Es raro el día que el servicio de emergencias 112 no informa de algún incendio de vivienda en Andalucía, muchas veces con consecuencias trágicas. Este martes resultaron heridos tres niños y una mujer en su casa de Torremolinos. La semana pasada perdió la vida un hombre en La Campana a consecuencia de un incendio provocado por un brasero en su casa. En verano los incendios ocurren en el campo, en invierno en casa. Los del verano son muy llamativos, aunque menos trágicos, mientras los del invierno forman un goteo continuo, casi silencioso, que en el mejor de los casos ocasiona graves daños materiales. Pero a veces, con demasiada frecuencia, cuesta vidas humanas.

El parque de bomberos de Fuentes tiene una media de salidas, en estas fechas, de 5 o 6 veces a la semana. Las estadística señalan que los bomberos de Fuentes tienen más salidas que poblaciones con más habitantes, tales como Marchena, Lora, Arahal, Morón u Osuna. En verano, los bomberos tienen que salir casi a diario por la quema de pastos. La angustia es siempre mayor en invierno porque suelen ser incendios de viviendas o accidentes de tráfico en los que está en juego la posibilidad de salvar o no una vida humana. Vida que se apaga en cuestión de segundos cuando alguien queda atrapado en casa y no sabe cómo actuar. El parque de bomberos de Fuentes tiene un área de actuación que incluye La Campana, Lantejuela, Cañada, Marchena, La Luisiana, Écija, Peñaflor y El Campillo. También se ocupa de la Autovía A4 desde La Carlota hasta Carmona.

El fuego es un enemigo que acecha siempre en lugares muy concretos de la vivienda y se aprovecha de dos fallos principales del ser humano, el descuido o imprudencia y la ignorancia sobre cómo actuar en el momento en el que se inicia el incendio. Una estufa eléctrica, una regleta con demasiados enchufes conectados a la vez, una sartén con aceite olvidada en la hornilla, unas velas aromáticas, una ropa puesta a secar en un calefactor... Y la ignorancia de no saber cómo actuar cuando ha empezado el fuego. Los errores de abrir puertas y ventanas para que salga el humo, tratar de apagarlo de forma inadecuada, tratar de salvar cosas que se consideran de valor...

Antonio Flores, jefe de los bomberos de Fuentes, explica que el salón y la cocina son las estancias más peligrosas de la vivienda, aunque el riesgo puede estar allí donde coincidan los tres ingredientes básicos del fuego: el aire, el calor y el combustible. Sin uno de esos tres elementos no es posible el fuego. Por lo tanto, para prevenirlo o extinguirlo se necesita eliminar uno o varios de esos ingredientes. Los consejos que siguen a continuación son un resumen de lo hablado con Antonio Flores.

Datos facilitados por la Diputación de Sevilla

En la cocina

La principal causa de fuego en la cocina suele ser el fuego de la cocina, que prende el aceite hirviendo de la sartén y no se sabe cómo apagarlo o se le echa agua. Lo mejor es echarle encima un paño húmedo, no agua directamente. Sin aire (oxígeno) el fuego se extingue. Dice Antonio Flores que una medida muy apropiada en la cocina es poner siempre el mango de la sartén hacia dentro. Que no sobresalga fuera del poyete porque es frecuente que se le dé un golpe al pasar o al manipular cualquier objeto mientras se cocina. Otra causa de incendios en la cocina puede ser la grasa de la campana extractora. Esa grasa, recalentada mientras se hace la comida, se transforma fácilmente en combustible que puede prender en cualquier momento.

En el salón

La mesa camilla es tan peligrosa como atractivo el confort que proporciona para las largas noches de invierno. Sobre todo si debajo es pone una estufa eléctrica o de gas. Es mucho más seguro un radiador de aceite, pero sorprende que todavía haya familias que utilicen los llamados "loritos" de gas o los calefactores de resistencia incandescente. Las enaguas de la mesa son un combustible de primera calidad, salvo que se haya tomado la precaución de comprarlo ignífugo. Muchas personas han pedido la vida por culpa de esta forma de calefacción. Las estufas de gas son también muy peligrosas porque, además de fuego, consumen mucho oxígeno y pueden dejar escapar gas.

También en esta estancia de la casa se suelen encontrar regletas eléctricas con muchos enchufes conectados a la vez. esto puede provocar un calentamiento excesivo y el consiguiente incendio. Otra fuente de estos siniestros son las baterías de litio de móviles, ordenadores y patines. Hay que tener en cuenta que pueden explotar, por lo es conveniente no ponerlos a cargar al lado de materiales altamente inflamables como sofás, camas o sillones de madera. Las chimeneas de leña también pueden prender si en el conducto de salida del humo acumulan gran cantidad de carbonilla. Las velas con las que se alumbraban en el pasado fueron una fuente de incontables incendios. Ahora no se usan para alumbrar, pero sí como ambientador. El peligro es alto.

Qué hacer

Descuidos, imprudencia y desconocimiento son el origen de cientos de tragedias al año. Lo primero que ha de hacerse es saber dónde está el peligro y evitarlo disponiendo de un extintor de polvo. El manómetro del extintor debe marcar verde. Para usarlo hay que retirar la anilla y pulsar el gatillo dirigiendo el chorro a la base del fuego. También es muy útil instalar detectores de humos en la cocina (no cerca del hornillo) y en el salón, por lo menos. Son baratos (unos 10 euros) y muy útiles, sobre todo ante los incendios que se originan de noche. Los pasillos de las casas deben estar siempre despejados porque, de lo contrario, la vivienda se convertirá en una ratonera de difícil escape. Lo mismo ocurre con las rejas de las ventanas. Si hay que ponerlas, es recomendable que sean abatibles y tengan cerraduras con las llaves a mano por si hay que salir huyendo.

Pero si, con todo y con eso, el fuego se produce y se propaga, lo primero que hacer es cerrar puertas y ventanas. O sea, lo contrario que aconseja el instinto. Las puertas y ventanas abiertas no harán otra cosa que avivar el fuego. Cerrar también llaves de paso de gas y luz. Una vez cerrado todo, intentar salir a la calle o a una zona accesible para un posible rescate de los bomberos. Para desplazarse por el interior de la vivienda se hará agachados o a gatas porque el humo y los gases se acumulan en la parte alta de las habitaciones. Cerrar cada puerta que se deja atrás.

Si no es posible abandonar la vivienda será mejor encerrarse en una de las habitaciones con salida al exterior, cerrar la puerta y sellar la rendija de abajo con toallas húmedas para evitar que penetre el humo. Abrir la ventana sólo para pedir auxilio llamando al número de teléfono 112 de emergencias o, si no es posible, avisar al vecindario para que lo haga. Es imprescindible dar bien la dirección e indicar el lugar donde se ha originado el fuego. Y calma porque los bomberos van de camino.

(El vídeo que viene a continuación contiene información muy útil sobre cómo evitar los incendios y sobre cómo actuar en caso de producirse)