El apoyo mutuo es algo necesario y ha sido gracias a él que hemos sido un logro en la evolución, pero una realidad incuestionable es que cuando es necesario siempre son las mujeres las que salen al frente para colaborar en aquellos momentos y circunstancias en los que la solidaridad y el apoyo mutuo, cuestiones diferentes pero emparentadas, son más necesarios. Las mujeres sabemos estar allí donde es necesario, nos sentimos solidarías con el sufrimiento ajeno y siempre estamos al lado de la vida.

Estos días lo hemos visto en el trabajo para el acondicionamiento de la residencia de las Madres Mercedaria con el objeto de acoger a refugiadas ucranianas. Es cierto que también se han visto hombres trabajar mucho y bien, pero han sido las mujeres las que han llevado el peso, como siempre, de la intendencia: limpiando, ordenado, haciendo inventarios, montando muebles y enseres.

Realmente ha sido un trabajo enorme, de días y días, de forma voluntaria y con la intención solamente de dejar la residencia lo mejor preparada posible para las personas que pronto estarán en Fuentes, personas que huyen del horror de la guerra, de una guerra más de tantas que asuelan el mundo.

Junto al trabajo hemos visto también florecer una generosidad de todas y todos los vecinos de Fuetes que han donado dinero, muebles, ropa de cama, enseres, juegos de camas, colchones y un largo etc. que sería muy largo de enumerar. No hay mucho más que decir, sólo felicitar a Fuentes y a las mujeres de Fuentes.