Con esta tercera entrega terminamos la descripción de las fuentes y pozos de Fuentes. Como conclusión a este trabajo de investigación del estado de nuestras fuentes y pozos, muchos de ellos activos desde hace varios miles de años, quiero resaltar el estado de abandono de la mayor parte de ellos. Los que son de propiedad privada corresponde a sus dueños conservarlos, pero los que son de titularidad pública, por estar en descansaderos de ganados en las veredas y caminos, es deber de las autoridades públicas la conservación de un bien que pertenece al medio ambiente y es parte de nuestra etnología, vinculada a la tierra y a sus productos, bien agrícolas o ganaderos.

Por tanto resumo diciendo que, de los pozos de carácter privado, están en casi abandono o en muy mal estado la Fuente del Carmen, los Álamos, el Lejio, La Ricia, el Cañuelo y la Herradura. Los de titularidad pública, el Algarvejo, la Fuente del Cabo, Cuelgamuros, la Fuentecilla, Pozo de la Suerte y el Pozuelo.

Los otros aunque se conservan están sin uso aparente y creo sería interesante reivindicar la puesta en valor de todos ellos, pues se podría crear una ruta de senderismo con el recorrido de las fuentes y los pozos fontaniegos.

Quiero terminar conclusión agradeciendo a Miguel Osuna Flores, guarda rural, que me haya proporcionado información suficiente sobre las fuentes, su situación geográfica y sobre todo por su inquietud en preservar todo aquello que pueda ser de interés en la conservación de nuestro medio geográfico y defensa del medio ambiente. Su actitud debería servir de ejemplo a muchas otras personas de Fuentes.

Alejados de los Cerros de San Pedro, pero vinculados a su paisaje se encuentran un pozo y una fuente:

El Algarvejo

El pozo de este nombre se encuentra situado en el camino de la Huerta del Arenal a poca distancia de la carretera SE-226 que va hasta la N IV cerca del río Corbones y que nosotros conocemos como carretera de la Aljabara. La primera noticia que se tiene de este lugar es debida a los pleitos entre Carmona y los Señores de Fuentes, allá por 1417, cuando Carmona plantea uno contra Pedro de Fuentes, II Señor de Fuentes, en el que se queja de que este último ha ocupado cierto territorio de su término, en el lugar conocido como El Algarvejo, donde se llevó a cabo una intensa roturación y plantación de viñas. Situado en una cañada, carece de brocal, aunque conserva sus paredes de piedra que lo refuerzan al estar construido en una zona de arenas. Carece de pilar pero se aprecia una pequeña hondonada como un pequeño riachuelo, el arroyo del Algarvejo, que aunque seco bien pudiera ser el testigo del que sus aguas originarían en tiempos pasados. El paisaje, plagado de olivos, está dominado por un esbelto peral solitario. Las plantas de hinojo pueblan la arenas de la parte norte.  
         
Fuente de los Arrieros: Por lo interesante del origen de la fuente, traigo aquí el relato de la fábrica y construcción de la fuente nombrada de Los Arrieros, situada en el camino que desde Fuentes va a Sevilla, frente a la huerta de la Aljabara y que se terminó el último día del año 1795. El escribano del Cabildo de la villa, Jerónimo Ruiz Ibáñez, la mandó construir porque su mujer, María de la Barrera, se puso enferma.

