Este jueves pasado, día 24, terminó el ciclo de conferencias “En tiempos de los Ruiz Florindo” desarrolladas dentro de los actos promovidos por el ayuntamiento en el Año Florindo, con motivo del tricentésimo aniversario del nacimiento de Alonso Ruiz Florindo, ilustre alarife fontaniego que, además de realizar excelentes obras en su localidad natal, llevó la impronta de su quehacer arquitectónico a las localidades aledañas a Fuentes, Écija, La Luisiana, La Campana, el Arahal, etc.

La última conferencia del ciclo fue “Fuentes en tiempos de los Florindo”, desarrollada por Jesús Cerro. En ella se habló de los inicios del S. XVIII en España con la Guerra de Sucesión, la instalación del centralismo borbónico y de la Ilustración. Continuó la conferencia con el análisis del casco urbano de la época y un estudio de las viviendas, divididas según era su cubierta de teja o de palma, analizando también la propiedad de las mismas. A continuación se analizó la población, según su distribución por sexos, su situación familiar, la composición de las familias, la evolución de la población y su estructura sectorial. También se hizo un estudio del término municipal y de la propiedad de las tierras de Fuentes, siendo los grandes propietarios el común de la villa, el elemento clerical y el marqués.

La conferencia siguió analizando la ganadería y la industria local para enlazarla con las rentas y los impuestos que pagaban los fontaniegos para terminar con un estudio de las principales obras públicas realizadas: casas consistoriales, pósito y pozos: Ancho, de la Reja y Fuente de los Arrieros, para terminar con el análisis de unas obras que se hicieron bajo la dirección de Alonso Ruiz Florindo y a expensas de 4 fontaniegos Fernando y Antonio de la Escalera, Fernando Aguilar Fernández de Córdoba y Francisco Peñaranda y Torres para dar trabajo a los jornaleros que no tenían trabajo por las abundantes lluvias. Por último el conferenciante habló desde cuándo la villa tiene por nombre Fuentes de Andalucía.

La primera de las conferencias de este ciclo llevaba el título “Directrices para la rehabilitación de una tipología de la Ruiz Florindo”, desarrollada por el  equipo técnico que lleva a cabo la obra de restauración de una de las obras cumbres de Alonso, una casa palacio situada en la calle Lora del Río, nº 8 y que el pueblo llano la conoce con el nombre de la casa de la señorita María, antigua propietaria de la misma. En el desarrollo de la misma, el arquitecto director Fernando Martín Sanjuán fue exponiendo con un lenguaje alejado de tecnicismos y adaptado al público asistente las características de esta restauración, apoyado siempre en planos y fotografías de dicha casa, especialmente de su situación al hacerse cargo de la dirección de la obra. Así, expuso que se habían confeccionado 60 fichas del edificio, que abarcan desde la fachada al torreón, pasando por la parte alta y baja del edificio. En esas fichas se “escuchaba al edificio” para restablecerlo a su estado primitivo, tomando las anotaciones más importantes de las diferentes actuaciones a llevar a cabo. En su intervención se llevaría a cabo la eliminación de los edificios anexos construidos en el siglo pasado para dejarlo en su estado más próximo al original.

A continuación el arquitecto José Luis Pérez Hidalgo explicó, apoyándose en la planimetría el estudio evolutivo de la casa de 1.400 metros cuadrados en su origen y de su actuaciones sobre la misma. En el siglo XX se produjeron deterioros importantes en los parámetros de la casa que tuvieron que ser reparados y se segregó a finales del mismo la superficie de la casa de campo y se levantaron algunos edificios anexos a la casa original que han sido demolidos al no ser originales del edifico primitivo a fin de respetar la casa palacio original. Según los planos mostrados la entrada que desemboca en una amplia estancia que constituye el apeadero cubierto dará paso a un espacio abierto denominado apeadero abierto para acceder al patio de la acequia que llevará plantados 6 naranjos y limitado en su parte derecha por una logia cubierta por armadura de par y nudillo a dos aguas y sostenidas por columnas, para dar acceso a un edificio de nueva construcción donde se alojarán los dormitorios de los hijos de la familia. Para la cubiertas se utilizarán tejas y doblones. También mostró y explico varios dibujos de alzado de diferentes partes del edificio tanto actual como definitivo.

