El monstruo sigue escupiendo gritos, amenazas, abusos y humillaciones. El monstruo continúa propinando golpes. El monstruo se llama machismo y, con demasiada frecuencia, llega a matar a sus víctimas. Para arrinconar al monstruo, la Asociación de Mujeres de Fuentes (AMFU) ha creado un mural hecho con cientos de manos que perfilan y protegen a la víctima y la elevan al cielo del pueblo. Motivo, la conmemoración mañana del Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Lugar, la parada de autobuses. El diseño del mural es obra del artista Fernando Flores, pero la ejecución ha corrido a cargo de varias decenas de mujeres, algunos niños y pocos hombres. Demasiado pocos.

La presidenta de la AMFU, María Carmen Ginés, ha calificado la violencia machista como "la más vergonzosa violación de los derechos humanos". También ha dicho que el mural simboliza a una mujer que huye del monstruo. Un monstruo que en vez de perder fuerza, parece estar ganándola. Sólo hay que mirar las cifras de mujeres asesinadas por su parejas o ex parejas en lo que va de año: 52. Medio centenar de mujeres que podrían ser libres. La cifra de la tragedia adquiere dimensión de catástrofe si se tiene en cuenta que son 1.286 asesinatos desde 2013, de los que 49 eran hijos menores de edad. Veinte años de vergüenza.

Veinte años lleva Asociación de Mujeres de Fuentes tratando de contener el monstruo. "A veces contra muchas mujeres que culpabilizan a las víctimas", señala Mari Carmen Ginés. Sólo la unidad de las mujeres erradicará esta lacra, añade. Faltan unidad, lucha, y sobra machismo. Es difícil entender que a estas alturas de la historia sigan cayendo mujeres a manos de quienes supuestamente las querían o las quisieron alguna vez. Algo está fallando para que en lo que va de año hayan sido asesinada más mujeres que en todo 2022.

Las cifras anteriores significan que cada semana muere una mujer en España a manos de su pareja. En veinte años que han servido para poco más que sacar a la calle la reivindicación de los derechos más básicos de las mujeres. El derecho a la vida, a la integridad física, a la paz, a la dignidad, a la propia estima, a Ia igualdad. Derechos tan obvios que duele tener que recordarlos. Hace 20 años, recuerda Mari Carmen Ginés, había que hacer los actos en el interior de locales y las administraciones estaban menos involucradas. Ahora los actos son al aire libre y cuentan con apoyo institucional.

En el horizonte hay preocupación, mucha preocupación por el resurgimiento de propuestas políticas que niegan que el machismo mate, que diluyen la violencia en el agua de la convivencia familiar, que promueven el retorno de la mujer al ámbito exclusivo de la cocina. Preocupa que esas propuestas calen entre los jóvenes. No en balde, la mayoría de los asesinatos ocurren en parejas menores de 40 años y que cada vez más casos afecten a mujeres muy jóvenes, muchas de ellas inmigrantes que sufren malas condiciones laborales y hacinamiento en sus viviendas.

Hace veinte años era cosa exclusiva de una minoría de mujeres en sitios cerrados. Ahora algunos hombres se sienten interpelados y acuden a los actos en defensa de la igualdad. Pocos aún. AMFU ha "vestido" la parada del autobús con la metáfora del 25N, día para erradicar la violencia. Pero no lo hace, como otros años, con un acto efímero, sino con un mural que deje constancia de una lucha que dure tanto tiempo como el monstruo siga dando zarpazos. Una parada para detener la violencia de género. Fin de trayecto para los crímenes machistas.