Arados de palo, rejas, capachos, tinajas, carros, yunques... cuelgan de las paredes de los cortijos dados al turismo como restos fósiles. Vestigios de un mundo perdido, esos objetos se asoman a la curiosidad del visitante, que quizás intuye el uso que tuvieron. Igual que esas herramientas, cientos de palabras que hace décadas han sido engullidas por el paso del tiempo. Palabras que no decoran las paredes, sino acaso las de la memoria. Todo cambia, pero quizá no tanto ni tan deprisa como lo ha hecho el mundo agrícola en los últimos cincuenta años. Cada actividad agrícola o ganadera contenía un universo de términos que le daban su propia personalidad.

Vistos así, a la velocidad de este siglo, los cortijos más parecen de otro mundo. Tan lejos están. Pero en realidad son de anteayer y su quietud, cuando no abandono, contrasta con el ajetreo urbano. ¡Quiá, antes no era así! Antes el ajetreo estaba en los cortijos, en ellos hervía la vida y si el visitante detiene un poco el paso puede escuchar aún el eco de los golpes del martillo del herrador contra la pezuña de una mula, las voces del guarnicionero reclamando la cejadera, del aperaó maldiciendo el mal estado de un serón o del recovero ofreciendo mercaderías.

En el poyete del patinillo, las gitanillas rojas endulzan el aire sin la cargazón de la ciudad. En el campo se oye ahora decir bactericida, coadyuvante, parasitismo, fertilizante, fotoinducción... en vez de canga, atalaje, yunta o braván.

Dice José Antonio Muñoz Rojas en su libro "Las cosas del campo" que "en todo cambio algo se pierde y algo se gana, variando la proporción según los casos y las cosas". Oficios, labores, herramientas, dichos y costumbres quedan atrás sobrepasadas por una ola de oficios, herramientas y dichos nuevos. El cementerio de las palabras muertas debe de ser tan inmenso que asusta asomarse a él. Parece increíble tropezar con oficios como el de "pensaó", que no era el que pensaba, sino el que daba pienso a las bestias. Con el pensaó se fueron para siempre el afilador, el lañador, el quincallero, el albardero, el arriero, el caminero, el carbonero, el carrero, el espartero, el hojalatero...

Y con ellos murieron las palabras que ahora resuenan entre las paredes silenciosas de los viejos cortijos. Sería interminable abarcarlas todas, pero a continuación se recogen algunas:

- Aguaó: el que acarrea agua para que beban los campesinos.

- Aguadera: Armazón sobre las caballerías para llevar en cántaros o barriles agua u otras cosas.

- Albarda: Aparejo de las caballerías de carga, que se compone de dos almohadas de paja que caen sobre el lomo del animal.

- Alcuza: aceitera, generalmente de hojalata y forma ovalada.

- Aperaó: el que cuida de la hacienda y de las cosas pertenecientes a la labranza.

-Barcina: Carga o haz grande de paja.

-Besana: Primer surco que se abre en la tierra cuando se empieza a arar.

- Atalaje: guarniciones que se utilizan en las caballerías de tiro.

- Canga: arado dispuesto para una sola caballería.

- Collera: collar de cuero o lona, relleno de borra o paja, que se pone al cuello a las caballerías para que no les haga daño el horcate.

-Cuadra: Recinto cerrado y cubierto preparado para la estancia de caballos y otros animales de carga.

- Entresacar: aclarar, limpiar los cultivos para dejar sólo una parte de lo nacido.

- Era: lugar llano y a veces empedrado donde se trillaba y aventaba la mies.

- Escardar: retirar con el escardillo las malas hierbas de los cultivos.

- Gañanía: estancia de un cortijo donde se reunían los gañanes (jornaleros) o conjunto de gañanes.

- Gavilla: haz de paja, ramas o mies.

- Horca: o bielgo, utensilio en forma de gran tenedor de madera para ventar o amontonar paja.

- Horcate: arreo de madera o hierro, en forma de herradura, que se pone a las caballerías encima de la collera, y al cual se sujetan las cuerdas o correas de tiro.

- Hoz: herramienta para segar formada por una cuchilla curva y un mango de madera.

- Jáquima: cabezada de cordel, que suple por el cabestro, para atar las bestias y llevarlas.

- Jergón: colchón hecho de paja, espatas de maíz o hierba que se echaba en cualquier rincón para dormir.

- Manigero: encargado de una cuadrilla del campo.

- Mies: nombre que se aplica a las plantas de cereal ya maduras.
- Pajar: sitio donde se guarda la paja.

-Pegujal: Parcela pequeña de cultivo o de hacienda.

- Parva: mies extendidas en la era para su trillado.

- Pensaó: jornalero encargado de dar pienso al ganado.

-Porquero: Persona que guarda los puercos.

- Rastrojo: tierra cubierta por el corte de los tallos después de la siega.

- Relente: humedad de la atmósfera en las noches serenas.

- Ronzal: cuerda que se ata al pescuezo o a la cabeza de las caballerías para sujetarlas o para conducirlas caminando.

- Sarrieta: espuerta honda y alargada en que se echa de comer a los animales de carga.

- Sementera: siembra de un cultivo u origen del sembrado.

- Serón: especie de espuerta que sirve para carga de una caballería

- Surco: hendidura que se hace en la tierra con el arado.

- Tahona: horno donde se cocía el pan.

- Tajo: lugar hasta donde ha llegado una cuadrilla en el trabajo.

- Telera: pan grande, de forma ovalada, que comían los trabajadores.

-Tempero: Sazón (estado adecuado de la tierra para plantar y cultivar) que adquiere la tierra con la lluvia.

- Tinao: cobertizo o cuadra donde se guardaban los bueyes.

- Trébedes: aro de hierro con tres pies para poner vasijas en el fuego.

- Trillo: tablón con pedazos de pedernal o cuchillas de acero encajadas en una de sus caras.

-Troje: Granero dividido en sectores mediante tabiques.

- Trujal: amontonamiento de aceituna o prensa donde se estruja aceituna o uva.

- Uncir: acoyuntar (juntar) dos mulas o bueyes con el yugo.

- Velaó: el que velaba el ganado de noche en el campo.

- Verea: camino estrecho formado por el paso repetido de personas y bestias.

- Yugo: pieza de madera que se sujeta a la lanza del carro o al timón del arado y que sirve para unir la yunta.

- Yugueta: yugo pequeño, para una sola bestia.

- Yunta: par de mulas o bueyes que se uncen juntos.

- Zaranda: cedazo rectangular con fondo de red de tomiza, que se emplea en los lagares para separar los escobajos de la casca.