Fuentes a mediados del siglo XVIII era una localidad eminentemente agrícola y ganadera, por lo que existía una escasez de establecimientos industriales, igual que en el resto de España. Los borbones intentaron potenciar la industria con el establecimiento y creación de las reales fábricas. En Sevilla se estableció por aquellos años la de tabacos.

En la villa de Fuentes, la actividad industrial se reducía a unos escasos centros de artesanía local que servían para elaborar las materias primas vegetales que el término de la villa producía y que convertían en alimentos útiles para el consumo. Podemos decir que el tejido industrial, aún artesanal y de transformación de los productos agrícolas en productos de consumo era casi inexistente y se reducía en dicha fecha a unos pocos establecimientos de artesanía e industria:
-5 molinos de aceite, que alcanzaban hasta 5 vigas. Su beneficio ascendía a 7.600 reales. Todos ellos pertenecían a eclesiásticos.
-19 molinos de trigo de una, dos y cuatro piedras: Uno pertenecía a los eclesiásticos, que se beneficiaban de 1.650 reales. Otro era del convento de las Mercedarias Descalzas que lo tenían arrendado en 115 reales. Dos eran de seglares que los tenían arrendados en 180 reales. De los 15 restantes, sus dueños, molineros de profesión obtenían un beneficio de 60.680 reales de vellón al año.
-5 hornos de cocer pan: 3 de ellos pertenecían al convento de las Mercedarias Descalzas, que los tenían arrendados en 8.839 reales y 2 eran de seglares que los tenían arrendados en 2.500 reales.

LA VIVIENDA

Los 1.182 vecinos de la villa de Fuentes vivían en 944 casas cubiertas, 721 cubiertas de teja y 223 cubiertas de palma, 32 de las cuales estaban deshabitadas o arruinadas. Hay que hacer notar que ningún vecino pagaba tributo por el establecimiento del suelo. 866 casas eran propiedad de los vecinos; 66 lo eran del clero, 5 de las cuales eran propiedad de las Mercedarias, y sobre las 12 restantes ejercía su propiedad el marqués de la villa.

La propiedad de las casas, como sucedía con la distribución de la riqueza, era muy desigual: 316 vecinos carecían de la propiedad de este bien; 811 eran dueños de una sola vivienda, entre ellos figuraban 28 clérigos; 47, de ellos 12 clérigos, poseían 2 viviendas; 6, de los que la mitad eran miembros pertenecientes al clero de la villa, eran dueños de 3 viviendas; un solo vecino tenía 4 viviendas y por tanto los grandes propietarios de casas en la villa eran, por un lado, el convento de las religiosas Mercedarias Descalzas con 5 casas en propiedad y el marqués de Fuentes con 12 casas como patrimonio en la villa.

Pero, si desigual era el reparto de la propiedad de las viviendas entre los vecinos, mucho mayor desequilibrio aparecía en el valor de las mismas, que podemos apreciar por la renta que le fue asignada en la confección del catastro. La renta nos permite también adentrarnos en las diferencias de la construcción de las viviendas y su ubicación dentro de la disposición urbanística del casco urbano.

No nos puede extrañar que las viviendas de menor renta, es decir, de un valor bajo estarían situadas en las zonas periféricas de la población, mientras que las de mayor renta ocuparían las zonas más céntricas de la villa, es decir, estarían ubicadas alrededor del palacio o la iglesia. Se ha podido constatar que las casas de mayor renta estaban situadas en las calles Barrera de Palacio (actual Plaza de España), Mayor, Torno de la Iglesia (actual Fernando de Llera), San Sebastián, Lora, Flores, Carrera y La Matea (San Antonio); mientras que las de menor renta se situaban en las calles S. Francisco, Sevilla, Cerrojeros, Zaharilla o Franca, Palma (San José), extremos de la Carrera y Mayor y calle Hijarrosa (actual calle de la Rosa).

A muchas de estas viviendas, con cubiertas de palma, les fueron asignadas rentas comprendidas entre 0 y 44 reales de vellón. Los propietarios de las 52 viviendas de 22 reales de renta eran al mismo tiempo los que menor riqueza poseían ya que tan sólo uno de ellos además de la casa tenían como riqueza una res vacuna, el resto carecía de cualquier otro signo de riqueza que no fuera los 120 jornales al año que por término medio obtenía con su trabajo de bracero agrícola.

Entre los propietarios de las 61 casas de renta 33 reales había ya signos de riqueza. Así al menos 9 de ellos eran dueños de algún ganado, siempre asnos, 6 poseían 1 burro; uno, 2; otro, 3, y un noveno, Bartolomé Cerrillo, arriero de profesión, 5 burros.

