Mi hija me pregunta por los libros de Maggi O´Farrell que hay en casa, esto me lleva a releer El retrato de casada, a sumergirme en su escritura, esa que me cautivó con Hemnet, la primera novela que leí de la autora norirlandesa. Fue un verdadero descubrimiento. Quedé hipnotizada con su forma de escribir. En realidad no sabría cómo describir su técnica, la atmósfera que crea con sus personajes, las historias que cuenta. Describe lo cotidiano de una forma misteriosa que te hace casi respirar al mismo tiempo que sus personajes, tocar la textura de aquello que describe.
Desde que la descubrí no paro de aconsejar, si se puede llamar así, la lectura de sus novelas. Me ocurre siempre que descubro una escritora, un escritor, un paisaje o una idea que me deslumbra. La felicidad que producen estos descubrimientos no tiene precio, es como descubrir la mañana cuando todo está por hacer, que promete luz y un descubrimiento de un mundo desconocido que ha estado ahí esperando que lo tomemos y nos enriquezca.
Sí, os recomiendo, si me permitís, leer a Maggi O´Farrell, disfrutar con su lectura. No hay disfrute más fácil, más al alcance de la mano. Solo hay que acercarse a una librería o a la biblioteca pública, sentarse a la sombra en verano, al calor en invierno y leer para olvidar que la realidad, nuestra realidad, es mediocre o triste o melancólica o gris y fea. O simplemente nos aburre. Tal vez no sea nada de esto por lo que leemos, simplemente necesitamos sentir lo que otros seres humano han sentido, han visto, han deseado y nosotras con ellos al leerlos.
Estos días de calor tórrido seguidos de tardes de luz de agosto, premonición de las tardes del otoño con sus puestas de sol cargadas de melancolía y belleza son una oportunidad de leer a esta autora norirlandesa y, por qué no, cualquier otra escritora que nos ofrezca el favor de hacernos vivir un poco más.