Recibo con satisfacción una carta del director de Amnistía Internacional, organización de la que formo parte desde hace muchos años. Dado su contenido, procedo a reproducir algunos de sus párrafos más interesantes.

"Tras la entrada en vigor del alto el fuego, centenares de miles de personas, caminando desde el sur, vuelven a la ciudad de Gaza, a sus hogares borrados del mapa. ¡Qué tarde llega todo!. Tarde para más de dos millones de personas palestinas que han soportado dos años de atroz sufrimiento en la franja de Gaza ocupada, bombardeos implacables y hambruna en medio del genocidio perpetrado por Israel. Para las personas que permanecen retenidas como rehenes de grupos armados palestinos y para quienes sufren detención arbitraria por parte de Israel.  Un acuerdo que pueda poner fin a los horrores de los últimos dos años llega con un cruel retraso".

"Pero hay que tener una cosa muy clara. Aunque tarde, aunque tenemos que estar muy atentos y vigilantes para que el alto el fuego sea permanente, solo la presión de la gente, de las miles de personas que formamos Amnistía Internacional, de la sociedad civil, de tantas y tantas protestas cada vez más multitudinarias e impresionantes, por todo el mundo, han forzado este acuerdo de paz, este alto el fuego".

"Protestas que ya estaban forzando a una comunidad internacional, tarde y tímidamente, a actuar, a tomar medidas, a pedir sanciones, embargos de armas o a pedir que Israel no participara en eventos deportivos o musicales. Medidas como el real decreto aprobado por el Gobierno de España que prohíbe totalmente hacer transferencias de armas a Israel o la importación de productos procedentes de asentamientos ilegales, entre otras".

"Por eso no podemos bajar la presión. Ahora hay que trabajar para que no sea solo un respiro. Ahora debemos mantener a nuestros investigadores/as sobre el terreno para seguir comprobando si entra la ayuda humanitaria y si el ejército de Israel deja de disparar".

"Debemos mantener la presión sobre los gobiernos para que impongan o mantengan sanciones sobre Israel, debemos seguir clamando justicia por las miles de personas que han perdido la vida, incluyendo miles de niños y niñas. Tenemos que lograr que empresas de todo el mundo dejen de beneficiarse con el genocidio, el apartheid o la ocupación. Y, por supuesto, tiene que darse el fin del bloqueo y el acceso total de ayuda humanitaria. Ninguna de las atrocidades cometidas puede quedar impune".

"Queda muchísimo por hacer, mucha justicia por reclamar. Ya estamos manos a la obra. Por una humanidad en la que las personas disfruten de libertad, justicia, dignidad y protección, sin sufrir violencia, discriminación o abusos de poder".