Un grupo de compañeros me h pedido que haga este pequeño escrito en la memoria de un concejal, recientemente fallecido, para que sea conocido por todos aquellos que han vivido sin relacionarse con él y recordarlo entre las personas que de una forma u otra conectaron con él personalmente. En nombre de todos ellos lo han hecho Salvador Galán Sarria y Juan López Hidalgo. Así lo hago para conocimiento y difusión de la actividad política del ciudadano fontaniego Justo Ruiz García, entre los vecinos conocido como Justo “el Parro”.
El 3 de abril de 1979 se realizan las primeras elecciones municipales democráticas en España tras la muerte del dictador Francisco Franco. A ellas se presentan 4 candidaturas, PCE, PSA, PSOE y UCD. De un censo de 6.491 electores, acuden a votar 3.822 y tras el escrutinio resulta que 1.655 votantes, el 43,6% , se lo dan a la candidatura del PCE.; 1.045, un 27,6% se deciden por la UCD; al PSOE lo votan 658, un 17,4%, y 434, un 11,5 % lo hacen al PSA. El 19 del mismo mes se constituyó el primer ayuntamiento tras la dictadura del general Franco. Los 13 concejales que formarían el nuevo ayuntamiento se repartieron de la siguiente forma: 6 concejales se obtuvieron de la candidatura del PCE; 4 lo fueron de la UCD; 2 del PSOE y 1 del PSA.
Entre los concejales del PCE estaba Justo Ruiz García, que se había incorporado en los últimos tiempos al partido, pero que desde un principio se entregó a la causa e ideales que representaban la defensa de la clase trabajadora y con ella las libertades que habían estado suprimidas en la dictadura más de 40 años, por las que tanto habían luchado. En cumplimiento de lo dispuesto por el Real Decreto 561/1979, el alcalde, Sebastián Martín Caro, expone la necesidad de proceder a la constitución de las diversas comisiones informativas que tendrían como cometido la preparación, estudio e información de los diversos asuntos municipales. Justo Ruiz García pasa a formar parte de la comisión de Hacienda y Economía, Festejos, Parques y jardines y Cementerio.

Días después, el alcalde decide, siguiendo las ideas expuestas en su toma de posesión, delegar sus funciones en cada uno de los concejales, dando participación a todos ellos en la tareas del gobierno municipal, sin tener en cuenta las ideas políticas de cada uno de ellos. A Justo Ruiz le confiere la delegación de Festejos, que muy pronto comienza a llevar propuestas al pleno para mejorar las fiestas locales e introducir algunos cambios importantes en las fechas. La primera, motivada por la llegada en los meses de julio y agosto de emigrantes en Cataluña y Levante en vacaciones y que en muchas ocasiones habían manifestado su deseo de que el ayuntamiento democrático adaptase las fechas de la Velá del Carmen y la Feria de la Ermita a las que ellos estaban entre los suyos, propuso que la Velá del Carmen se celebrase en los días 14, 15 y 16 de julio, quitando el día 18 por los tristes recuerdos de esa fecha. Y para celebrar la Feria proponía que se adelantase 8 o 10 días para que la terminación de la misma fuera el domingo posterior al 15 de agosto. En este año se celebraría en los días 16, 17, 18 y 19 de agosto. Así lo aprobó el pleno del ayuntamiento y desde ese momento se viene celebrando en esas fechas. Asimismo, se estableció unas bases para la instalación de casetas de los feriantes y atracciones de feria.
Debido a su inexperiencia en política municipal en la feria va a permitir que unos vecinos de La Campana organizasen una capea de unas vaquillas en el patio de recreo del colegio Santo Tomás de Aquino, junto a la feria. Este hecho supuso la protesta del grupo de la UCD por falta de los debidos permisos gubernativos y la ausencia de servicios sanitarios. Esta iba dirigida tanto al concejal de Festejos como al director del colegio que permitió la entrada y el desarrollo del espectáculo taurino. Justo Ruiz se excusó en que los organizadores le habían asegurado que tenían todos los permisos en regla, pero que los documentos los habían dejado en su pueblo. Esta situación fue pasada por alto en el pleno municipal debido a que no habían existido incidentes y el pueblo se había divertido, que era el fin perseguido.
Los concejales en estos primeros años no tenían un sueldo asignado por su dedicación, salvo el alcalde y los 4 tenientes de alcalde por su dedicación a las comisiones permanentes. Ellos tenían una asignación de 694 pesetas (4,16 €) por asistencia a los plenos que se celebraban uno cada mes, que las percibían como dietas. Es decir ser concejal en aquellos primeros años de democracia era por querer contribuir a la mejora de la vida municipal y dedicar el tiempo de cada uno a conseguir unos ideales políticos y mejorar la vida de sus paisanos.
Justo Ruiz, años más tarde, siguiendo su talante innovador e inquieto, sobre todo por la forma de llevar a cabo los festejos del pueblo, introdujo un cambio en el carnaval. Introdujo y fomentó entre los vecinos el uso del disfraz como se hacía en varios sitios de gran tradición carnavalesca, pero sin darle la espalda a nuestras máscaras. Supo hermanar las dos formas y desde entonces nuestro carnaval goza de una singularidad que no tienen los otros carnavales. El primero que se hizo fue en el local donde actualmente se encuentra la biblioteca municipal, que estaba recientemente construido pero que aún carecía de la dotación del material. Así se ha seguido haciendo desde aquellos años. El baile pasó por el cine Avenida, los salones de la Huerta y la caseta municipal. El ayuntamiento en su reconocimiento debería establecer algún premio, con su nombre, al disfraz o la máscara que deambula por la Carrera en los días de la más popular de nuestras fiestas.
El ayuntamiento acordó hacer un boletín informativo, con una tirada de 500 ejemplares, para repartirlo entre los vecinos y que todos supieran de primera mano los acuerdos que se tomaban para solucionar los problemas municipales, así como otras noticias que pudieran interesar a los fontaniegos. El primer concejal en el que el alcalde delegó para esta misión fue Juan Ruiz Fernández, pero cuando este adujo que le era imposible continuar haciéndolo, se le adjudicó esta tarea al concejal Justo Ruiz.
En Fuentes, en los últimos años de la dictadura se formó como en otros muchos pueblos una asociación de vecinos, llamada Sebastián Domínguez, para detectar los principales problemas que afectaban a sus habitantes, como era el estado de las vías públicas, la situación de la Alameda, la falta de higiene en los pilarillos y cuales otros pudieran surgir, a fin de llevarlos y denunciarlos ante el ayuntamiento para que le diera solución. Antes de llegar a ser elegido candidato para concejal fue el presidente de la asociación.
(En la imagen que abre este artículo, la candidatura del PCE en las primeras elecciones municipales de la democracia, Justo en Parro aparece el primero por la derecha, con chaleco rojo)

