El arquitecto Honorio Aguilar ha sido seducido por Fuentes hasta el extremo de haber comprado casa en la Carrera. Probablemente la mejor casa y en el mejor sitio de la Carrera. La vio hace un año, una tarde que diluviaba, subió a su azotea después de sortear abandono y palomos muertos por todas partes. Arriba se sorprendió rodeado de torres y fachadas barrocas y la consecuencia no pudo ser otra que el flechazo. Le hubiera pasado lo mismo a cualquiera con sensibilidad por el arte. La ha rehabilitado y la ofrece como alojamiento para turismo rural de lujo y eventos. De momento contiene parte de su colección de vírgenes del Mediterráneo. Miembro del consejo editorial de este periódico, Honorio Aguilar hace en esta entrevista un diagnóstico apasionado de la situación de Fuentes y propone algunas ideas de mejora.

Pregunta.-¿Cuál es el diagnóstico que hace de Fuentes un arquitecto amante del arte?

Respuesta.- Lo primero que llama la atención de Fuentes es su autenticidad y la sensación de serenidad que transmite. Soy un apasionado de todo lo que tenga que ver con Andalucía y Fuentes viene a ser un concentrado de lo mejor de nuestra tierra. Si cogiésemos los diferentes ingredientes que nos definen como andaluces y los metiésemos en una batidora, el resultado final sería Fuentes. Ya el nombre del pueblo, Fuentes de Andalucía, atrae como un imán. Luego, cuando lo conoces, te sientes seducido por esas torres de color almagre, esos ladrillos rojos sobre base blanca de los Ruiz Florindo... Contemplar Fuentes me cautivó desde el primer momento hasta el extremo de que decidí comprar la casa de la Carrera. Le hubiera pasado igual a Fellini, Picasso o Hemingway. Nadie con sensibilidad puede quedar indiferente ante este espectáculo.

P.- ¿Con qué imágenes te quedas?

R.- Me cautiva el horizonte de los alcores enmarcado por el torreón de la casa de Don Cipriano y la torre del convento de San José, imagen que asocio a un grabado antiguo de Fuentes que tengo desde hace años en el salón de mi casa de la calle Águilas de Sevilla. Me quedo con la fachada y el torreón de la casa que hay al final de la calle San Sebastián. La fachada de la parroquia tiene algo de la impronta italiana de Vignolo, que trajo a estas tierras Leonardo de Figueroa y puede verse en la iglesia del Salvador y en el palacio de San Telmo de Sevilla. Es impresionante ver todo esa arquitectura culta sobre el fondo del paisaje de la campiña.

Honorio Aguilar, natural de Villaverde del Río, es doctor en arquitectura y ha firmado más de 750 proyectos

P.- Y la gente, ¿no?

R..- Los fontaniegos son gente sencilla, muy extravertidos y dispuesta siempre a echar una mano. Los veo auténticos, como lo era la gente de mi pueblo o del entorno de Sevilla hace 30 años. Ahora, en las ciudades, un vecino es una fuente de problemas. En Fuentes, un vecino es una ayuda. Todo el mundo se ha mostrado a ayudarme a colgar un lebrillo, a prestarme una escalera. En el ayuntamiento todo han sido facilidades. Estoy rehabilitando una casa parecida en El Puerto de Santa María y el papeleo me llevó un año. En Fuentes todo fue rápido.

P.- ¿Cómo ves el estado de conservación del casco histórico de Fuentes?

R.- En líneas generales lo veo bastante bien. Es evidente que se han hecho destrozos, especialmente en la calle Lora. Como ese horror de edificio que hay al lado de la casa del torreón frente a la calle San Sebastián que ahora se va a rehabilitar. Pero en conjunto Fuentes se conserva bastante bien. Ahora lo que habría que hacer es consolidar todo y que no quede una casa del centro sin rehabilitar. Vienen muchas ayudas de la UE para la rehabilitación de viviendas y, si se utilizan bien, es posible conseguirlo.

P.-¿Cómo?

