Noche de calor, sin brisa, sin esperanza de alivio. Vayamos al  teatro, no hay fresco, no hay apenas aire para los abanicos que marcan el ritmo sin resultado placentero, pero hay sospecha de algo distinto, algo que nos va a hacer disfrutar a pesar del sofocante calor.

La magia del teatro con la compañía malaje solo es la responsable de ese algo que barruntamos va a ser u alivio en esta noche tórrida. Comienza el espectáculo: En el escenario dos actores que nos trasladan al siglo de Oro, dónde Lope de Vega creo una nueva forma de escribir y hacer teatro. Nos cuentan de forma sencilla y desenfadada como eran las representaciones teatrales en el siglo XVII, nos hablan de Lope, de Calderón de la Barca salpicadas de guiños a Neruda, Cervantes, incluso al romancero con poemas tan bellos y misteriosos como el del prisionero.

Lope con su exaltación de la monarquía, Calderón con su libre albedrío, vistos con perspectivas actuales, nos han hecho esta noche reír y emocionarnos con el verso y la frase ingeniosa, con los personajes eternos de la tradición teatral más nuestra traídos al pato del castillo del Hierro que parecía estar recordando tiempos vividos.