Los futbolistas de Fuentes antaño eran de hierro, como los del futbolín, pero no los fundían ni los 45 grados que alcanzaba en agosto el campo del Barrancón. Los aficionados no llegaban a tanto, pero de una aleación de aluminio y acero, seguro que eran. Jugaban en el CD Fuentes por aquel entonces -años 60/70- Marín, Carrero, Camilo, Pruna, Perlito, Juanito, Colorao, Melón, Guerrero, Andaluz, Ángel, Cordobés, Moisés Ramírez y Monichi. La portentosa escuadra invencible, la gloria del deporte fontaniego, una cantera de futbolistas para la exportación. Antes de federarse, los partidos se jugaban en verano porque buena parte del año el terreno de juego era reclamado por las aguas del Barrancón, cuya extensión triplicaba a la de ahora.

Visto en la distancia del tiempo, aquello pudo haber sido una ocasión de oro para practicar dos deportes, en lugar de uno solo: fútbol en verano y waterpolo en invierno. Claro que entonces llovía de verdad, no como ahora. Pero entonces sólo se pensaba en el deporte rey. ¡Y cómo reinaba el fútbol en aquellos años! Fue memorable el partido en el que Fuentes disputó el ascenso de Segunda A con el Villaverde del Río. Sin duda el partido más grande de la historia del Fuentes, que dio una recaudación de 165.000 pesetas, cifra impresionante para la época. La entrada de aquel partido costó 150 pesetas y hubo 1.100 espectadores, más todos lo abonados que tenía el CD Fuentes. El campo pelota estaba abarrotado. Jugaban 15 equipos en esta categoría, algunos de ellos muy buenos.

El equipo del ascenso

Para dos pueblos, Villaverde y Fuentes, con alrededor de 7.000 habitantes cada uno, aquella afluencia de público al partido sería el equivalente al de un choque entre el Barça y el Real Madrid. En el partido, el  Villaverde comenzó marcando desde el centro del campo. Luego, Monago falló un penalti, las cosas se ponían negras para la clasificación del Fuentes. Pero Monago, de penalti, enmendó su error marcando el primero para el Fuentes y, a continuación, Adolfo certificó la victoria y el asceso. El partido fue el más grande de la historia del CD Fuentes, un club que se había federado en la temporada 1977-1978. En aquel año, los pueblos limítrofes venían a Fuentes a fichar jugadores, lo que pone de manifiesto la valía y la calidad de la cantera.

La alineación que el CD Fuentes presentó ante el Villaverde del Río fue Vega "Caparrón", Moisés, Buendía, Paniagua, Andaluz, Pelayo, Sánchez, Monago, Ramírez, Adolfo y Sebastián. Sánchez resultó lesionado y fue sustituido por Ruano. Eso ocurrió en la temporada 1983-84, seis años después de la entrada del Fuentes en la federación andaluza de fútbol. Hasta entonces sólo se jugaba al fútbol los domingos durante el verano. Los partidos eran a las 7 de la tarde, bajo un calor de espanto y con un terreno de juego capaz de romperle las piernas al temible Goliat de los tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín. Había que ver al Bobi (Jose María se llama) camino del campo pelota por la plaza arriba, frente a la taberna de Paco España, coger por la Carrera, caminito de la Cruz Juan Caro y llegar al campo pelota empapado en sudor. Vivía enfrente del colegio de la Estación y a pie, con una temperatura de más de 40 grados, recorría el Cerro, la plaza, la Carrera, la carretera, la Cruz Juan Caro hasta el campo pelota. El Bobi era uno de los imprescindibles en el equipo. Más duro que el hierro era el Bobi.

Los juveniles: De arriba abajo, Santi, Gallo, Yus, Buendía, Luis Iznar, Marsi, Kilin, Bejarano, José María de los polos, Bernardo Bocanegra, Adolfo, Negro Salazar y Pepe Becerril "Cuchara".

