Un temblor de hojas ha recorrido el parque de los Luchadores por la Libertad cuando una muchacha joven, llena de vida, ha exclamado esta tarde "¿A dónde nos lleváis? Malditos asesinos. No os saciaréis nunca, llevadme a mí, Dolores, pero dejad en paz a mis hermanas Josefa y a mi pequeña Coral. ¿Qué daño os han hecho mis amigas y compañeras Joaquina, María Jesús, María, Manuela y Lourdes? No permitís que queramos ser libres y dueñas de nuestras vidas. Nunca tendréis bastante. Mi querida vecina Josefa. ¿También la lleváis a ella a una muerte cruel e inhumana?".

Un temblor de hojas por el llanto de Dolores García Lora, una de las mujeres masacradas en Fuentes en 1936. Fueron 118 las víctimas, hombres y mujeres asesinados a sangre fría, en cuya memoria ha tenido lugar esta tarde un emotivo acto en el antiguo cementerio. Un grupo de alumnos y alumnas del grupo de teatro del instituto le han puesto voz y emoción a Carmen Estanislao: "¡Malditos seáis todos! No solo acabasteis con mi marido. Que no quede nadie de mi familia. Matasteis a mi madre Josefa y a mi tía Manuela, y ahora me silenciáis para siempre, sin piedad, junto a mi criatura que nunca vio la luz.

Le han dado de nuevo voz a Antonia Caro Navarro: "No tuvieron bastante saña y crueldad cuando asesinaron a mi hijo, que rota de dolor y llevada por la ira, me menospreciaron e insultaron su memoria. Yo, presa de desesperación, no me contuve e insulté al presidente de la comisión gestora municipal. Poco tardaron en presentarse en mi casa, encarcelándome y asesinándome. Su saña y vileza no terminó ahí. Sacaron mis muebles de la casa, la confiscaron y le prendieron fuego.

El diálogo de la memoria ha devuelto a la vida a Juana Aguilar, que en voz de una joven del siglo XXI ha lamentado que "esta rueda de muertes sin sentido, de maldad e insania, de ahogar en dolor a gentes sencillas, que solo aspiraban a una vida mejor, a que todos fuéramos iguales. No podían soportarlo aquéllos que la soberbia les hacía creer que eran superiores y todo le pertenecía. También asesinaron a mis hijos Manuel y Joaquín, cuando su delito fue dar clase a los hijos de casillas y chozos en el castillo de la Monclova. Poco después, no saciados de su orgía de muerte, también su cobardía me llevó a la muerte".

José Ruiz Martín, alcalde de Fuente cuando se produjo el golpe militar, Francisco Ávila, José Medrano Caro, Rosario Guillén, Ricardo Conejero, Julia Miranda, Manuel López Ramos... Muchas de las víctimas fontaniegas del fascismo han cobrado vida esta tarde en la memoria de los asistentes al acto. Desde aquel fatídico año 1923, Ricardo Conejero se ha dirigido a los fontaniegos del siglo XXI diciéndoles "vecinos y vecinas de nuestro pueblo, sólo aspirábamos a tener una vida mejor, sencilla y en paz. Pero ellos no lo soportaban, querían que sus privilegios siguieran intocables, subidos sobre nuestras espaldas".

Al terminar el acto, los asistentes han depositado una rosa en cada uno de los 118 árboles plantados en memoria de los asesinados. Las hojas de los 118 árboles han temblado movidas por la emoción de los presentes, apenas un puñado de hombres y mujeres que se niegan a condenar al olvido a aquella gente humilde, muchas de ellas familiares, que murieron por el mero hecho de haber soñado con ser libres e iguales. "Malditos seáis todos, henchidos de soberbia. Aquí permaneceremos y nuestras muertes serán para siempre el oprobio de vosotros. ¡Asesinos henchidos de soberbia!"