El sueño de todo criminal es lograr la impunidad. Por definición, el crimen perfecto es aquél que consigue la eliminación de la víctima sin dejar rastro alguno y sin que haya testigos de cargo. Ese es el objetivo que persigue el gobierno genocida de Israel exterminando a los periodistas que cubren la masacre de la población de Gaza. La prensa internacional fue vetada tiempo atrás y a los informadores de la prensa local simplemente los asesinan en masa. La consigna es que no haya testigos de los crímenes. El exterminio de los periodistas es, mucho más que la muerte injusta de un colectivo de seres humanos, la constatación de esa búsqueda de la impunidad. Israel lo está consiguiendo en gran medida gracias a la complicidad de los principales gobiernos del mundo y al inexplicable silencio de buena parte de la humanidad.
Indignados por el asesinato sistemático de periodistas en Gaza a manos del ejército de Israel, el colectivo de informadores se ha concentrado esta mañana ante la sede de la Asociación de la Prensa de Sevilla. La concentración ha respondido al llamamiento realizado por Reporteros sin Fronteras y la fundación Avaaz. RSF y Avaaz han llamado a los medios de todo el mundo a sumarse a una iniciativa global para pedir el fin de la masacre deliberada de periodistas en Gaza y el acceso de la prensa extranjera a la Franja.
Los periodistas son profesionales tan incómodos como necesarios para evitar que se cometan crímenes contra la humanidad y, cuando son cometidos, que no queden impunes. Una de las principales funciones del periodismo es el control del poder y de sus abusos. Más que un poder, el periodismo de verdad es un contrapoder. No son sólo periodistas, son testigos de cargo ante el tribual de la historia. Lo que hacen los periodistas en Gaza es mostrar el horror de los abusos de un poder que se cree legitimado para actuar más allá de la crueldad y la sinrazón, matar inocentes soslayando las elementales reglas de la ética humana. Hay quien (Israel) no quiere que esos crímenes sean mostrados y quienes preferirían no verlos en el televisor a la hora del desayuno o de la cena. A uno y a otros hay que decirles lo mismo: Israel está cometiendo un genocidio en Gaza.
Intentando que no lo hagan, más de 200 periodistas han sido asesinados por el ejército de Israel desde que empezó la masacre de la población de Gaza a raíz de los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023. Lo que ignora Israel es que por cada periodista asesinado saldrán muchos dispuestos a seguir informando. Porque el ejercicio del periodismo no es una opción, es una necesidad. No es una elección personal de unos profesionales más o menos decididos, sino una necesidad que nace de la propia sociedad. La información no es un derecho de los periodistas, sino de la población, que deposita en la prensa su ejercicio cotidiano y la defensa de ese derecho. Decimos que sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia. Este esta caso, sin periodismo no hay conciencia y sin conciencia no hay humanidad. Sin periodismo hay barbarie.
Por eso es tan importante detener los asesinatos sistemáticos de informadores. Porque los ojos de los periodistas asesinados en Gaza son los ojos del mundo ante la aniquilación, sus oídos son los oídos del mundo ante el llanto de un pueblo masacrado, su voz es la voz del mundo frente a la rabia. Sin sus ojos, sin los oídos y sin sus voces, todos nosotros estaremos ciegos, sordos y mudos. A merced de la barbarie. Nos quieren ciegos, sordos y mudos, pero vamos a mantener los ojos bien abiertos, seguiremos escuchando a las víctimas de los poderosos y hablaremos lo que nos dicte la conciencia.