Hace miles de años, las fases de la luna (el único satélite de nuestro planeta) han sido utilizadas para la toma de decisiones en diversas actividades que los humanos desempeñan en su cotidianidad. Entre ellas encontramos las siembras, las cosechas, la pesca, la caza…. En un principio, estas creencias se basaban en observaciones que realizaban aquellos que se dedicaban a la agricultura, evaluando las producciones de sus cosechas, analizando los resultados y dando una mirada al cielo en las noches. Hasta hace poco, estas ideas se consideraban sin fundamento. Eran parte de los mitos que los agricultores habían hecho populares. En la actualidad, la ciencia agrícola ha logrado justificar esta toma de decisiones basadas en la luna, con explicaciones tangibles y lógicas.

Antes de explicar lo que expone la ciencia sobre este tema es oportuno aclarar los conceptos más básicos. Primero, que la luna orbita a aproximadamente 382.400 kilómetros de la tierra (esta distancia es equivalente a dar entre 25 y 30 vueltas a la tierra) y lo que vemos de ella es el reflejo de los rayos del sol en su superficie. Segundo, las fases de la luna se dividen en cuatro: luna nueva -el momento en el que se alinea entre la tierra y el sol y por consiguiente el lado que “vemos” se encuentra oscuro- no refleja ningún rayo de sol.

La luna es creciente cuando logramos verla gracias a que orbita hacia el norte de la tierra y, por consiguiente, podemos ver una porción de su superficie porque los rayos del sol se refleja en ella. Se ve como una uña al principio y luego como la mitad de un disco. Después viene la luna llena, que aparece cuando la tierra está alineada entre la luna y el sol, lo que permite ver el disco completo, pues los rayos del sol se están reflejando en toda la cara visible de la luna. Observamos el disco completo. Finalmente llega la luna menguante, la cual hace referencia a ese momento en que la luna parece que empieza a desvanecerse hasta llegar a la mitad de su disco, para comenzar de nuevo el ciclo.

Dicho lo anterior y comprendiendo que la luna ejerce una fuerza gravitacional sobre la tierra y que, además, refleja rayos de luz solares, se ha podido establecer que estás características influyen en el transporte de la savia de las plantas y que es inevitable afirmar que estos fenómenos intervienen en los procesos naturales de las plantas.

Ahora es pertinente explicar cómo la savia se distribuye, dependiendo de la fase lunar. Durante la fase de luna nueva, debido a la baja influencia de la fuerza gravitatoria de la luna (es cuando se encuentra más alejada) y a la ausencia de rayos de luz reflejados sobre ella, los fluidos internos de los vegetales (la savia) se encuentran concentrados en las partes inferiores de la planta, como las raíces y el principio del tallo. Por esta razón se ha establecido que es la mejor época para realizar podas (en perennes) y cosechas de tubérculos (en hortalizas) debido principalmente a que estos órganos tendrán un mayor peso y mejor calidad. Mientras que durante las podas no afectará el movimiento de nutrientes hacia la copa, evitando generar una susceptibilidad contra enfermedades.

Durante la luna creciente, la savia tiende a subir dentro de los haces vasculares de las plantas. Las concentraciones empiezan a desplazarse de las raíces hacia los órganos superiores. En esta fase es recomendable hacer aplicaciones de fertilizantes y agroquímicos para un mejor aprovechamiento. En la mitad del ciclo, durante la luna llena, los fluidos se encuentran concentrados en la parte superior, dando razón para cosechar frutas, madera, flores y cualquier fruto que se encuentre ubicado en la parte superior de las plantas.

Por último, en la luna menguante, toda la savia se desplaza desde la parte superior de la planta hacia las raíces. Durante este periodo es recomendable la aplicación de algunos agroquímicos o cosechar leguminosas. Finalmente es preciso aclarar que, por más que exista una explicación de lo que sucede en las plantas durante cada fase lunar, no hay una guía técnica de cómo utilizar este conocimiento, teniendo en cuenta que las decisiones que se toman dependen del criterio propio de cada agricultor y la finalidad que tiene su cultivo. Al conocer la influencia de las fases sobre los fluidos internos de las plantas, cada agricultor decide cómo favorecerse de ello.