El arquitecto técnico José Luis Pérez Chamorro explicó cómo serían las diferentes solerías de los espacios usando fundamentalmente el pavimento de ladrilla salvo en los espacios libres que sería en las partes nobles de mármol blanco y en el patio de la acequia de albero y piedra caliza. Asimismo explicó el sistema y las técnicas usadas en evitar las humedades. El carpintero ebanista Miguel Ángel Balmaseda hizo una exposición de su intervención en la casa diferenciando las partes a reparar: puertas viejas, puertas y ventanas de nueva factura, cubiertas de las partes que lo necesitan y uso de la cubierta de par y nudillo de la logia usando para ello las líneas marcados por el tratadista marchenero Diego López de Arenas, autor de artesonado de la iglesia Santa María la Blanca.

La segunda conferencia, “Mujeres, arte e ilustración en la España del siglo XVIII”, de Andrea Díaz Mateí, comisaria de la exposición de los Ruiz Florindo de la Casa de la Provincia en Sevilla. Comenzó su intervención destacando la convivencia del barroco y del neoclasicismo, traído por la Ilustración, a lo largo del S. XVIII, poniendo como ejemplo el edificio de nuestro Ayuntamiento, que fue diseñado en un estilo barroco par Alonso Ruiz Florindo y rechazado por la Academia de San Fernando, cuyo director, el arquitecto Ventura Rodríguez, impuso un edificio de caracteres neoclásicos. Si nos preguntamos por qué no ha habido nombre de mujeres artistas en la historia del arte podemos contestarnos que fue porque fueron relegadas, no reconocidas y no recordadas al vivir en una sociedad dirigida y controlada por los hombres y ellas tuvieron que ser artistas, literatas, pintoras, escultoras o músicas, a la sombra de otro artistas, generalmente su marido, o bajo el seudónimo de un nombre masculino.

La Ilustración trajo las ideas de la Revolución Francesa y con ellas el principio de que todos los hombres nacen libres y con los mismos derechos. Por ello las mujeres entonces comenzaron a debatir y plantearse la jerarquía de los sexos y el conseguir los mismos derechos que los hombres, poniendo las bases del feminismo moderno. Tambíén puso las bases del neoclasicismo y su espíritu, transformando las ciudades al incorporar en ellas los principios urbanísticos, creando edificios que no fuesen iglesias y palacios, como teatros, salones de literatura, de política, de arte, donde se hacían reuniones para debatir y comentar asuntos y puntos de vistas de estos temas. También aparecieron la tertulias, generalmente desarrolladas en casa particulares y en donde la mujer representaba un papel social importante. Por lo que se dio un importante valor a la educación en las mujeres, sobre todo en las esferas aristocráticas y burguesas. La literatura, el arte, la historia, música  y otros asuntos sociales adquirieron cierto protagonismo en la sociedad.

Al crearse en Madrid, en 1752, la Academia de Arte de San Fernando empezó a emitir reglas por las que debían regirse las obras de arquitectura, pintura y escultura, siendo el neoclasicismo el estilo reinante y permitido. Esta academia fue admitiendo en el seno de ella a mujeres pintoras que habían recibido sus nociones en el seno familiar o en círculos muy restrictivos. Para ser reconocidas como académicas de honor o de mérito las mujeres debían realizar una solicitud para su ingreso y aportar su trabajos y méritos. Así fueron reconocidas como académicas Bárbara María de Hueva, Faraona María Magdalena de Olivieri, Catherina Cherubini Preciado,María de Loreto Prieto, Anna María Teresa Mengs, Juana Regis Armendariz y Samaniego, Dorotea Michel, María Tomasa Palafox y Portocarrero, Mariana Urnies y Pignatelli Marcela de Valencia y Jean Ranc.