Los que íbamos a apoyar a nuestro equipo también estábamos hechos, en esto del calor, de otra pasta. En Fuentes éramos tremendos aguantando el calor cuando de ir al fútbol se trataba. En el tajo también, pero entonces era por obligación, mientras que lo del fútbol era pura devoción. El Bobi era un pelotero alto y fino, dotado de mucha sangre y puro nervio. Junto a él peleaban cada balón Luis, Monichi, Camilo, el Bonilla, Monago... Este último, Monago, fue nuestro Antonio de la época. Era conocido como Monago porque de niño ejerció de monaguillo. Monago fue fichado por el Sevilla Atlético y en Fuentes estaba considerado como "el Cristiano Ronaldo" de la época, aunque el portugués ni había nacido ni se le esperaba. Más tarde fue fichado por el Melilla y acabó de nuevo en el CD Fuentes.

El campo pelota no estaba cercado, por lo que en los alrededores distribuían varios porteros para evitar que la gente se colara, especialmente en los partidos contra las barriadas de Sevilla. Para nosotros, Su Eminencia o Los Pajaritos eran como recibir a los New York Rangers, con aquel Garbancito al volante de su Seat 600, micrófono en mano, anunciando el triangular de la feria con los pueblos de la comarca. Aquello era la máxima expectación, el acontecimiento del siglo, el orgullo local, la cumbre de la diversión. Por aquellas fechas vinieron a por el Bobi y a por Luis. Se los llevó el CD Marchena, que a nosotros nos sonaba parecido al Manchester United, un lujo para la época. Los otros fichajes del Manchester, perdón Marchena, fueron fueron Víctor y McGregor, futbolistas de Primera Regional.

También vinieron por el Sánchez, un centrocampista que recaló en La Luisana, pueblo gallito de la categoría donde competía el Fuentes. El admirador más entusiasta de Sánchez era el Marsi, uno de los mejores albañiles de aquella época en Fuentes. El Marsi decía que Sánchez era carne de perro, incansable, que estaba hecho de materia inhumana. SúperMarsi. Ironman, hombre de hierro. Como los del futbolín, pero en grande. Sánchez jugó el mítico partido contra el Villaverde, pero tuvo muy mala suerte porque sufrió una grave lesión, tuvo que retirarse y fue una gran baja. La junta tuvo que afrontar la grave y larga lesión de Sánchez, a quien el club abonaba mil pesetas diarias puesto que la prestación que corresponde a la mutualidad de futbolistas era irrisoria. Aunque en lo deportivo el año fue espléndido, en lo económico no lo fue tanto. El estado de cuentas del balance final de temporada presentado en la asamblea de socios y ante las cuales dimitió la junta arrojó un déficit de 30.585 pesetas, después de haber tenido unos ingresos de 1.238.875 pesetas y unos gastos de 1.269.460 pesetas.

El partido contra el Villaverde fue más famoso de la historia del Fuentes, pero su época de mayor esplendor fue la temporada 1984-1985, cuando asciende a la Regional Preferente, en la que milita durante cuatro años. Sin embargo, lo que caló en la afición fontaniega fue su ascenso a la Segunda A, grupo I, que era una categoría por aquel entonces con muy buenos equipos. En los tiempos de Monago esa categoría era muy importante. Había 4 grupos, ascendía el primero de cada grupo y el segundo promocionaba con la posición del 5º al 8º de la Segunda División. En esta categoría había equipos como el Jaén, el Almería y el Córdoba. El choque entre un Jaén campeón del grupo IV de la Tercera División y un Almería que promocionaba podía tener tanta pasión como la copa de Europa. Promoción de infarto. Emoción a raudales y entusiasmo que no tiene hoy en día, cuando el dinero ha corrompido al fútbol dejándolo sin la pasión de los colores.

También por aquella época un futbolista que le puso mucho pundonor al CD Fuentes fue Juan Colorao, hermano de Bobi. Era puro nervio. Trabajó en la cuadrilla de Rafael el Mirlo y luego en la cooperativa Cafa. No sabemos por qué a Bobi le llamaban así. Puede que fuera por Bobi Charlton, pero el fontaniego era defensa y el inglés jugaba de delantero. También puede ser que fuera muy amigo de Bobi el catalino. Al Bobi en Fuentes siempre se le llamó el Bobito. Como los partidos estivales eran un éxito, la directiva decidió federar el club en la Segunda Regional. Fue cuando hicieron los vestuarios, arreglaron el campo con albero y mejoraron las porterías.

