Pilar Díaz Jiménez se despide del ayuntamiento tras 44 años de dedicación al servicio público de Fuentes. Este momento de cierre ha despertado sentimientos encontrados entre vecinos y compañeros, que reconocen en ella a una mujer entregada, responsable y emblemática en la historia de la administración local. Su trayectoria comenzó en junio de 1981, tras superar con esfuerzo una dura oposición, en la que demostró talento y tenacidad mediante un examen oral ante un tribunal integrado por profesionales de alto nivel, entre ellos Jesús Cerro Ramírez. Con solo 21 años, Pilar inició su labor como cobradora de exacciones, encargada de gestionar tasas de agua, basura, licencias de obras e impuestos de vehículos. En sus primeros años, recorrió todas las calles de Fuentes, enfrentando veranos abrasadores y fríos inviernos que forjaron su carácter.
Hace aproximadamente 20 años, asumió el puesto de tesorera del ayuntamiento, un cargo que desempeñó con dedicación y eficacia, ganándose la confianza de toda la comunidad. Para muchos, Pilar representa la mujer prudente, de trato amable y siempre reflexiva, que piensa antes de hablar y evita conflictos. Su silencio discreto y su trabajo constante la convirtieron en un ejemplo a seguir. La historia personal de Pilar está marcada por momentos de especial dificultad, sobre todo por la pérdida de su padre en enero de 1984, cuando tenía 24 años. Su padre, propietario y profesor de la autoescuela local, falleció dejando a Pilar con la responsabilidad de sacar adelante a una familia de nueve hermanos y su madre. Desde entonces, Pilar se entregó en cuerpo y alma a su familia, sacrificando sus propios sueños y aspiraciones para garantizar su bienestar.

Su ingreso en el ayuntamiento simbolizó también un triunfo personal en un contexto económico adverso, marcado por altas tasas de desempleo en Fuentes. En aquella época, aprobar una oposición representaba un logro extraordinario y un lujo que pocos podían permitirse. Pilar, junto con sus compañeros José Ricardo Ramírez y Sebastián Gamero, se convirtió en un referente, ingresando a la administración en un momento en que la estabilidad laboral era un sueño. Las relaciones entre las familias de Pilar y sus colegas también tienen raíces profundas en el pasado. Sus padres, José Ramírez y Manuel Díaz, mantenían una amistad cercana, que años después se reflejó en la trayectoria profesional de sus hijos. Ambos, a pesar de las dificultades económicas y las pérdidas prematuras, lograron abrir camino en la administración pública: Manuel Díaz falleció a los 50 años y José Ramírez a los 40, dejando huellas imborrables en quienes los conocieron.
Ahora, con su jubilación, Pilar enfrenta un período de incertidumbre y nostalgia. La comunidad de Fuentes le rinde homenaje, reconociendo su incansable labor y dedicación a lo largo de más de cuatro décadas. Para ella, dejar el ayuntamiento no resulta fácil: ha sido más que un trabajo, ha sido su vida, su casa y su familia. La despedida de Pilar Díaz Jiménez es también un homenaje a una mujer que se entregó por completo a su pueblo y a su familia, dejando una huella imborrable en la historia de Fuentes y en el corazón de sus vecinos.