Francis J. González Fernández nos paseó en su tercera tertulia, “Alonso Ruiz Florindo, el sordo de Fuentes”, por todos y cada uno de los edificios fontaniegos, construidos tanto por el abuelo Juan Ruiz Florindo, como por el hijo Alonso y el nieto Alonso Ruiz Florindo de Carmona. Además, hizo unas puntualizaciones muy interesantes sobre el aspecto físico de ilustre alarifes y su pequeña minusvalía de ser sordo. La casa de don Cipriano y la fachada de la iglesia conventual de San José, diseñadas y construidas por Juan, el primer alarife de la saga, que siendo analfabeto consiguió realizar estas dos obras tan importantes de ladrillo labrado. La primera con un importante mirador con columnatas de fuste curvilíneos y doble arco de medio punto, sostenido con un pinjante. Ya en el patio emplea en la parte inferior arcos de medio punto trilobulados, elemento que será uno signos propios de la arquitectura florinda.

Continuó el recorrido por las fachadas de la calle Fernando de Llera y Lora del Río, para continuar haciendo referencia a la desaparecida casa de correos de la calle La Matea. Asimismo hizo referencia a la reconstrucción de la iglesia afectada por el terremoto de Lisboa así como de la reconstrucción de la torre a la que dio su aspecto actual cambiando el chapitel de José Rodríguez por varios cuerpos geométricos superpuestos , una base troncocónica ochavada ,linterna cilíndrica y remate. También hizo referencia a su paso por la capital y su relación con los Figueroa.

Tras un breve descanso con motivo de las fiestas del 1 de noviembre, se retomó el calendario de conferencias y el 8 del presente mes el arqueólogo local Álvaro Fernández Flores nos dio una verdadera lección sobre el uso de la tierra en las construcciones en la conferencia titulada “ Los Florindo y la arquitectura en tierra. Una visión desde la arqueología”. En su disertación nos enseño el arte de construir con el uso de los elementos que el hombre ha tenido más a mano y que han sido menos costosos, adentrándose a épocas en las que el hombre iniciaba su estadios de sedentarismo ye iba abandonando el nomadismo. Al mismo tiempo nos enseñó como nuestro territorio municipal en tiempos muy lejanos estaba ocupado por el mar, como casi toda la península. En la era terciaria los levantamientos alpinos erigieron la cordillera del sur de la península, la cordilleras Béticas e hizo que el mar se desplazará hacia el sur pero quedan una lengua de mar en lo que hoy es el valle del Guadalquivir. Con la colmatación de este valle en la era cuaternaria permitió que fuera adquiriendo la forma y composición que actualmente tiene. Por eso parte de nuestro municipio está formado por arenas procedentes de la erosión marina y otras por sedimentos marinos.

Este hecho permite que los hombres que habitaron estas tierras usaran como elemento más idóneo y más rentable la tierra para construir sus viviendas, bien haciendo las paredes por medio de tapiales o por medio de ladrillos de tierra sin cocer, el adobe. Una u otra forma de construir fue la que se ha usado hasta casi nuestros días por las familias menos adineradas ya que la piedra era un elemento escaso y de gran coste que sólo se usaba en ornamentaciones y construcciones ricas. Los romanos añadieron a la tierra un elemento aglutinador de ella, la cal, para hacer el tapial pero que en caso necesario se utilizaban los restos de paja de las recolecciones para que sirviera de ese aglutinador necesario y no se rajara el tapial. El tapial y el uso del adobe  fue usado hasta bien entrado el siglo XX y por tanto muchos de los edificios que realizaron los alarifes Ruiz Florindo utilizaron este sistema para construir los muros de sus edificios.