En Segunda Regional el primer partido que jugó el Fuentes fue contra la Roda de Andalucía y el segundo contra el Herrera. Contra la Roda ganamos por 2-1 y contra el Herrera empatamos 1-1. En esta categoría venían los árbitros de Sevilla, de la federación y se les pagaba, y no como antes, que pitaba los partidos Antoñito Rabadán, un señor que se dedicaba a arreglar televisores. Los rivales eran equipos limítrofes y de la Sierra Sur: La Luisiana, el Carlos III de Cañada y Campillos, Lantejuela, Aguadulce, Pedrera, El Coronil, El Saucejo, Martin de la Jara, La Roda de Andalucía, Herrera, Almargen, Alameda... El fontaniego Benito entrenaba al Carlos III, que tomaba el nombre del impulsor de la repoblación de Sierra Morena.

El favorito de aquella categoría era el Morón de la Frontera. Lo ganaba todo. Vino a Fuentes y nos ganó 0-2 y luego fuimos a Morón y perdimos por 8-0. El campo del Morón era el privilegiado de la categoría, con césped y todo, gradas y cabina radiofónica. El Morón tenía muy buen equipo porque traía peloteros desechados del Sevilla Atlético, pero que en Segunda Regional hacían un papel extraordinario. Aquella tarde que fuimos a jugar a Morón empezó a llover, el campo se puso resbaladizo y los jugadores del Fuentes, que no habían pisado nunca hierba, no daban pie con bola. Aquella tarde en Morón estaba el presidente del club, Manuel Vergara, que luego sería representante fontaniego de la derecha de Alianza Popular, con su puro en la boca. Con la goleada sufrida por el Fuentes, estaba que se comía el puro y decía "¡esto no puede ser, salir goleado de Morón, qué vergüenza!".

José María el de los polos

Por aquel entonces teníamos de cronista en Fuentes a José María el de los polos. Era el encargado de hacer la crónica de los partidos para Radio Morón, que se emitía todos los lunes a las 13:30. En la radio daban los resultados y salía el nombre de Fuentes en un programa con mucha audiencia. Orgullo patrio. Aunque a veces las crónicas recogían hechos poco halagadores. Especialmente cuando la Guardia Civil tenía que escoltar al árbitro a la salida del pueblo porque lo querían linchar. Había árbitros que no querían arbitrar en determinados pueblos. Cosas del mal perder. Una vez que el Fuentes jugaba contra La Luisana, con árbitro así de bajito, moreno, de pelo negro y largo pitó varias jugadas a favor de los visitantes. Algunos aficionados del Fuentes saltaron al campo detrás del árbitro, que las pasó canutas hasta que los civiles lograron meterlo en el vestuario.

En el campo de pelota del Fuentes , " El barrancon",  había una peña de 4 aficionados que les llamaban los de la red, siempre se ponían detrás de la portería. Eran Moreno el Carnicero, Juan Antonio el de las Tortas, el Lolo el Monumento y Perrojato. Antes de cada partido se tomaban su cafelito en el bar Herradura y se montaban en el R-6 blanco de Moreno el Carnicero y para el campo, también acompañaban al Fuentes en los desplazamientos. Otra tarde, en Lantejuela, un aficionado del Fuentes se lanzó al campo, pero antes de llegar al árbitro perdió pie, cayó al suelo y el panzazo que se dio desató el delirio de los lantejueleños. Las carcajadas dicen que se oyeron en Fuentes. Aquí, como casi en todas partes, siempre hubo aficionados a desahogarse con los jugadores contrarios y con los árbitros. Malos perdedores. Eran Juanito "Justo" el Carpintero, el Pepe el Estanquero de la calle Mayor, Luis Chicaingo... Un día en el campo del Marchena, Justo el Carpintero, que tenía mucha gracia, les decía a los jugadores "¡pégale más fuerte al balón, que esa patada tiene menos fuerza que el estiércol de la mistela!". Una noche en Marchena, Antonio Corzo, les decía a los jugadores del Fuentes que no corrían "Devolvedme mis treinta duros, que no corréis".