El otro día falleció James Caan, actor de éxito, famoso por trabajar en películas como Misery o El Padrino. En el Padrino, Caan, interpretaba a Santino Corleone, el segundo hijo de Vito y designado por su padre para sucederle en el trono mafioso. Tras el intento de asesinato del patriarca del clan, Santino clama por venganza. Sin embargo, Tom Hagen, su hermanastro (Robert Duval), insiste en que no cabe la venganza. El intento de asesinar a Vito (Marlon Brando) fue por negocios, no hubo nada personal. Así, la expresión “no es personal, solo negocios” se convirtió en el lema de la familia Corleone y, de paso, de todos los personajes de la película.

Dos años antes del rodaje de El Padrino, mi padre, un maestro pastelero, decidió establecerse por su cuenta y montó un obrador. Para mi padre no había forma de separar lo personal de los negocios. El trabajo le ocupaba todo el tiempo, las energías, ilusiones y anhelos. Levantar aquel negocio se convirtió casi en su único mundo. Así que prácticamente no lo veíamos en casa por aquellos años. Lo único que hacía era trabajar como una bestia para sacar adelante a su mujer y a cinco hijos. Había en aquella época cientos de miles, tal vez millones de personas, para las que solo existía el trabajo. Para todos ellos sí era personal porque marcaba toda su existencia.

Hoy la frase se ha instalado en nuestras vidas a todos los niveles. “No es personal” dicen los directivos de banca cada vez que fusionan entidades y, como resultado, despiden a miles de empleados. Ahora tenemos que hacer nosotros todo lo que antes hacían los bancarios y pagar comisiones abusivas por ello. Estoy seguro de que Ignacio Galán, el tipo que se parece a Mortadelo que preside Iberdrola, y que se reía llamándonos tontos a los que pagamos la tarifa regulada de la luz, considera que nada es personal si hay negocio de por medio. Entiendo también que para él tampoco es personal tener un sueldo de 36.178€. No al año, ni al mes, sino al día. Mientras miles de personas pasan frío y/o calor y muchos pequeños empresarios autónomos laboran de sol a sol para poder pagar una factura de la luz desorbitada.

Me pregunto cómo de personal es ser rico o pobre, tener trabajo o carecer de él. Cómo de personal es comer pasta o arroz con nada Cómo de personal es vivir con miedo a que te embarguen la casa, trabajar de camarero doce horas al día, siete días a la semana sin derecho a vacaciones, con contrato de media jornada? ¿Es solo negocio o también es personal? Cobrar una pensión escuálida que impide comprar pollo ¿es personal o no? ¿Cómo podemos sobrevivir en una sociedad tan cínica?

Endulzando las palabras cree el dueño de la sartén que sujeta mejor el mango. Más de uno busca argumentos para autoconvencerse de que hay cosas inevitables. Todo ocurre como si fuese casual, como si “fuese un accidente”. Supongo que esto también lo han aprendido algunos de las películas de gánsteres. Algunos directivos podían convencerse o dejarse convencer de que quizá lo bueno sería tener menos beneficios empresariales, pagar mejores sueldos a quien hace todo, no despedir trabajadores después de haberlos usado durante años para conseguir la aprobación del consejo de dirección.

Para millones de personas, las decisiones que toman en modernas salas de reuniones, tipos de trajes impolutos que se manejan a base de eufemismos, medias verdades y mentiras absolutas, sí son personales. De ellas dependen sus vidas sin que puedan decidir absolutamente nada. No son democráticas las empresas. No son los trabajadores, ni los consumidores, ni los pequeños accionistas de gigantescas multinacionales, ni los gobiernos, los que deciden nada. Es el dinero el único que manda. Los gestores que triunfan son los que obtienen pingües beneficios en una carrera sin fin, en la que nada importan las personas; como son solo negocios… Suena como si fuese un juego (hasta le llaman jugar a la bolsa) a levantar ficticiamente o hundir una empresa para hacerse de oro en una sola mano de una gran ruleta.

Pepe Castro, mi padre, nunca jugó a la bolsa, pero se jugó la salud, ver crecer a sus hijos. Se jugó la vida por su negocio para recibir después una ridícula pensión durante muy poco tiempo antes de morir. Para él, como para tantos y tantas, todo lo que buscamos en la vida, todo lo que nos trae y lo que se lleva, era y será siempre personal.