La iglesia de Santa María la Blanca, por su singular orientación, permite en estas fechas la entrada directa de los rayos de sol a través del gran óculo de la nave central ubicado en la fachada principal. “El milagro de la luz” ocurre en los días próximos a los equinoccios de otoño y primavera. El sol a esa hora produce una singular luz dorada durante los minutos previos al ocaso, cuyo efecto ilumina el altar mayor y merece la pena conocer. Os invito a descubrirlo.

La construcción de esta parroquia tiene rasgos de la arquitectura mudéjar tardía, manteniendo la disposición del eje este-oeste de la primitiva iglesia mudéjar. Ello explica el giro de su traza respecto a los ejes principales del núcleo urbano de Fuentes de Andalucía, aunque no consta de la cabecera poligonal con grandes ventanas geminadas presentes en todos los ejemplos de este tipo y que permitían la entrada de los rayos de sol al amanecer, entonces la hora más habitual de la celebración del rito. Tanto el celebrante como los fieles se encontraban mirando hacia el este y, la luz, símbolo de divinidad, deslumbra ayudada por los materiales de los objetos sagrados, el oro y las piedras preciosas, el incienso, la inexistencia de retablos y la penumbra de las naves laterales.

La cabecera de la iglesia actual persiste orientada hacia el levante, con una pequeña desviación sur, y lo que se denomina “los pies”, que es la fachada principal de acceso, se encuentra orientada hacia poniente lo cual permite asegurar que se ajusta a la construcción preexistente aun cuando su edificación se ejecuta en una época en la que ya no se presta especial importancia a la orientación hacia los Santos Lugares.

El resultado no es sólo que cuente con una magnífica techumbre de estilo mudéjar, habitual en la arquitectura andaluza hasta bien entrado el siglo XX. Se trata de una reedición del estilo primitivo mudéjar en etapas posteriores, igual que ocurre con la cerámica y otros elementos ornamentales.

El arte mudéjar es un estilo artístico que se desarrolla en los territorios conquistados por parte de los reyes cristianos en la península ibérica durante el período medieval, fundamentalmente en los siglos XII al XVI, según el avance cristiano en la conquista de los territorios. Se trata por lo tanto de un estilo que es testimonio de la convivencia cultural entre occidente y oriente, que se alimenta de las corrientes artísticas cristianas y musulmanas de la época y que lo practicaban artistas, artesanos y maestros de religión y cultura musulmana que permanecían en los territorios conquistados por los cristianos y que fue avanzando por la península conforme avanzaban los cristianos. Ello hizo que su desarrollo más temprano fuera en la zona del Duero, descendiendo hacia el sur y dando lugar a distintas escuelas como la aragonesa, la castellano-leonesa, la valenciana, la portuguesa y por último la andaluza, donde uno de los principales focos se centra en la ciudad de Sevilla y su provincia.

Ejemplos de arquitectura civil mudéjar los tenemos en el Real Alcázar de Sevilla, en la Casa de Pilatos, en la Casa Olea o en el Palacio de los Marqueses de la Algaba que alberga en sus estancias el Centro del Mudéjar y que enseña de forma didáctica esta arquitectura de mestizaje típicamente hispánica. Pero si hay un tipo de edificio en Sevilla que por su importancia, tanto numérica como por la calidad y la singularidad de su arquitectura, es la tipología de las Iglesias mudéjares. Abundan en Sevilla y su provincia y son conocidas como el tipo parroquial sevillano de arquitectura gótico-mudéjar.

Esta tipología se refiere a las iglesias que en Sevilla están diseminadas en el casco histórico de la ciudad como consecuencia del loteo del mismo en el siglo XIII, en collaciones cuyas parroquias eran centro religioso, administrativo y social: collaciones que se mantienen hasta nuestros días, ya que de las veintitrés primitivas sólo ha desaparecido una de ellas, resultando un conjunto fácilmente identificable por el ciudadano.

