Hay que ver lo que marca la cuna. No es lo mismo nacer y crecer en el paseíto la Arena de Fuentes que en cualquier otro sitio. Criarse mirando de frente a la torre de la iglesia deja rastro en la conciencia. Lo mismo que venir al mundo en el vértice de un triángulo formado por Carmona, Écija y Osuna, con los minaretes asomados en lontananza de Sevilla, Córdoba y Granada, determina un destino. Con esos horizontes hay que adorar el arte. Ana Jiménez así lo entendió desde muy pronto y buscó la manera de formarse en Bellas Artes, pero ¡ay!, el destino escribe derecho con renglones torcidos y ella acabó estudiando Turismo. Aunque el arte y el turismo se atraen como el imán y el hierro. Por eso, Ana vive del turismo, pero no quita ojo del patrimonio monumental de Fuentes, su segunda pasión. Es presidenta de la Asociación Fontaniega de Turismo (Afontur).

Pregunta.- ¿Qué puede hacer Fuentes frente al tirón turístico de Carmona, Écija y Osuna?

Respuesta.- Puede diferenciarse, ofrecer cosas que los demás no ofrezcan. Los pueblos pequeños tienen ahora más atractivos que antes del covid porque un sector importante del público huye de las aglomeraciones, del bullicio, busca la tranquilidad y el patrimonio de pueblos como Fuentes. En Carmona notamos que el turismo se está recuperando del impacto de la pandemia, aunque todavía no acaba de llegar el turista extranjero.

P.-¿Qué significa diferenciarse, qué puede ofrecer un pueblo como Fuentes?

R.- ¡Uff, si yo lo supiera...! Sabemos lo que deberíamos hacer, pero todavía ignoramos el cómo. Desde Afontur impulsamos actividades que buscan diferenciarse, como el mirador del Silo, las degustaciones, en senderismo nocturno y la observación de las estrellas desde la Fuente de la Reina. Fuentes no sólo tiene un. magnífico patrimonio monumental, sino también un magnífico cielo para contemplar el firmamento.

P.- ¿Tienen los fontaniegos conocimiento de su patrimonio?

R.-Muy poco. Ahora algo más, pero la mayoría sigue sin prestarle ninguna atención. Con frecuencia hemos oído decir que Fuentes no tiene nada que merezca la pena ver. Falta curiosidad, tal vez porque no se valora lo que forma parte cotidiana del paisaje. Esa actitud va cambiando poco a poco, pero demasiado poco a poco.  Al principio la gente no se apuntaba a ninguna de las actividades que organizamos, aunque ahora cada vez hay más interés por conocer. En otros lugares sí valoran su patrimonio. Carmona, por ejemplo, siente orgullo de lo que posee.

P.-¿De qué saca pecho Fuentes?

R.- De las fiestas. Del carnaval, del Jueves Lardero, de la Feria. Poco del patrimonio, quizá porque una gran parte del mismo está oculto, enmascarado como el Castillo del Hierro. Aquí la gente se ha movilizado para salvar la parroquia o el convento de San José, pero creo que más por cuestión religiosa o social que por interés por el patrimonio monumental.

P.-¿Cuánto patrimonio de Fuentes sigue oculto?

R.- En torno al 60 por ciento. Oculto o falto de puesta en valor. La restauración de la parroquia causó un impacto visual importante en la conciencia de la gente, que de pronto descubrió que tenía una iglesia y una torre impresionantes. Durante años estuvieron cubiertas por un manto de abandono. La recuperación y el uso del Castillo del Hierro tendrá un impacto similar al que tuvo la parroquia y suponga un salto adelante en la estima de la gente por su patrimonio. Ten en cuenta que hasta ahora la gente creía que el único castillo de Fuentes era la Monclova.

P.-¿Cuál es el estado de conservación del patrimonio, en general?

R.- Malo y va a peor. Aparte de algunas actuaciones, como las citas de la parroquia, el convento, el castillo o el ayuntamiento, el resto del patrimonio está falto de cuidado. Desde el ayuntamiento no se hace un seguimiento de las actuaciones en edificios de propiedad particular, que son muchos en Fuentes. La escuela hogar necesita un arreglo urgente, hay un fenómeno de hacer casas en el centro que rompen la estética del lugar... Hasta hace cuatro días la casa de Don Cipriano daba pena. Menos mal que los propietarios han empezado a arreglar algunas casas, como la de la señorita María de la calle Lora, al fondo de la calle San Sebastián. Y que Honorio Aguilar ha comprado y arreglado la casa de la Carrera.