Desde Puerto Real se desplazo el historiador Manuel Jesús Izco Reina para deleitarnos y abrirnos la mente de las obras que realizó Antonio Ruiz Florindo en esta localidad gaditana a través de su conferencia “Puerto Real y Antonio Ruiz Florindo” . En ella nos describió la impronta que este maestro alarife dio a la ciudad.
Antonio tras formarse con sus hermanos Alonso y Cristóbal en Fuentes obtuvo la categoría  de maestro albañil y comienza a independizarse de ellos. Se sabe que intervino en la capilla de los Desamparados de la iglesia de San Sebastián de Marchena junto a Ambrosio de Figueroa. Tras su intervención en la torre del convento de la Merced de Osuna, construye como maestro alarife la Cilla del Cabildo quizás siguiendo las trazas realizadas por Ambrosio de Figueroa.

En Osuna alcanzó una notable popularidad que traspasó los límites provinciales, llegando su fama a Puerto Real (Cádiz) desde donde fue llamado para participar en las obras de la fuente de la Higuera que estaba a legua y media de distancia ( 8.358 metros), construyendo una cañería que llevase el agua hasta la población. Nos señaló que la cañería construida tenía de vez en cuando unas aberturas con una construcción con remate piramidal. Vimos y nos explicó los planos de la llamada Caja del Agua y su estado actual. Además de las obras hidráulicas Antonio construyó el mercado de abastos, con 32 puestos alrededor de una fuente. Este mercado quiere ser rescatado y llevado a su estado inicial. Además en el Puerto realizó el trazado del cementerio, realizando obras en el Trocadero.

En su intervención el ponente dijo que constaba que con él llegaron sus obreros que eran de Fuentes y de Osuna, quedándose a vivir allí. También supimos que realizó un acueducto en Algeciras para llevar el agua a este municipio. Recibimos información de que sus descendientes ocuparon altos cargos en la vida municipal y que uno de ello llegó a ser embajador plenipotenciario ante Estados Unidos. Nos satisfizo que también Antonio pudiera haber hechos obras en Salucar de Barrameda e incluso haber llegado a Talavera de la Reina.

En la conferencia titulada “La conexión de los Ruiz Florindo con los Figueroa” el arquitecto Honorio Aguilar nos hizo un recorrido audio visual por las obras del iniciador de la saga Leandro de Figueroa, con una intervención cargada de pedagogía para que fuese entendida por todos. Mostró con gran conocimiento y habilidad oral los cambios introducidos por este conocido sevillano en las obras que realizó cargadas de elementos barrocos que desembocaron en influir en los demás arquitectos y maestros alarifes como fue en el caso de Alonso Ruiz Florindo.

Nos fue pasando, todo con imágenes, por las distintas obras de Leandro dando una visión de las innovaciones introducidas en su construcción: Hospital de la Caridad, con la originalidad de partir el patio por doble arquería sostenida por columnas; hospital de los Venerables Sacerdotes; palacio de San Telmo; cúpula de la Catedral de Cádiz; capilla sacramental de Santa Catalina, de planta rectangular en cuyo interior se desarrolla una exuberante decoración barroca, tras la que se esconde un complejo programa iconográfico del Misterio Eucarístico; claustro mayor del convento de la Merced (actual Museo de Bellas Artes), la cúpula de la iglesia de la Merced; y  para terminar con su obra maestra la iglesia de San Luis de los Franceses, construida por encargo de la Compañía de Jesús, posee una fachada decorada como si fuera un retablo y es de planta de cruz griega sobre la que se ubica una cúpula sobre un tambor circular con amplias ventanas que le dan una gran luminosidad. Su decoración barroca dan una impresión celestial. Este arquitecto y sus hijos Matías y Ambrosio contemporáneos de los alarifes fontaniegos Ruiz Florindo tuvieron una gran influencia en las formas de decoración y en las técnicas empleadas por los últimos en sus obras.