los siete vaqueros que hay en Fuentes se han sumado a este tipo de alimento. Paco López García, de los Bejarano, asegura a este periódico que ha registrado un aumento de producción de leche en torno al 20 por ciento. Por su parte, Juan Alberto Fernández "Gato", cree que las vacas comen mejor ahora, aunque todavía no puede hablar de mejora en la producción. No hay cambio en el coste de la alimentación de las vacas, establecido en unos 6 euros la ración.

Entre las ventajas del sistema está la mejora el rendimiento de las tierras debido a que la cosecha se hace antes de que grane el cereal y eso le resta esfuerzo a los campos. Deja mejor barbecho. Según Manuel Pérez, este sistema también es bueno para las tierras "de abandono" y en las tierras de barros para los años malos, puesto que puede ser mas rentable destinar la producción a pasto que a la venta del grano. Otra ventaja es en cultivos sin uso de líquidos puesto que las malas hierbas son trituradas junto con la avena o la berza. Todo es comida.

La compra de la rotoempacadora, que así se llama la máquina, ha permitido a Manuel Pérez extender sus servicios a localidades como Marchena y La Campana. Eso es así porque en toda la provincia de Sevilla sólo hay otras tres iguales: dos en Guillena y una en la Puebla de los Infantes. Manuel Pérez afirma que en Fuentes tiene clientes de 800 y 1.000 pelotas por cosecha. El punto débil de este sistema es el consumo y la contaminación de plásticos, aunque los vaqueros se han comprometido a trasladar los restos de las pacas al punto limpio. En el caso del plástico rosa, la empresa comercializadora tiene un acuerdo con el Instituto de Investigación en Biomedicina y Biotecnología de Cantabria para destinar una parte del beneficio a la prevención del cáncer.