Anoche, gracias al buen hacer de los "Infoncundibles", volvimos a la infancia de los diábolos y al ¿Cómo están ustedeess?

Buen oficio éste de traer a nuestros pueblos el espectáculo del circo, donde en una hora y con sólo dos artistas, vemos pasar ante nuestros ojos todo un mundo de reminiscencias que quedaron alojadas en el recuerdo, olvidadas entre juegos extraños a las que recordamos bailar el diábolo en calles apenas transitadas por negros coches de alquiler.

Siempre fue el diábolo un objeto extraño, difícil de dominar, etéreo, sube baja, siempre dispuesto a ser libre. Sin embargo, los hermanos "Infoncundibles" han conseguido el más difícil todavía, el hacer de ese objeto díscolo una prolongación de sus cuerpos. Durante la representación, el tiempo se ralentiza, se vuelve blando, infantil. Nuestra imaginación vuela hacia la altura donde el diábolo sube, para luego bajar sin problema, como si siempre su vaivén fuera su razón de ser.

Nacidos y criados en Sevilla, es allí donde empiezan a practicar malabares y a descubrir una vocación circense que acaba por ser su medio de vida. 8 años y varios cientos de actuaciones después, la gente sigue sin creer que son realmente hermanos. De hecho empiezan a dudarlo ellos mismos…

Por un lado, Daniel, que aún no tiene claro si de mayor va a ser artista de circo, músico o las dos cosas. De momento ha conseguido ser el mayor, que tampoco es fácil. Por otro lado, Jose Alberto, con algún año menos y varias tallas más, es el que más en serio se toma lo del “más difícil todavía”, ocupándose de la parte más malabarista en la compañía.

Cuenta la leyenda que, a finales de 2013, cuatro artistas andaluces decidieron unir sus fuerzas para ofrecer un número inédito hasta el momento, creado expresamente para una gala de circo en Burgos. Eran los "Hermanos Infoncundibles". Rafael Díaz “El Pollo” al bajo y Rubén Barroso “Mini el Niño”. A está unión momentánea se le llamó “Mini y La Banda de Otro”. El 2016 supuso el despegue definitivo y entrada al circuito circense.

De la mano de este dúo anoche el circo volvió al castillo del Hierro y, una vez más, nosotros volvimos a la infancia, a la risa franca y a la noche de verano mágica, la de siempre.