P.- ¿Qué opinión tienes del arreglo del paseíto de la Plancha?

R.- No se ha acertado. Además de ese horror de llevar la solería hasta la fachada de la casa de los Novales, en la obra no se han empleado materiales acordes con la categoría del espacio. Habría que haber puesto materiales más nobles y durables, no esas losas de porche de chalé.

P.- ¿Falta diálogo con el ayuntamiento?

R.- Diálogo hay. El ayuntamiento nos oye, pero a veces no nos escucha o no hace suyas las propuestas de los ciudadanos. Desde Afontur hemos presentado muchas quejas ante el uso de revestimientos inadecuados de fachadas en el centro, ante los atropellos que se han ido cometiendo en la plaza de España, ante la reforma del paseíto de la Plancha... Pero de poco han servido.

P.- ¿Eso tiene arreglo?

R.- Hemos propuesto que se cree una especie de comisión de patrimonio, una entidad mixta entre el ayuntamiento y la sociedad que sirva para hacer un seguimiento del estado de conservación del casto histórico, pero tampoco eso ha prosperado. Estamos abiertos y dispuestos al diálogo porque sabemos que no hay otro camino para la preservación del patrimonio, una riqueza cultural que vemos cómo se va deteriorando día a día ante la pasividad de todos. En el ayuntamiento no hay voluntad política y en la población no hay inquietud suficiente para presionar en esa dirección. Al final, la política responde a la demanda de la gente, que no empuja precisamente en la dirección de conservar el patrimonio.

P.- Al final, todo es dinero. Y parece que antes que rehabilitar, la gente prefiere derribar y levantar de nuevo.

R.- Sí, es una pena pero es así. Las casas del centro están medio abandonadas porque la gente elige los barrios para vivir. Ahora parece que hay cierto movimiento de nuevos residentes. Varias casas de la calle Mayor han sido adquiridas para usarlas de vivienda. Yo espero que la recuperación del Castillo del Hierro y del edificio histórico del ayuntamiento dé un giro a la plaza de España.

P.- ¿Tienes idea del uso que tendrá el castillo?

R.- No, y espero que no sea una mera casa de la cultura. Debe ser algo nuevo, pionero, rompedor. Una escuela de arte, de cine o algo así, la sede de cursos de verano de alguna universidad... La primera idea fue dotarlo de alojamientos. No veo una idea clara y si el ayuntamiento la tiene, de momento no la ha comunicado. Espero que sea algo especial, la categoría del castillo y la plaza donde se ubica lo merecen.

P.- Trabajas en la oficina de turismo de Carmona. ¿Cómo es la gente allí con su patrimonio?

R.- En Carmona la gente tiene asumido el valor de su patrimonio y no deja que se deteriore.

P.-¿Sale el turismo de la UCI en la que lo metió la covid?

R.- Desde junio evoluciona favorablemente, aunque dentro de la gravedad. Falta que lleguen los extranjeros. Los españoles ya lo hacen. Curiosamente, esta Semana Santa hemos tenido más turistas que antes de la pandemia. Parece que media Sevilla eligió visitar Carmona ante la imposibilidad de viajar entre provincias. Antes de la pandemia, Carmona recibía más de 200.000 visitas, de las que unas 70.000 pasaban por nuestra oficina de turismo. El año pasado, con la pandemia, la cifra se redujo a la mitad y ahora estamos remontando.

P.- ¿Cuál es tu función en la oficina de turismo de Carmona. Atiendo al público y llevo el control de calidad de la oficina. Trabajamos cuatro personas, más una directora y el concejal.

P.- ¿Qué te atrajo de la carrera de Turismo?

R.- Mi intención no era estudiar turismo. Yo quería hacer Bellas Artes, pero no aprobé el examen de ingreso, así que mientras esperaba un año para repetir la prueba opté por matricularme de Turismo. Luego me atraparon las materias que estudiaba y decidí quedarme. Sobre todo porque me entusiasman los idiomas, como a mi padre. He estudiado francés, inglés y alemán. Me gustaban las asignaturas de historia del arte, estadística, derecho y economía. Ahora estoy haciendo un máster de turismo sostenible y tecnologías de la información y la comunicación (TICS) Informática, internet, telecomunicaciones) en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).