Amanece en nuestra campiña de Fuentes de Andalucía. Se retiran los pequeños animales de nuestra fauna que han estado activos en la oscura noche. Inician su jornada mañanera los animales diurnos que habitan en nuestro municipio: perdices, liebres, conejos... Entre ellos, el más hermoso de los pocos mamíferos cazadores que nos quedan: el zorro. Podríamos llamarle la última fiera de Fuentes. El astuto cánido se encuentra en los pequeños recovecos naturales que nos quedan. Se esconde entre pequeñas madrigueras ocultas. En su campeo, busca las zonas abiertas para dar alcance a sus presas preferidas, los conejos. No resulta nada fácil para este zorro localizar a los animales herbívoros en plena naturaleza.

Hemos tenido la triste oportunidad de seguir los rastros de un zorro atropellado por el hombre. Le hemos llamado "el último gran depredador de Fuentes de Andalucía" porque vive ahora en algunos de los pocos cotos de caza del municipio. Ha perdido ya todo contacto con otros depredadores que existen por encima de su cadena alimenticia, excepto con el peligroso hombre, y sería muy lógico que de seguir atreviéndose a frecuentar "sus" cotos, dentro de no muchos años, el "ultimo gran depredador de Fuentes" pudiera desaparecer por completo. Es lo que le ha pasado a nuestro triste protagonista de hoy, del que adjuntamos su triste fotografía.

Queremos llamar la atención sobre la insólita belleza de nuestro zorro, sobre su escasez y los peligros que han hecho y están haciendo, que el más bello de nuestros grandes depredadores, pocos años haya pasado de ser abundante a encontrarse en tal amenaza y posible extinción. En el siglo XIX hay memoria de nuestros antepasados que señalan la existencia de zorros en muchos puntos de nuestra localidad, donde ya no aparecen. Hoy, las ultimas poblaciones de zorro, al que muchos llaman alimaña o animal dañino, se podrían contar con los dedos de las manos. Quizás una cuarentena, algunos en Fuentes, muy pocos en la zona del Castillo de la Monclova, otros cuantos en la vereda de Fuente la Reina y algunos, como nuestro triste protagonista, en la zona del Molino el Pollo y sus alrededores.

Después de buscar entre los secos rastrojos pequeños roedores, entre los que se encuentran las ratas, ratones, topillos o conejos, sin tener éxito, y encerrado entre chalets, carreteras y casas que bloquean su paso, el zorro detecta la presencia de animales enjaulados, acotados y controlados por la especie humana. Para ello, los oye con una magnifica capacidad auditiva a muchos metros, acercándose y olfateando la zona exacta donde se encuentran. Ha localizado una pequeña parcela donde puede nutrirse de lo que no ha encontrado en el campo. Mueve el rabo, pero no se lanzará al ataque hasta pasada la noche, donde estará todo más tranquilo, sin el peligro y la amenaza del hombre, su enemigo y quien le quitó sus tierras y sus presas.

Pero el zorro no solo es un cazador, es también una presunta presa, una presa para el hombre. Por eso este animal es extremadamente sigiloso y cauteloso. Si descubre el hombre su madriguera, su escondite, su guarida, donde guarda sus crias, podría ponerle en un gran aprieto. No tiene nada de particular que el zorro mate una rata o un ratón. Mucho más difícil le resultará acceder a esa parcela donde están protegidas las gallinas por el hombre. Ciertamente, los zorros han dado muerte a gallinas, conejos, incluso pequeños cochinillos o cabritos, igual que a pequeños perros o gatos, pero se pondrán a buen recaudo cuando tengan que enfrentarse con un perro grande.

Si bien esas gallinas o esos pavos que están dentro de jaulas son unas presas muy tentadoras, el zorro las evitará lo máximo posible a no ser que no tenga nada que llevarse a la boca, a no ser que pase escasez. La presa por excelencia del zorro en nuestra campiña es el conejo o la perdiz. La gran catástrofe de la mixomatosis resultó dramática para los zorros. Reducida la población de conejos, éstos ya buscarían su suerte robándoles y enfrentándose al hombre, jugándose su propio pellejo.

En épocas ancestrales, sus mayores enemigos eran las águilas y los búhos reales, entre otros. Ahora es el hombre con sus trampas mortales hechas de metal afilado, lazos, carreteras o incluso la mortal estricnina. Más de un zorro habrá muerto alcanzado por esos lazos o envenenados por este alcaloide que resulta mortal para todo tipo de cánidos. Los zorros tienen muchos recursos para ponerse a salvo del poderoso hombre, que no puede oír ni olfatear o intuir como él. Si pasa todo ese peligro, el ultimo depredador entrará sin más en el gallinero, atrapando a la más inocente gallina, pollo u otro tipo de animal que el hombre está engordando.

Como dicen los expertos, el zorro seguirá arriesgando su pellejo y su vida hasta que pueda volver a cazar su conejo de cada día. En los días de otoño, estos mamíferos tendrán una exigencia aun mayor, ya que el campo está sin el abrigo de las cosechas y sin agua. Si no encuentra conejos, perdices u otros animalillos del campo, el zorro lo volverá a intentar y de manera más feroz.

Caen las noches y los últimos zorros de nuestro municipio intentarán cambiar de sitio para tentar mejor suerte, pero al estar acotados entre carreteras y vallas, su suerte es muy limitada. Un buen día veremos al último de su clan, al último de los zorros, cazado, atropellado o peor aún, envenenado como muestra  la imagen. Queremos dejar testimonio de nuestro sentimiento de admiración hacia el zorro fontaniego. Especie depredadora prácticamente única ya en todo Fuentes de Andalucía. Especie, para algunos alimaña, pero que en tan solo un siglo ha pasado de ser abundante a ser muy rara. El triste argumento de este artículo debería concienciar de la prohibición inmediata de venenos, lazos, cepos y caza furtiva contra estos animales y que no se repita en ninguno de los rincones de Fuentes, ni por supuesto de ningún lugar.