La feria, para quien la baile. Lo mejor de la feria, de mi feria, es bailar hasta caer rendida. Para estar en la caseta con los amigos mientras el cuerpo aguante. Vivo la feria a tope, lo mismo que otros viven el carnaval o la semana santa. Esta semana de agosto, si hubiera feria, mi primera casa estaría en el Postigo y a la otra casa, la de todo el año, iría únicamente a dormir. Es verdad que la feria de antes se disfrutaba más, sobre todo porque empezaba a las doce de la mañana y no paraba hasta la madrugada. Ahora la feria es principalmente de noche y eso le quita encanto.

No es por casualidad que mi caseta se llame Punto de Encuentro. El donde nos citamos los amigos, alrededor de 20 parejas, todos los días de la feria. La verdad es que somos más o menos los mismos que nos vemos todos los fines de semana, pero la feria le da otra intensidad al encuentro, otro aire, que disfruto como no lo hago en todo el año. El baile y la música son los dos ingredientes fundamentales de mi feria. Cualquier baile, lo que me echen. Y cualquier música, la que pongan, aunque prefiero la de los 80: Modern Talking, Mecano, Boney M, Mägo de Oz...

La feria es la fiesta de la amistad. Nuestra caseta nació el año 2000, como la odisea del espacio, pero en versión colegeo. La empiezan los hombres montando la caseta, el martes llegamos las mujeres a añadirle la decoración y esa misma noche arrancan los mejores cinco días del año para la diversión y el baile. Esa noche cada uno lleva para comer lo que le parece y la bebida corre por cuenta del repostero. El miércoles siempre hay comida que sobró del martes, así que echamos el día con eso y recorriendo el recinto para ver cómo ha quedado. Por la noche, pescaíto y baile, siempre baile.

A la feria le falta la juventud, que se va a la puerta de la discoteca. Hay una especie de "apartheid" juvenil. Para los chavales de 15 a 20 o 25 años no hay espacio en la feria. Creo que ellos no encuentran sitio en nuestra feria principalmente por razones económicas. La feria es cara, por eso hacen botellona de tinto peleón fuera del recinto. Montar una caseta no está al alcance de sus bolsillos y la caseta municipal ha perdido toda la esencia de la feria. Más que una caseta es un salón de actos en el recinto ferial.

Pero volvamos a la caseta Punto de Encuentro. El viernes deja de ser Punto de Encuentro y las mujeres la convertimos en la Peña del Abanico. Nos es que se convierta en Punto de Discordia, pero las mujeres vamos por libre. Nos vestimos todas de gitana y nos vamos a recorrer las casetas juntas. Los hombres por otro lado. A veces no tropezamos por el recinto, pero como si no nos conociéramos... El sábado vuelve el encuentro y ya no paramos de bailar hasta el domingo, hasta caer rendidas de bailar. Es la feria.