El siguiente escalón en las rentas de las viviendas más humildes estaba constituido por aquellas a las que se les asignó 44 reales de renta. Entre sus 79 propietarios ya empezaban a aparecer pequeños signos de riqueza que marcaban la diferencia con otros vecinos. Entre ellos, además de poseer burros y mulas, al menos 4 eran dueños de pequeñas parcelas de tierra que se situaban entre 1'5 y 2'5 aranzadas de viña u olivar, y uno lo era de 4 fanegas de tierra de secano.

El estudio se podía hacer siguiendo las relaciones tan estrechas que había entre la riqueza de la casa que se habitaba y las riquezas de propiedad de tierras o ganaderas que su dueño poseía. Baste para esta comparación el decir que Leandro Padilla Infante, hijosdalgo, abogado de los Reales Consejos, a la sazón administrador del marqués de la villa y labrador, era propietario de una casa situada en la calle San Sebastián con 660 reales de vellón de renta anual y que a la vez era propietario de una ganadería compuesta por 33 cabezas de ganado asnal, 2 del mular, 39 del caballar, 390 del lanar, 134 del ovino y 190 del de cerda.  Esta simple relación nos puede servir de orientación en cuanto a la distribución de la vivienda en la villa de Fuentes.

Para una mayor claridad de la distribución del valor de las viviendas, la siguiente relación nos puede servir de  ejemplo: había en la villa 71 propietarios de casas con una renta de 25 reales de vellón; 161 vecinos poseían casa cuya renta oscilaba entre 26 y 50 reales; 165 eran propietarios de casa cuya renta estaba comprendida entre 51 y 75 reales; 154 lo eran de casas de renta de 76 a 100 reales; 73, de casas entre 101 y 125 reales; 57, de casas entre 126 y 150 reales; 29, de casas de 151 a 175 reales de renta; 35 poseían casa cuya renta oscilaba entre 176 y 200 reales; 16, lo eran de casas entre 201 y 250 reales; 20, de casas entre 251 y 300; 15, de casas entre 301 y 350 reales; 8, entre 351 y 400 reales; 1, entre 401 y 450; otro, su casa estaba comprendida entre una renta de 451 y 500 reales, y por último existían 12 vecinos a cuyas casas se les había asignado una renta superior a 500 reales de vellón.

A título de datos curiosos, a continuación se relacionan los vecinos cuyas viviendas rentaban más de 500 reales de vellón: Alonso Fernández Peñaranda, Ana Fernández Carmona, Francisco Jinete, Fernando Carmona Sotomayor, Jerónimo Martínez de Parga, Inés de la Barrera Pilares, Juana Fajardo, Mariana Reyes Balbuena, María Ana de la Barrera, Pablo Antonio de la Escalera Maldonado, Tomás Pérez del Olmo y Leandro Padilla Infante, ya citado anteriormente.

Para ilustrarnos de la composición de las viviendas, he aquí una descripción de una vivienda de renta baja, una de renta media y otra de renta alta.
Bartolomé Cerrillo, arriero de profesión, casado y con 2 hijos y 3 hijas y 1.650 reales de vellón de jornal anual, era dueño de unas casas situadas en la calle Entendimiento, compuestas de un cuarto bajo y cocina, techada de palma. Se le consideró de renta anual 33 reales de vellón.

Andrés Carmona que era jornalero, casado, con 1 hija y 3 hijos y un jornal anual aproximado de 300 reales de vellón, poseía unas casas en la calle Palma compuestas de 3 piezas de vivienda baja y graneros. A estas casas se les consideró una renta anual de 150 reales de vellón. El susodicho Andrés Carmona era propietario al mismo tiempo de una jumenta, 138 ovejas y 2 carneros.

Por último, Leandro Padilla Infante, administrador del marqués, poseía unas casas en la calle San Sebastián de diferentes piezas de vivienda baja y caballerizas, con sus altos correspondientes para grano, con 44 varas de largo por 35 de ancho. La renta anual de estas casas era de 660 reales. El dueño recibía un salario anual de 2.200 reales por su oficio de administrador, además de lo que obtenía por el laboreo de las tierras y sus ganados.

Por último el casco urbano estaba constituido por las siguientes calles: Caldereros  (Maestro Vilches), Carrera, Cerrojero (Águilas), Collación (Nuestro Padre Jesús Nazareno),  Convento, Cruz del Campo (Cruz), Entendimiento (Compañía, vulgo Bolo), Ermita de S. Francisco (Humildad), Flores, Franca o Zaharilla, Guijarrosa derivada posteriormente a Rosa (Estrella), Huerta, Hurtado  (Pozo Santo), Juan Miguel, (Cruz Verde, S. Miguel), La Plaza (Plaza de Andalucía), Lora (Lora del Río), Lucía Ojeda, (Aurora), Matea (San Antonio),  Mayor (General Armero), Molinos,  Palma (San José), Plaza Pública (Plaza de Andalucía), Postigo del Carbón (Postigo), San  Francisco, San Sebastián, Sevilla y Torno de la Iglesia (Fernando de Llera).