Después de la tempestad, la calma. Después de la tristeza, la alegría. Y después de las sombras, la luz. El cielo se ha abierto para que Jesús Nazareno y la Virgen de las Mercedes recorran las calles de Fuentes rodeados de un gentío sediento de imágenes de Semana Santa. En esta ocasión con dos novedades importantes: por primera vez, el Nazareno sale sin el cirineo debido al mal estado en el que se encuentra. La semana que viene será enviado a Sevilla para someterlo a restauración. La otra novedad es el cambio de recorrido.

La otra novedad es que en vez de bajar la procesión por la calle Convento (Hermanas Sevilla), como antes, ha subido hacia la Carrera, cruzado el paseíto de la Plancha y bajado por su propia calle, Nuestro Padre Jesús Nazareno (antes Marquesa de Estella). Desde allí ha girado a la izquierda calle Mayor abajo. En el antiguo pósito (hogar del pensionista) se ha producido el saludo de la corporación municipal. Esta previsto que siga por las calles Sol, Huerta, San Jose, Compañía, Santa Angela de la Cruz, donde rinde visita a las Hermanas de la Cruz, para seguir por las calles Humildad, Cruz, San Miguel, Carrera, y vuelta al convento. La recogida está prevista para las doce y media de la noche.

Esplendor, por fin. Incienso y luz. Cera, candelería y flores. En los rostros, la emoción y la devoción de quienes se asoman a las puertas del convento de San José para ver si sale por fin el Nazareno. Dentro del convento, nervios y alegría. Luce el sol, por fin. Fuera, niños alborotados y verónicas dolientes con la mirada queriendo traspasar los misterios de la muerte de Cristo. Y mocitas perfumadas con móviles en alto. Miles de móviles, millones de móviles queriendo atrapar la magia de una procesión. Imposible congelar el misterio entre las cuatro paredes de una fotografía.

Costaleros agitados alrededor de los pasos mientras los que trabajan se mueven serenos a la voz del capataz. El ansia de estar, de formar parte, de arrimar el hombro. Quietud sobre el cielo de Fuentes, sembrado aquí y allá de alguna que otra nube de aspecto inofensivo. Parece haberlas puesto ahí el cielo queriendo resaltar la trascendencia del momento. La pasión y el dolor. Semana Santa en su esplendor.