Durante las dos décadas que estuvo encerrada nuestra Soledad, el Viernes Santo perdió todo el esplendor que tuvo antaño. La hermandad no tenía dinero para sacarla con costaleros a jornal. El resultado fue que se volvió el día más apagado y triste de la Semana Santa de Fuentes. Tan solo había los santos oficios de la tarde. En esa noche no había cine por tradición y porque Cristo estaba muerto. La gente se compraba sus pipas en el carrillo amarillo y se dedicaba a pasear por la calle Mayor y de ahí a casa a ver la películas que ponían en la tele de blanco y negro sobre la pasión de Cristo. En Fuentes había el dicho de que hay tres días que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. En Fuentes eran días esplendorosos. Esta procesión, según decían, era muy disciplinada, tenía muy buen paso, para nada era lenta haciendo su recorrido.

En las vísperas de la Semana Santa el cura tenía la costumbre visitarnos en la escuela y nos hablaba de la Soledad. Eso nos hizo sentir mucha pasión por esta procesión y estábamos deseando verla salir. Parece mentira que una hermandad que estaba encerrada causara un sentimiento de profundo respeto y admiración, un sentimiento y actitud de profunda veneración religiosa como causaba la Soledad entre las gentes de Fuentes. Nuestros mayores habían infundido en nosotros la idea, el concepto, el sentimiento con mucho ahínco.

Los mayores tenían la costumbre de coger de la mano a sus descendientes y llevarlos al convento a ver a la Virgen de la Soledad. Se les empapaban los ojos con estas figuras artísticas. Al verlas desde que nacieron se llenaban de pasión. Era la semilla que nuestros mayores sembraron. La Soledad es un arte heredado, una herencia de gusto por el arte.

La Virgen de la Soledad estaba ubicada en el convento, a la entrada a la derecha, y el Santo Entierro en la Iglesia de Santa María la Blanca, al lado del altar mayor. Del Santo Entierro lo que les gustaba a muchos devotos eran los escritos en Latín que tenían en su urna, a sus costados. Eso le daba al paso calidad de antiguo. El Santo Entierro es una obra de arte tallada en aquellos tiempos por los tallistas de Fuentes que se llamaban Manuel Navarro González (Manolito Marta) y Manuel Mazuelos Villarejos. Ellos tallaron el paso de la Humildad, Jesús Nazareno, Santo Entierro y ejecutaron el paso de la Veracruz.

El hermano mayor de esta hermandad fue Fernando Vázquez hasta el año 1963. La camarera que preparaba los pasos era Anita Cárdena y el que montaba los pasos era Manuel Narváez, el Mirlo. Anita Cárdenas aceptó a regañadientes el cargo de camarera, que es la encargada de la decoración de los pasos. No le queddó más remedio porque una vez, en su calle Cruz Verde, en su misma puerta, pararon el paso de la Virgen y le dijeron que "hasta que aceptes el cargo de camarera el paso no se va de la puerta". El secretario era Juan Barcia.

Una de las cosas que gusta a la gente de Fuentes es ir a las iglesias a ver montar los pasos porque significa el comienzo de su semana santa. Había algunas familias en Fuentes que estaban muy vinculadas e involucradas a la Soledad. Algunos fervorosos le llamaban la Virgen de Fuentes. Allá por 1987, años después de su reorganización, cuando la veían pasar por la calle mayor, decían que podía recaer y volver a caer en otra crisis. Sin embargo, había fervorosos que decía que iría a más, decían que había más cultura, y han acertado pues la Soledad lleva casi 40 años saliendo a la calle desde su reorganización en 1983.

Allá por 1983 hubo un grupo de hermanos que vieron viabilidad económica para que saliera. Había juventud en Fuentes dispuesta a que meterse de costaleros gratuitamente. Fue la primera cuadrilla de costaleros hermanos gratuitos. También tenían una lista considerable de hermanos para hacer frente al resto de gastos y al final la lanzaron a la calle. Fue un éxito rotundo porque de devoción Fuentes siempre estuvo sembrada. La gente de Fuentes tenía la costumbre de ir a recoger a la Soledad cuando se recogía. Con eso daban el adiós a su Semana Santa.

Los primeros años después de su reorganización salía el viernes santo y eso gustaba mucho. Luego, en los umbrales de los 90, la cambiaron al sábado. Cuando esta procesión volvió a salir en 1983, tras dos décadas de encierro, se vieron muchas ropas de nazarenos y túnicas que llevaban muchos años guardadas y eso levantó mucha pasión por lo antiguo, por la antigüedad.

En Fuentes estaba muy arraigada la tradición de celebrar en la mañana la fiesta del cordero pascual el Sábado de Gloria. Esta fiesta se celebraba el sábado por la mañana en la plaza, a donde llegaban los pastores con los rebaños y los padres le compraban un cordero a cada hijo. Para los niños era una fiesta. Diría que esta tradición procedía de finales del siglo XIX o principios del XX. Se estuvo celebrando hasta finales de los años 50 del siglo pasado.