Los hombres no nacen, se hacen. Al utilizar como titular esa frase de Simone de Beauvoir cambio el género, mientras observo a las niñas y niños vestidos de primera comunión. Ellas son princesas, novias, incluso hadas. Los niños apenas novios, héroes o campeones, dispuestos a enfrentarse a los peligros de la vida. El patriarcado nos intenta convencer de que la masculinidad, igual que la feminidad, es algo biológico.

Si así fuera no habría que imitar y repetir los gestos, las maneras, las formas de vestir y hablar de las mujeres para ser una verdadera mujer, igual que ocurre con los hombres. Ellos se ven obligados desde antes de nacer a ser unos verdaderos campeones, hombres de verdad. Recuerdo una escena de un padre y un hijo de apenas dos años: el padre sacudía al niño con cariño y violencia, claro oxímoron, para obligarlo a ver pasar unas carrozas del Rocío, mientras el bebé miraba hacía su madre varios pasos atrás.

Los hombres tienen que aprender y demostrar su masculinidad, igual que las mujeres su feminidad ¿Nunca os habéis preguntado por qué a algunos, o muchos, hombres les pone nerviosos el travestismo masculino? Si estuvieran completamente seguros de su llamémosle hombría no tendría que ocurrir esto, pienso.

Todo es aprendido. Lo femenino y lo masculino. Sin embargo, el patriarcado nos enseña que esto último siempre va a ser más valorado. De ahí que las mujeres podamos vestir con prendas masculinas (pantalones, chaquetas…) mientras a los hombres no les está permitido vestir con prendas femeninas sin que su hombría se vea cuestionada.

Hay demasiados hombres (aunque no debería existir ninguno) que reaccionan con violencia cuando entienden que su papel de "macho” está en peligro, cuando no se le reconoce su sacrificio y esfuerzo, su papel de ganapán que le enseñaron desde la infancia, incluso inconscientemente. Se suele decir que son machistas, pero machistas somos todas y todos porque nos han educado en ello. Entonces ¿por qué hay hombres que reaccionan con violencia? Porque sienten un malestar producto de una inseguridad que les hace sentirse en ridículo, en peligro de ser ninguneado por el grupo que le reconoce su ser, su forma de estar. Todo esto NO justifica la violencia, solo la explica.

Nuestra sociedad será más igualitaria, más justa y menos violenta cuando mujeres y hombres comprendamos que el género es producto de una construcción social, que nada tiene que ver la biología en ello, exceptuando nuestros papeles de reproducción como mamíferos. Pero cuidado, nadie renuncia voluntariamente a sus privilegios y los hombre por el hecho de serlo y ser reconocidos como superiores los tienen. En ellos está el renunciar para sentirse libres y disfrutar de un bienestar desconocido, sentirse feministas verdaderamente.

Foto de Craig McLachlan en Unsplash