El beso en la boca de Luis Rubiales a Jenni Hermoso no fue fruto de la euforia del momento, sino el reflejo de un machismo enquistado en la cúpula de la Federación Española de Fútbol. Un machismo que está fuera de lugar y de tiempo, lo que debería provocar la dimisión inmediata de Rubiales. Lo dice el presidente y entrenador del equipo de voleibol femenino de Fuentes, Moisés de Hoyo. El rechazo de Moisés de Hoyo al comportamiento de Rubiales es rotundo: "esa gente está fuera de la realidad, enturbia el éxito del equipo en el mundial y del deporte femenino en general, por lo que mi sentimiento es de rechazo y pena".

Moisés de Hoyo cree que el machismo es minoritario, tanto en el deporte como en la sociedad, pero permanece vigente en una minoría incapaz de asumir que la mujer no es "ni un instrumento, ni un objeto, ni un servicio". Pero la igualdad ha venido para quedarse y quien no asuma esa realidad estará, además de desfasado, incapacitado para ocupar puestos de responsabilidad en cualquier ámbito de la vida política, social, económica, cultural y deportiva. Lo que pasa es que en el deporte, el fútbol ha estado hasta ahora excesivamente "masculinizado" y colonizado por fuertes intereses económicos, con su consiguiente corolario de grupos de poder con comportamientos que rozan las prácticas mafiosas.

El beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso es la punta del iceberg machista que caracteriza al fútbol, un mundo en el que la mujer tiene que soportar día a día abusos de poder, paternalismos y menosprecios. "En el día a día se tienen que estar produciendo muchas más cosas de las que hemos visto en la celebración del Mundial de Fútbol Femenino", sostiene Moisés de Hoyo. "Lo sabemos porque antes ya hubo un plante de quince jugadoras contra los abusos de poder o por lo que las propias futbolistas están contando raíz de esta polémica". Desde su concepción machista del deporte, una parte de la cúpula del fútbol no entiende que la mujer pueda estar ahí en igualdad de condiciones que los hombres.

En otros deportes la cosa es diferente, según Moisés de Hoyo. Es diferente en el baloncesto, el balonmano y el voleibol, donde la mujer entró hace muchos años y logró superar casi todos los prejuicios machistas. El equipo femenino de voleibol de Fuentes tiene cuarenta años de existencia (desde 1983) y ha llegado muy alto en este deporte, por lo que nadie pone en duda ya su valía. "Desde el principio tuvimos claro que el trabajo del equipo debía partir del respeto y de los valores como la igualdad y el rigor", apunta De Hoyo. "Somos pulcros en las relaciones y extremadamente cuidadosos con las formas. Por eso en cuarenta años no hemos tenido nunca un problema".

El equipo de voleibol femenino de Fuentes no ha hablado de este asunto porque en este momento está inmerso en la preparación física previa al inicio de los entrenamientos en pista, previstos para el 4 de septiembre en Sevilla y a partir del 8 en Fuentes. Pero Moisés de Hoyo cree importante abordarlo con el equipo al completo formalmente en uno de los primeros encuentros. Dice Moisés de Hoyo que "lo que ha ocurrido tiene que hacernos reflexionar a todos, las jugadoras y la sociedad en general, porque hay muchas niñas y chicas que pueden querer acceder al deporte y no podemos aceptar que tropiecen con muros de rechazo o con abusos de poder impropios del siglo XXI".