R.- De entrada, apostando por una política de dotar a Fuentes de un buen número de segundas residencias que ofrecer a familias que buscan el retorno a lo rural y a todos los valores que ello supone. O incluso de primeras residencias para profesionales que trabajan en Sevilla. Eso se conseguiría añadiendo dos atractivos a las viviendas: por un lado, máximo confort y, por otro, oferta de ocio en el propio pueblo. Esas casas del centro deberían tener calefacción, aire acondicionado y piscina incluso climatizadas con paneles solares. El pueblo debería apostar por un ocio atractivo y situarse estratégicamente en el mapa de la provincia. Fuentes no puede ser el pueblo que hay antes de Écija, que está muy lejos de Sevilla, sino el primero que hay después de Carmona. Eso parece una tontería, pero no lo es porque para la gente con poder adquisitivo de Sevilla, Carmona está muy cerca, mientras que Écija está muy lejos.

Honorio Aguilar, asomado a la ventana de su estudio frente a la Catedral de Sevilla

P.- ¿Y el ocio?

R.- Fuentes tiene una limitada oferta de ocio y cultura, más allá de sentarse a tapear o tomar cervezas en una terraza. Una potente oferta cultural hace que no sientas que vivir en el pueblo es un retroceso en tu calidad de vida. Fuentes tiene suficiente población para disponer de un ciclo de música clásica o de jazz que también sea atractiva para las poblaciones del entorno. Ya tiene elementos atractivos con los valores etnográficos tradicionales, pero a eso habría que añadirle contenidos de cultura contemporánea. El contraste del barroco con la estética actual, moderna, funcionaría muy bien en Fuentes, lo mismo que una sala de conciertos para música de fusión. Esos elementos le permitirían resaltar diferenciándose de lo que ya ofrecen Carmona, Osuna o Écija, con quienes no puede competir sólo con el barroco.

P.- ¿Dónde ubicarías el museo para Fuentes?

R.- Estaría bien la idea de hacerlo en el Castillo del Hierro. Pero insisto, basar toda la expectativa en los elementos del barroco local tiene escasa proyección exterior. Un museo de arte contemporáneo en un entorno barroco sería lo rompedor. Por ejemplo, con el flamenco clásico tienes un público limitado, pero la fusión o el baile de los nuevos flamencos permiten ampliar a nuevos seguidores. Si tienes un museo barroco o de arte sacro sólo tendrás a los capillitas. Para situar a Fuentes en el mapa de la provincia tendría que diferenciarse y la diferencia tiene que ser el contraste, abrir horizontes nuevos para el desarrollo económico y cultural, que deben ir unidos. Hay comarcas que se han desarrollado una barbaridad en lo económico, pero no en lo cultural y eso siempre acaba generando desajustes sociales. Fuentes tiene una buena base cultural, pero le hace falta adaptarse a los nuevos tiempos para hacerse un sitio. Apostar sólo por el patrimonio es hacerlo por más de lo mismo.

Apasionado de la cultura, su casa de la Carrera atesora numerosas obras de arte

P.- Con frecuencia, la arquitectura queda oscurecida por la invasión de coches.

R.- Efectivamente, el tráfico de Fuentes es caótico y el coche lo invade todo. Fuentes carece de espacios peatonales agradables y eso le resta encanto al conjunto. La gente va en coche a todas partes. Yo creo que el entorno de la parroquia debería ser peatonal, incluida la calle San Sebastián y parte de la Carrera. Está más que demostrado que los vecinos rechazan las peatonalizaciones de entrada, pero al poco tiempo están encantados con ellas y han olvidado el coche. Para eso habría que dotar el centro de bolsas de aparcamientos.

P.- ¿Cómo ves la reforma que se ha hecho al paseo de la Plancha?

R.- La reforma del paseo de la Plancha es correcta. No discrepo. Pero las calles del centro del pueblo están pidiendo árboles a gritos. Fuentes debe de ser el pueblo de la comarca más desarbolado. Cuando es sabido que una calle con sombra de árboles tiene de media dos o tres grados menos en verano. Habría que plantar naranjos, magnolios u olivos en las calles. Fuentes quedaría precioso sembrado de olivos por las calles. O con pérgolas o toldos donde no fuese posible instalar árboles. También le hacen falta carriles bici en el centro. Yo haría uno que partiera el pueblo en dos ejes, uno de norte a sur y otro de este a oeste, al modo del cardo y el decumano de las ciudades romanas. En las ciudades romanas, el foro se situaba en el cruce de esos dos ejes, que en Fuentes sería el paseo de la Plancha.