Hora y media con las emociones a flor de piel. En el salón de la Huerta lleno de público conectado en directo con cuatro periodistas que están en Kiev, la capital de Ucrania, o que acaban de volver de allí. En la pantalla y la sala, gente sensible al dolor de quienes sufren la tragedia. En la pantalla gigante, cuatro protagonistas que han vivido o están viviendo el conflicto en primera línea. Joaquín Luna, enviado especial de La Vanguardia, Óscar Mijallo, enviado de TVE, Emilio Morenatti, fotoperiodista de Associated Press, y Aurora Moreno, enviada de RNE. En la sala, gente ansiosa por saber más y entender lo que está pasando. Y, sobre todo, por ayudar. Conduciendo el informativo, el periodista de Canal Sur Álvaro Moreno de la Santa.

En directo desde la guerra, los reporteros han contado sus vivencias, las dificultades de su trabajo y la impotencia de un pueblo sometido a la extrema violencia de una guerra. Es un conflicto retransmitido en directo a diario, casi al minuto, donde la aparentemente apacible Europa se desayuna todos los días con bombardeos de hospitales, centros educativos o barrios residenciales. Y con imágenes de millones de personas, especialmente mujeres, ancianos y niños (cuatro millones hasta ahora) huyendo del terror. Millones de personas que hasta ayer estaban en sus puestos de trabajo, sus escuelas o sus casas tan plácidamente como lo puede estar cualquiera que viva en Fuentes.

Joaquín Luna, de La Vanguardia, ha explicado a los presentes en el salón que la Huerta que la de Ucrania no es una guerra más de las muchas que existen en el mundo. "Aunque sea injusto decirlo, esta guerra nos concierne más que otras porque ocurre en Europa, afecta a gente como nosotros y ha estado a punto de extenderse a otros países". Hay otras guerras, tan brutales como la de Ucrania, pero o están enquistadas y eso hace que sea muy difícil mantener la atención sobre ellas, o están muy lejos. Otra peculiaridad de esta guerra es que sucede en un país donde "puedes estar tomando un café en una bar, con cobertura de wifi, y a 20 kilómetros de ti está el frente donde se libra una batalla".

Es injusto, ha reconocido Joaquín Luna, porque seres humanos son unos y otros, pero la invasión de Ucrania por Rusia está a las puertas de casa y, además, ha amenazado con convertirse en la tercera guerra mundial. Óscar Mijallo, de TVE ha recordado la tragedia del bombardeo del hospital infantil de Mariúpol como la experiencia más dura que ha tenido que contar desde que llegó a Ucrania. En aquel hospital había niños que no pudieron ser trasladados a los refugios subterráneos porque estaban enganchados a mascarillas de oxígeno y los médicos tuvieron que elegir que murieran por efecto de las bombas o por la falta de oxígeno.

Por su parte, el fotoperiodista andaluz Emilio Morenatti ha narrado su experiencia en esta guerra y la necesidad que tiene de comprimir en una sola imagen lo que está ocurriendo a millones de personas. "El reto del fotógrafo es encapsular lo que están viviendo los habitantes de todo un país en una sola imagen". Eso exige mucha concentración y experiencia. Morenatti es un experimentado reportero de guerra, con trabajos realizados en muchos de actuales escenarios bélicos. Una de las alumnas del IES Alarifes Ruiz Florindo le ha preguntado al fotógrafo si alguna vez ha tenido que elegir entre ayudar a alguien que sufre o realizar su trabajo de captar una imagen importante. Morenatti ha respondido que los fotógrafos ayudan, pero su labor es hacer fotos. Y que esas fotos pueden ayudar mucho más porque sirven para dar a conocer las injusticias y el sufrimiento. Pero ha dejado claro que él es fotógrafo, no una ONG, y que cada parte tiene que cumplir con su cometido. Entre otras cosas, porque él no sabe ayudar como hacer fotografías.

