Parafraseando a Bertolt Brecht, hoy abría que decir en Fuentes que "hay quienes recuerdan un día y son buenos. Hay quienes recuerdan un año y son mejores. Hay quienes recuerdan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes recuerdan toda la vida, esos son los imprescindibles". Si la memoria es el espacio inmaterial en el que habitan los que se fueron, la memoria histórica es el espacio en el que habitan los perseguidos, los asesinados, los exiliados, los injustamente tratados por la dictadura que siguió al trágico golpe de estado del general Franco. Casi noventa años después de aquel 18 de julio de 1936, una parte de Fuentes se niega a hacerse cómplice de aquellos crímenes con el olvido.
Ese compromiso con la justicia y la memoria explica que pervivan en Fuentes dos asociaciones dedicadas a reivindicar la recuperación de los restos mortales de los fontaniegos y fontaniegas asesinados y a mantener viva la llama de la dignidad de las víctimas. Ese compromiso explica también que cada año se celebren actos como el de esta mañana en la caseta municipal, donde varias personas han pronunciado el nombre de todas y cada una de las 118 víctimas de la dictadura en Fuentes entre los meses de julio, agosto y septiembre de 1936. El núcleo central del acto ha consistido en invocar, mediante la pronunciación de sus nombres, la presencia de aquellos hombres y mujeres que fueron asesinados por el fascismo. Ésa es una forma de traerlos de vuelta a casa, de no contribuir a su muerte civil con el silencio cómplice o el olvido.
En el acto han intervenido Jesús Cerro, José Caballero y José Martín Ruano, que han insistido en el objeto de las asociaciones de la memoria que representan: la búsqueda de los cuerpos hechos desaparecer por los verdugos y la dignificación de las víctimas, vilmente asesinadas por haber soñado que un mundo mejor era posible. Pepe Caballero, en nombre de la asociación de familiares, ha pedido que siga la búsqueda de las víctimas y que se mejore el estado del parque de los Luchadores por la Libertad. Pepe Martín ha recordado las condiciones de vida de los trabajadores en los años de la República, el sueño de caminar a un mundo mejor y la conspiración de los poderosos, en alianza con el ejército y la Iglesia, para frustrarlo.
Antes de que un grupo de familiares de las víctimas nombraran a las 118 asesinados, El Plumi ha interpretado su canción "La libertad" y después de la lectura, Manoli González y Antonio Díaz han cantado "Los olvidados", de Pedro Pastor. "Los olvidados. Los que retumban en la memoria, los perseguidos. De anochecida en mitad del cerro, los exiliados. Los que jamás volvieron a ver correr a sus hijos. Las olvidadas. Las que escondían pan en el mimbre, las perseguidas. Y señaladas en todo el pueblo, las exiliadas. Las que jamás volvieron a ver correr a sus hijas".
El acto ha tenido lugar en la caseta municipal, en vez de en el parque de los Luchadores por la Libertad, debido al mal tiempo, y ha concluido con un minuto de silencio en memoria de las víctimas y la entrega de ramos de flores en el monumento a las niñas del Aguaúcho. Fuentes contra la desmemoria cómplice, contra aquel tiempo de bocas cerradas a cal y canto, de silencios impuestos, de hombres y mujeres acribillados contra las tapias de los cementerios, de cuerpos arrojados a las cunetas, de hambre y desolación. Esta semana se cumplen 50 años de la desaparición del máximo responsable del genocidio que ahora algunos quieren decir que no fue tan malo. Fuentes no ha perdido la memoria.

