Negro sobre blanco. León, Manuel, Negro. Con esos tres nombres se conoce en Fuentes a este popular herrero. Hombre comprometido, serio, cumplidor, capaz. Libre y valiente para tender la ropa de cualquiera en el alambre de las letrillas de la murga del Margarito. Cuando se pone le hace un traje al más pintado. El negro habla claro. Carnavalero precavido, tampoco este año sale en el carnaval. No le pierde el respeto al covid. Serio, pero con enorme sentido del humor. Andaluz sereno. Sevillista. En el oficio, con 16 años empezó doblando hierros a martillazos, o enderezándolos, según los deseos del cliente, y ha acabado ensamblando aluminios. Manuel León, de vocación periodista.

Pregunta.- ¿De dónde te viene esa vocación periodística?

Respuesta.- Supongo que de la necesidad de hablar claro y llamar a las cosas por su nombre. Cuando se creó la radio de Fuentes hice un programa de flamenco y ahora colaboro con este periódico, Fuentes de Información. Siempre me ha atraído el periodismo y la información. No me imagino lo que sería el mundo sin información.

P.- Crees que la gente siente esa misma necesidad de conocer lo que ocurre a su alrededor?

R.- La mayoría, sí. Pero hay otros que no quieren saber lo que ocurre. Prefieren ignorar la realidad porque así se libran de tener que comprometerse, de molestarse en tomar decisiones, de actuar. A los otros nos interesa saber lo que está pasando, aunque siempre hay quienes prefieren que les digan lo que quieren oír, que le den la razón aunque sea mentira. El poder promueve la desinformación y el pasotismo del pueblo porque así actúa sin trabas. De esta forma, la mayoría critica pero no actúa, deja que el poder haga lo que le da la gana y después se queja de que todo vaya mal. Ese es el mundo que hemos creado.

P.- ¿El carnaval tiene algo que ver con el periodismo?

R.- Tienen en común que cuentan lo que ha ocurrido, aunque de forma diferente. El carnaval hace una crónica crítica de los acontecimientos del año, lo que está en el ambiente y pocos se atreven a contar. El periodismo tiene que hacerlo con datos, de manera directa y en el momento que ocurre. A mí se me ve venir, no me cayo, aunque la verdad molesta. En ese sentido, los que escribimos para el carnaval, como para el periódico, somos portavoces de mucha gente.

P.- ¿Eso crea enemigos?

R.- Sacar a alguien en el carnaval no te crea enemigos. La gente, por lo general, se lo toma bien. Si tengo algún enemigo por eso no es por culpa mía porque escribo lo que dice todo el mundo y nadie se atreve a poner por escrito. A la mayoría le gusta que tú seas rebelde (a lo mejor porque ellos quisieran serlo) y que hables en tus letras de lo que ellos no se atreven a hablar. Yo evito dar nombres en mis letras porque añaden poco y no hacen falta: todo Fuentes sabe de lo que estás hablando sin necesidad de señalar directamente. El periodismo es serio y directo, mientras el carnaval es indirecto y divertido. Pero los dos, a su modo, tratan de contar lo que ha ocurrido.

P.- ¿De qué se queja la gente de Fuentes?

R.- Últimamente de las muchas multas que ponen los municipales. Y del maltrato que reciben en el consultorio, especialmente de una doctora que no merece estar en Fuentes. Sobre las multas, los nuevos municipales se pasan tres pueblos. Si este año saliera con la murga escribiría de eso y del consultorio.

P.- Este año tampoco sale la murga del Margarito, y van dos, por culpa de la pandemia.

R.- No se dan las condiciones para salir con la murga. Me consta que están ensayando otras dos murgas, pero nosotros hemos decidido no salir. No lo veo oportuno porque todavía hay demasiados casos de covid, hay personas muriendo. Tampoco sabemos qué se va a hacer en carnaval, más allá de haber aprobado el cartel. Qué programa va a haber, qué va a pasar con la Carrera, que es la clave. Nadie ha hecho público el programa. El carnaval son o la Carrera o los chiringuitos y eso significa aglomeración de personas.

P.- ¿Qué opinas del cartel?

R.- Lo veo bastante abstracto. Tiene la máscara, los palmitos y los entornaos, pero no sé qué nos quiere transmitir. Que la figura pise una mascarilla puede interpretarse como que el carnaval está por encima del covid, pero no me parece un mensaje adecuado porque hay más de 40 enfermos en Fuentes y en el país mueren todos los días un montón de personas. Me parece que con el carnaval se le pierde el respeto a los sanitarios y al esfuerzo que están haciendo para salvar vidas.

P.- Vamos, que este año no pisas la Carrera.

R.- De momento, no. Y si lo hago será con máscara sobre la mascarilla. Llevo mal que hasta los empleados del consultorio te digan que este virus lo vamos a coger todos y que ni siquiera se respete la distancia de seguridad con las personas que tienen síntomas. Hemos pasado de un extremo a otro sin tener en cuenta las circunstancias de la persona que tenemos al lado. Le hemos perdido el respeto al virus. Yo todavía intento no contagiarme.

P.- ¿La gente se conforma con facilidad?

R.- Mucho. Nos conformamos con todo, yo el primero. Hablamos mucho, pero a la hora de hacer, poquito. Nos desahogamos en las redes y ya está. Nunca nos juntamos para protestar o para solucionar un problema que nos afecta a todos. No sé por qué es eso, no le encuentro explicación. Es más fácil conformarse. El caso es que cuando nos ponemos de acuerdo unos cuantos conseguimos cosas. Hace años nos pusimos de acuerdo el Petete, el Rubi, Manolo Sillero y yo para no trabajar los sábados y lo conseguimos. También conseguimos cerrar la semana de la feria.

P.- ¿De dónde te viene el mote de Negro?

R.- Mi padre era el Negro y a mí, con 18 años, empezaron a llamarme negro. Otros me llaman León o Manuel. A mí, por mí, me conocen más por León, aunque como mi padre era el Negro... Mi padre era Cachete y Negro. He heredado el mote y el genio. Yo mismo me llamo Negro. Mi padre tenía mucho genio, aunque también muchos amigos. Eran otros tiempos, pero lo que he pasado yo con mi padre no lo quiero para mis hijas. Si un día llegaba cinco minutos tarde, al día siguiente me obligaba a entrar media hora más temprano. Tenías hora de entrada, pero no de salida.

P.- Heredaste también el oficio.

R.- En parte. El aluminio lo introduje yo a base de aprender por mi cuenta. El oficio de herrero ha cambiado mucho. Antes era todo a base de martillo y golpes. Ahora está mecanizado. El problema de la herrería es que se pierde por falta de aprendices. En pocos años habrán desaparecido casi todas las siete u ocho herrerías que hay en Fuentes. Nadie quiere un trabajo así. La gente se conforma con poco y se aplica la ley del mínimo esfuerzo. Paro, aceituna, melocotones y ya está. Ir tirando. En Fuentes echo en falta iniciativas, inquietud, empuje como se ve en Lantejuela o Marchena. Los autónomos estamos jodidos. Hace treinta años, mi padre ganaba dinero, mientras que yo ahora gano para pagar impuestos. Todos los políticos son malos, no arreglan nada, aunque a ellos no les falta nunca el sueldo.