La terrible represión que se abatió sobre Sevilla, protagonizada por las huestes de Queipo de Llano a raíz del golpe militar del 18 de Julio de 1936, se trasladó a muchos de los pueblos limítrofes o a otros en los que las fuerzas de orden público se pusieron al lado de los rebeldes, como ocurrió en Fuentes. Los militares leales a la República y los dirigentes de los partidos, sindicatos y otras organizaciones sociales fueron víctimas tempranas de la atroz represión, que se extendió contra miles de mujeres y hombres que se opusieron a la rebelión o que los cabecillas fascistas sospechaban que pudieran hacerlo por su ideología y su anterior adscripción política, sindical o masónica.

Así, en nuestro pueblo, desde los primeros días de la rebelión militar, se pusieron a las órdenes del brigada Martín Conde voluntarios falangistas y de tendencia ultraderechista para constituir la denominada Guardia Cívica. Al mismo tiempo, se formó una nueva comisión gestora municipal con elementos de las clases burguesas locales: Luis Conde Herce (Presidente), Antonio Orta Núñez, Basilio Conde Sarmiento, Francisco Bejarano Fernández y Fernando Lozano de la Hera. Comienza la dura persecución contra los jornaleros y obreros, que en muchos casos fueron condenados, sin juicio previo, por el sólo hecho de tener una ideología diferente, pertenecer simplemente a la Casa del Pueblo o haber cobrado la llamada “tarifa”, que era una especie de convenio colectivo del campo.

El día 19 de julio, una vez que las fuerzas fascistas controlan el pueblo, detuvieron a todos los sospechosos y los condujeron a la plaza delante del ayuntamiento. Había más de 60 hombres, todos en pie y con las cabezas al descubierto a pesar del enorme calor que ese día hizo. Allí estuvieron hasta que fueron interrogados uno a uno. Pocos de los que se encontraban entre los detenidos se libraron de la cárcel y otros muchos fueron pasados por las armas. En cada esquina de la plaza se situaron unos falangistas de guardia con un fusil.

La represión más dura tuvo lugar entre los días 24 de julio y 26 de septiembre y los asesinados en los días posteriores al golpe militar no distinguió en edad, sexo o ideología. Todos lo fueron, eso sí, de una forma injusta y privados de todo tipo de defensa y garantías procesales. La personas que mandaron al paredón lo fueron para poder matar con ellas sus ideas, otras por ser simplemente obreros y pertenecer a la Casa del Pueblo y en otros casos por ser la madre, la hermana, la mujer o la novia de… Otros muchos no aparecerán en la relación porque presionaron a sus familias para que firmaran que supuestamente su ser querido había muerto de causa natural.

Las primeras ejecuciones tuvieron lugar entre el 24 y 25 de Julio. Aquella noche fueron ajusticiados el alcalde, José Ruiz Martín; el primer teniente de alcalde, Paco Ávila Fernández; el concejal y dirigente del PCE, Fernando Fernández Hidalgo, apodado “El Ratonera”, y el dirigente del JSU, Francisco Lora Caro, apodado “El Sillero”. Pero, aparte de ser militantes y participar en la vida política del pueblo, tenemos que saber que todos ellos tuvieron una trayectoria humana. El alcalde José Ruiz Martín, según versión de su hija Carmen, fue siempre una persona honrada y buena. Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera se marchó a Tánger en busca de trabajo. Allí enfermó un hijo y, ante su gravedad, y como había manifestado que no quería morirse allí, regresaron a España, a su Fuentes natal, donde encontraron su casa, en la calle Aurora 56, totalmente destruida.

José Ruiz posiblemente fuese encarcelado durante el año 34 por su participación en la huelga general del campo que se inició en la provincia de Sevilla a partir del 6 de junio y que se extendió por 38 provincias para reivindicar el cumplimiento de las bases de trabajo y legislación social, aplicación del turno de trabajo, reglamentación de máquinas y forasteros, efectividad de la ley de arrendamientos, medidas contra el paro, aceleración de los asentamientos acordados en la reforma agraria, rescate de los bienes comunales y formación de comisiones mixtas inspectoras en cada localidad. Ingresó en el triángulo masónico “Luz y Prosperidad” de Palma del Río, adoptando el nombre de “Benjamín”. Se dio de baja, con José Gómez Pérez, para organizar con Antonio María Peña el triángulo Adelante Hermanos de Fuentes de Andalucía. Fue secretario de dicha logia durante los años 1915 al 1921.

Perteneció al Partido Republicano Radical que había sido creado en Fuentes por el médico Manuel Muñoz Conde, del que fue vocal, partido que abandonaría años más tarde para incorporarse al recién creado PSOE. En la II República, fue concejal en representación de la Casa del Pueblo, elegido por el PSOE durante el bienio republicano-socialista; cesado el 11 de octubre de 1934, por el nombramiento de una comisión gestora por el Gobernador Civil, como consecuencia de haber ganado las elecciones de 1933 los partidos de derechas y centro derecha. Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones celebradas en 1936, formó parte de la comisión gestora municipal, desempeñando el cargo de alcalde, destacando por su buen hacer y su ecuanimidad. Ejemplo de ello fue que, cuando las Madres Mercedarias fueron desalojadas de su convento por miembros de la izquierda más radical, les obligó a devolverlas a su estancia y advertir que nadie pudiera cometer ninguna tropelía por su cuenta.