Cuando decimos que la Tierra es nuestro hogar, que hay que cuidarla porque no tenemos otro planeta donde vivir, siempre pensamos en las selvas vírgenes, en países como Brasil, Colombia, Congo o Tanzania. Pero nuestra casa, nuestro planeta, es cada ecosistema donde vivimos cada una de nosotras y nosotros. Somos responsables de sentir nuestro entorno como si de nuestro hogar se tratara, porque son nuestros campos y veredas, no tenemos otros. Son parte de nuestro pasado y nuestro futuro, el futuro de los que vendrán. No somos dueñas de los campos, ni del aire que respiramos que, por otra parte, un día no muy lejano alguien sin rostro ni alma, como son las grandes corporaciones, se adueñaran de él y nos pedirán un precio por respirarlo (¿Acaso nuestras abuelas y abuelos imaginaban que el agua necesaria para beber tendría un precio sólo por estar embotellada?).

Tal vez no lo supe transmitir a mi alumnado. Tal vez no somos capaces de transmitir nada de esto. No estoy hablando de esos discursos engañosos que adornan a las industrias en su publicidad, que son lanzados al viento por políticos en el día del medio ambiente o en la inauguración de un nuevo parque para luego olvidar lo uno y lo otro. No estoy hablando aquí de grandes proyectos, también necesarios, que quedan lejos de nosotros ciudadanos y ciudadanas de a pie. Hablo de lo que podemos hacer, lo que debemos hacer. Es ahí donde siento una sensación de fracaso como sociedad, como docente que fui y como ser individual.

Todo esto iba pensando hacer unos días cuando al pasear cerca del parque rural de nuestra localidad observé con tristeza y rabia cómo había quedado la vereda y cercanías del parque después de un botellón, no el único, que allí había tenido lugar: plásticos, botellas, latas y vasos estaban esparcidos por todas partes, a menos de cien metros de contenedores. Aunque estos últimos no estuvieran es fácil guardar en los coches o motos la propia basura y llevarla hasta el contenedor más próximo.  
¿Qué es lo que nos lleva a los seres humanos a dañar de esta manera el medio de todos como si fuera una parcela propia donde se puede dejar la huella más execrable de nuestra diversión? Si no tenemos conciencia de que estas actitudes van en contra de nosotros mismos mal lo tenemos.