Son iglesias primitivas que se construyeron tras la reconquista de la ciudad mezclando la arquitectura cisterciense con las aportaciones de los artesanos locales, las denominadas iglesias alfonsíes de las últimas décadas del siglo XIII y primera mitad del XIV, así como las reconstruidas tras el terremoto de 1356.  La mayor parte de ellas datan de la segunda mitad del siglo XIV y es especialmente en el entorno de las calles San Luis y Feria, en la zona norte del casco histórico de Sevilla, donde encontramos más ejemplos de esta tipología, como la Iglesia de San Gil, Santa Marina, San Marcos, San Román, Santa Catalina, Omnium Sanctorum, San Julián…

Al otro lado de la ciudad, San Esteban es otro templo de la primera etapa constructiva y en San Vicente, San Pedro o San Andrés se pueden encontrar todavía casi todos los elementos. Más alteradas se encuentran las iglesias de Santa Catalina, San Isidoro o San Lorenzo. Otras iglesias mudéjares que han desaparecido eran las antiguas parroquias de Santa Cruz y la Magdalena, sustituidas por sedes conventuales próximas; la de San Miguel, la única collación desaparecida y que se encontraba próxima a la Plaza del Duque, o la del Salvador, sobre la que se levantó la actual construcción barroca, similar a lo sucedido con San Ildefonso o Santiago, aunque en esta última utilizando parte de los muros y pilares.

Variaciones sobre este tipo presentan Santa Ana de Triana y San Martín, con cubiertas abovedadas. La ermita de San Sebastián, muy alterada, o la iglesia del hospital de San Lázaro se localizan extramuros, y aunque más tardías mantienen las principales características. Otros ejemplos de la arquitectura gótico-mudéjar son los humilladeros de la Cruz del Campo o San Onofre. En la provincia existen múltiples ejemplos de esta arquitectura como las iglesias parroquiales de La Rinconada, Alcalá del Río o Lora del Río, en la comarca de la Vega; Aznalcázar, Santa María, San Pedro y San Eustaquio en Sanlúcar la Mayor en el Aljarafe; en Utrera o Écija…

Tras el estudio de la iluminación natural y el soleamiento de estas iglesias mudéjares, como especialista en el tema, propuse la posibilidad de solicitar a la UNESCO la declaración de Patrimonio de la Humanidad para el conjunto de edificios de este estilo arquitectónico en Sevilla, principalmente las iglesias y los edificios civiles por su buen estado de conservación.

"No solo toda la ciudad. La mayoría del trazado de sus poblaciones está determinada por la disposición este-oeste de esos templos, pues se orientaban hacia los Santos Lugares. Hoy casi todas han perdido la iluminación natural y el soleamiento por la creación de capillas barrocas, espacios yuxtapuestos, retablos o cortinas que cubren los ábsides, pero sin duda la luz era su elemento definidor”. Prácticamente la mitad de las iglesias que se mantienen en pie conservan la mayor parte de los elementos de la arquitectura gótico mudéjar del tipo parroquial sevillano.

Teniendo en cuenta que el Real Alcázar ostenta la catalogación de Patrimonio Mundial, propuse que la tramitación más efectiva consistiría en extender la declaración actual del Alcázar de Sevilla como Patrimonio de la Humanidad al resto de los edificios mudéjares existentes. Coincidiendo con el 30 aniversario de la declaración como Patrimonio de la Humanidad del conjunto de la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias, presenté esta propuesta al Pleno del ayuntamiento de Sevilla para reconocer y proteger este patrimonio, con el objetivo de conservar, mantener, difundir y fomentar su conocimiento.

La propuesta fue aprobada por el pleno del ayuntamiento es sesión celebrada en octubre de 2018 aprobando que se inicien los trámites para solicitar a la Unesco la declaración de la arquitectura mudéjar de Sevilla Patrimonio Mundial de la Humanidad y previamente se formalice una mesa técnica que estudie la idoneidad de ampliar la declaración que ostenta en la actualidad el Real Alcázar y se incluya en la misma el conjunto de edificios mudéjares de Sevilla.