La violencia con la que el franquismo actuó en Fuentes sorprende a quienes han estudiado los primeros meses de la guerra en la zona donde el golpe militar contra la República apenas encontró resistencia. Sorprende la dureza de la represión y el asesinato indiscriminado de personas que, en muchos casos, no habían cometido más "delito" que apoyar la legalidad democrática o pensar diferente. Lo afirma el periodista e historiador Rafael Guerrero, director del documental "Rotspanier" (Rojos españoles) que este domingo se proyecta en el salón de la Huerta en el marco del homenaje a Antonio Hidalgo organizado por la Asociación Fontaniega de Familiares de Víctimas del Franquismo. Rafael Guerrero, director durante 15 años del programa La Memoria, de Canal Sur, estará este domingo en Fuentes para participar en el coloquio posterior a la proyección de su documental.

Pregunta.- ¿Qué representa Fuentes en el movimiento memorialista?

Respuesta.- Fuentes es un pueblo que destaca por su movilización en favor de la recuperación de la memoria histórica y eso se debe, creo yo, por haber sido víctima de una cruel represión franquista en los primeros meses de la guerra civil. Fuentes viene a ser un reflejo de la extrema crueldad con la que el franquismo, apoyado por los señoritos, se ensañó en el mundo rural, especialmente con los jornaleros y las mujeres. Los hechos del Aguaucho son escalofriantes y tienen los componentes más macabros del odio político que imaginarse pueda.

P.- En tu programa de Canal Sur has abordado el caso de Fuentes.

R.- Por supuesto. Lo hicimos varias veces cuando se buscaba a las niñas del Aguaucho, luego entrevisté a Virtudes Ávila, cuya historia estremece por la pesadilla que tuvo que sufrir aquella niña a lo largo de toda una vida, primero como huérfana de toda su familia, asesinada, y después como semi esclava al servicio de las monjas, que le ocultaron su origen y la tuvieron en un régimen de semi esclavitud trabajando para las otras internas. Su historia es propia de una pesadilla de terror. La educaron en la sumisión más absoluta. También dedicamos un programa a la obra de teatro "El gallo rojo", que tuvo mucha repercusión con sus representaciones en toda Andalucía.

Rafael Guerrero, durante el rodaje de "Rotspanier"

P.- De terror y esclavitud va tu documental que mañana se proyecta en el salón de la Huerta.

R.- Sobre todo, de esclavitud. De la esclavitud a la que los nazis sometían a los presos que caían en sus manos cuando conquistaban un territorio. Lo hicieron nada menos que con la mitad de los 140.000 exiliados españoles que vivían en Francia en el momento de la ocupación alemana. Ese hecho, la esclavización de los capturados, era algo sabido en Francia, aunque no contado, pero ignorado en España. Alrededor de 70.000 españoles fueron usados como esclavos para construir el muro atlántico, un dispositivo de defensa compuesto por 3.000 búnqueres y cinco gigantescas bases de submarinos, entre otras grandes obras. El Francia se tendió un tupido velo sobre ese tratamiento sufrido por los españoles, a los que los alemanes llamaban despectivamente "rojos españoles" porque les avergonzaba.

P.- ¿Quedan cosas que contar sobre los horrores de aquellas guerras?

R.- Muchas cosas o no se han investigado a fondo o, si han sido investigadas, no se cuentan. A veces por vergüenza y a veces porque molestan políticamente. El resultado es que existe un océano de ignorancia sobre las atrocidades cometidas, tanto por los fascistas españoles como por los nazis alemanes. En ese sentido, es destacable la labor de los gobiernos españoles de Rodríguez Zapatero. Después, la memoria histórica ha dejado de ser importante. Ni TVE ni Canal Sur han querido emitir, hasta ahora, mi documental. La utilización de los españoles como esclavos ha sido investigado, sobre todo, por dos historiadores, el alemán Peter Gaida y el asturiano Antonio Muñoz. Alguien puede pensar que exageran cuando el documental "Rotspanier" habla de esclavitud, pero está basado en hechos ampliamente investigados, aunque aquí causen sorpresa y en Francia vergüenza.

P.- ¿Dónde y cómo se rodó el documental?

R.- Principalmente en Francia, en Burdeos y en la Bretaña, y en las islas británicas del Canal de la Mancha, único territorio inglés que cayó en manos alemanas. Allí, los descendientes de los exiliados españoles todavía conservan la memoria del trato que los alemanes dieron a los presos. El documental es básicamente memorialista y trata de rescatar del olvido un episodio de esclavitud practicado masivamente por las tropas alemanas en territorio europeo. Existe la necesidad de construir una memoria común europea porque hay muchos hechos que se entrecruzan entre los países que hoy comparten políticas y economías.

P.- ¿Qué apoyos has tenido para rodar "Rotspanier"?

R.- Este documental no se habría podido hacer sin el apoyo de la dirección general de Memoria Democrática del Gobierno central, de la Diputación de Cádiz, de la Universidad Rovira i Virgilis de Tarragona. Hemos tenido el apoyo del Instituto Cervantes para las proyecciones hechas en Francia y en Frankfurt y de la asociación Nouvelle Aquitaine Andalussie, una organización promovida por andaluces emigrantes, afincados en Burdeos, que preside Antonio Cruz, gaditano y biznieto de Seisdedos.