El tiempo vuela y pronto vendrán días venturosos. Habrá otros Miércoles Santos en los que volverá a salir del convento de San José el paso de Jesús Nazareno abriendo camino en pos de la Carrera y le seguirá el palio de Nuestra Señora de la Merced. Habrá otras Semanas Santas, aunque ahora toque esperar. Más o menos con esas palabras lo dice Manuel Barcia, hermano mayor de la muy ilustre, pontificia y muy antigua hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz de Jerusalén y Nuestra Señora de la Merced. Este Miércoles Santo de orfandad será inevitable derramar lágrimas de dolor "por no poder procesionar y por los hermanos que se han ido", apunta Manuel Barcia.

Desvalimiento y orfandad, tristeza y resignación que sólo mitigan la fe y la esperanza del creyente. Regresarán los tiempos de vino y rosas para todos, creyentes y no creyentes. Y es posible que vengan con más ganas de disfrute que antes del azote del coronavirus, que el cofrade goce como nunca de sus imágenes por las calles. Sin embargo, Manuel Barcia reconoce que está sumido en la incertidumbre. Son demasiadas las dudas que, entre vacuna y vacuna, le salen al paso. Barcia es enfermero en Sevilla y se pasa en día vacunando contra la covid. En el fondo de los ojos de las personas a las que inmuniza ve reflejada la alegría del pabilo de la esperanza. La fe en la ciencia no está reñida con la fe del cristiano.

¿Qué efecto tendrán dos años sin procesiones entre los fontaniegos? Esa pregunta revolotea sobre la cabeza del hermano mayor de Jesús Nazareno. "Entre nosotros, los fieles, el efecto no puede ser otro que el acrecentamiento de la fe y de las ganas de que pase todo esto cuanto antes para volver a disfrutar de la Semana Santa. Tendremos más ganas de imágenes que nunca". ¿Y entre los que se asoman a la Semana Santa atraídos sólo por la tradición o la estética? Imposible saberlo, pero Barcia teme que se produzca un enfriamiento y una crisis similar a la que se vivió en los años 80. Ojalá no sean más que temores infundados, concluye.

De momento, está claro que las hermandades sufrirán una merma en sus ingresos por no hacer la estación de penitencia, dice. "Tengo un sentimiento agridulce porque este año, otra vez, no puedo salir al frente de mi hermandad". Son dos años que lleva como hermano mayor de Jesús Nazareno, los mismos que la pandemia le ha impedido ejercer su labor en la calle. Siente el sabor dulce de tener la representación máxima, pero también el amargor de no poder sacar a los titulares en manifestación pública de fe, de que Jesús Nazareno no pueda ofrecer a todos los fontaniegos la bendición y el cariño desde su paso.

Para paliar ese dolor, compartido con los más de 900 hermanos, hoy asistirán a la misa de hermandad que se celebrará a las diez de la mañana en el convento. Hermanos y hermanas, resalta Manuel Barcia, porque las reglas de Jesús Nazareno rechaza hacer distingos en función del sexo. Igualdad de género, pregunta el periodista. Igualdad entre personas, responde el hermano mayor. Las reglas de la hermandad son de 2005 y cuando se dictaron se era consciente de que nadie es más y nadie es menos por ser quien es.

Las puertas del convento de San José permanecerán abiertas hasta las 21 horas y antes de que se vayan a cerrar, a las 19 horas, habrá un acto piadoso, con la lectura del Ejercicio de las Cinco Llagas, para pedir or los vecinos y vecinas de Fuentes. También habrá un reconocimiento especial a un grupo de destacados hermanos de Jesús Nazareno. Mucho antes, después de la misa de las 10 de la mañana, 31 hermanos nuevos jurarán acatamiento de las reglas y recibirán las correspondientes medallas que les acreditan como miembros de la hermandad.

Los actos de este Miércoles Santo serán los primeros que Manuel Barcia dirija como hermano mayor de Jesús Nazareno. Con brillo de esperanza en los ojos, Manuel Barcia dice que le ha tocado vivir esta etapa de penumbra, "este calvario, pero el año que viene, si Dios quiere, esto habrá acabado y vendrán días de fiesta. Querrá decir que hemos vencido por fin a la pandemia".