La reportera de Radio Nacional de España Aurora Moreno llegó a Kiev la noche anterior de la guerra y ha tenido que informar de los primeros grandes éxodos de refugiados. A Aurora Moreno le interesan sobre todo los traumas que arrastran los refugiados. El lado humano de las consecuencias de las guerras. De esta guerra, Aurora Moreno le impresionó allí la imagen de miles de personas huyendo de unos bombardeos brutales en ciudades muy similares a las de España. "Fue como si de pronto empezaran a bombardear las afueras de Madrid o de Sevilla", ha dicho la periodista de RNE.

El trabajo de Aurora Moreno ha consistido sobre todo en describir lo que visto en Ucrania y en recoger testimonios de la gente que huía. "Nosotros en la radio tenemos el poder de la palabra y eso lo traducimos, en estos casos, en testimonios de la gente que sufre. Me impresionó mucho lo que supone pasar noches enteras escondidos en un refugio subterráneo donde el frío y la humedad se hacen insoportables".

Una de las alumnas del IES Alarifes Ruiz Florindo ha preguntado a la periodista si cree que se da el mismo tratamiento a los refugiados de esta guerra que a los refugiados de otras, a lo que ha respondido que "sinceramente, no se les da el mismo tratamiento. Es verdad que este éxodo es el más importante desde la segunda guerra mundial y que todos los países europeos se han volcado a atenderles, pero es injusto que a los que huyen de otras guerras no se le atiende de igual manera, Yo recuerdo a los que huían de la guerra de Siria y en aquellos momentos todo lo que se hacía desde Europa era ponerle dificultades".

No podía acabar el acto sin que su presentador, Álvaro Moreno de la Santa, de Canal Sur, también narrara una parte de su experiencia en el conflicto. Moreno ha explicado que viajó a la frontera de Polonia con Ucrania acompañando a un grupo de voluntarios que iba a llevar ayuda sanitaria y alimentos y a recoger a 98 refugiados para traerlos a Sevilla. Álvaro Moreno ha dicho que le impresionó el desgarro que sienten muchos jóvenes que quieren quedarse a luchar por su país, pero que no tienen edad para hacerlo y se ven obligados a huir con sus madres o abuelos.

El lado positivo aportado por Álvaro Moreno es que los niños, sobre todo los pequeños, no viven la guerra como una tragedia. Aún no son conscientes del drama. Pero los más mayores sí, especialmente los que tienen 15, 16 o 17 años, que se creen capaces de luchar pero no pueden. Eso les genera un conflicto de difícil solución. En las guerras ha dos tipos de herido, los que sufren heridas que sangran y heridas morales que pueden ser peores, ha resaltado el periodista de Canal Sur. Para concluir, el reportero ha señalado que "acoger a refugiados, además de ayudarles, es una oportunidad para dejar de estar asomados al mundo a través de una pantalla y empezar a vivir el drama a través de personas de carne y hueso que llegan a nuestro pueblo".

El acto ha sido cerrado por el alcalde Francisco Martínez, que ha destacado que "Fuentes ha sido, es y será pueblo de acogida". Lo fue con la guerra de Siria y lo es con la de Ucrania. Entre otras cosas porque la emigración está en el ADN de los fontaniegos. Francisco Martínez ha destacado que se está trabajando en dos vías de acogida, una colectiva por medio de la antigua escuela hogar de las madres Mercedarias, que se va a acondicionar para recibir a cinco o seis familias, y por otra parte la vía individual, por medio de personas que ofrezcan su vivienda para los refugiados.

Para terminar, el alcalde ha recordado que las leyes internacionales obligan legalmente a los municipios a dar acogimiento a los pueblos que huyen de las guerras. Pero acoger no es sólo una obligación legal, "es también una obligación moral, ética, de solidaridad", ha dicho Francisco Martínez. A esos dos elementos de la acogida, obligación legal y obligación moral, el alcalde ha añadido "la coherencia de acoger por igual a todas las personas que huyen de la guerra o de la persecución. Lo que no es aceptable es acoger a unos sí y a otros no".