Efectivamente, la mujer del escribano contrajo una enfermedad poco común y los médicos de Sevilla le recomendaron que bebiera y se bañase con el agua más fina y dulce que se encontrara.  Se trajo agua de varios sitios pero la mejor fue la que brotaba de un manantial que había a ras de  tierra frente a la huerta de la Aljabara. Para evitar que los ganados bebiesen en dicho manantial y enturbiasen el agua que posteriormente debería beber la enferma, el escribano mando hacer un brocal a su alrededor para protegerlo y por el que sólo cupiese un cántaro para ser llenado. El maestro albañil, Francisco Álvarez Pizarro encargado de hacer la obra, se encontró con la dificultad de que el terreno era de arena y no se podía construir nada sobre él, teniendo que profundizar más de 3 varas ( unidad de medida, equivalente a 0,835905 m, que se utilizó en la Península Ibérica hasta el siglo XIX) hasta encontrar terreno firme. Los arrieros que pasaban por el camino pidieron se le hiciera junto al pozo un pilar para dar de beber a sus bestias y el escribano, que sufragaba los gastos del pozo, les pidió 2 reales por cada una de ellas para poder hacer el pilar, sin embargo, un tercio de los arrieros se negaron a pagar y para remediar esta falta de fondos se recurrió a personas pudientes que contribuyeron en los gastos, terminándose el 31 de diciembre de 1795.  Muchos vecinos pidieron al escribano le pusiera el nombre de Fuente de la Escribana, pero él prefirió ponerle el nombre de los Arrieros, por su contribución en la obra.
      Hay que decir que la mujer del escribano sanó de su enfermedad con la contribución del agua de esta fuente. Años después, D. Antonio María de la Escalera, colono del cortijo de la Aljabara mandó hacer un pilar largo para que los ganados pudieran beber en él, ya que los arrieros no dejaban usar el que se había construido con su aportación. Este pilar comenzó a usarse en la primavera de 1802.
     Durante muchos años sirvió de abasto a la población fontaniega ya que desde allí se surtía de agua el pueblo.
     
Cuelgamuros

La primera referencia que tenemos de este lugar está reflejada por la información que dio Francisco García Ríos, vecino del lugar, ante el bachiller Juan Alfonso de Morgaes cuando interrogó a varios vecinos de Fuentes para dirimir la posesión del término entre Carmona y Fuentes. Este vecino declaró que el territorio que rodeaba Fuentes lo había poseído siempre Carmona, que se había encargado de poner guardas en él, pero que las tierras que iban de Fuentes hasta la Alhavara, hasta el arroyo Guardabardilla, hasta la Fuente de Cuelgamuros y hasta Marchena pertenecían a Pedro Fernández, III señor de Fuentes, y que fueron dejadas por Alonso Fernández, I señor de Fuentes, abuelo del señor actual.
     Este pozo está situado en el paraje del Cordel de Fuentes, conocido como Pozos Viejos, por el camino que pasa por el cementerio, tras dejar atrás el Barrero. Se encuentra al pie de una pequeña loma que se levanta al sur de él. Está construido con piedra y en su parte superior ha sido remodelado en tiempos próximos pasados y se encuentra su boca a ras de tierra al carecer de brocal. Presenta un pilarillo de muy escasa profundidad y que ha sido reforzado con ladrillos macizos. Está protegido por una red de alambre de poca resistencia desde que cayó al pozo un perro de caza hace unos años.    

La Fuentecilla

En el camino de su nombre existía una fuente de gran abundancia de agua potable, que servía de abasto a buena parte de la población de esa zona. Actualmente esta colmatada y seca y solo como testimonio  de su existencia un pequeño muro de ladrillos en forma de arco circular

Pozo de los Palos

Está situado en el descansadero del cruce del camino de Palma y la vereda de los Pelentrines y el camino de la Fuentecilla. Actualmente su descansadero ha quedado rodeado de unas chumberas, aparentemente dentro de la Fábrica de Novales, ya que se encuentra a las puertas del cortijo de San Gerardo. El nombre de Palos, actualmente nadie recuerda de donde procede, pasando a ser una curiosidad sin resolver. Es un pozo con un pilar de dimensiones considerable, lo que demuestra la cantidad de ganado que abrevaría en él. En la actualidad tiene escasa utilización ya que  apenas hay animales que abreven en él y cabreros que se acerquen. La capa freática de donde proceden sus aguas es de poca profundidad, pero que en tiempos pasados este hecho no tenían mucha importancia por la escasa explotación de la misma.  
     
En el camino de Palma hay varias norias, utilizadas muchos años atrás en el riego de huertas. Entre ellas destaca la noria de la huerta de Blas, actualmente conocida como huerto de los Naranjos. Esta noria poseía una galería abovedada para buscar agua en su entorno, parecida a las que suministran el agua a la Fuente de la Reina. Pero al haber profundizado el pozo de la noria y entubado, esta galería ha dejado de ser útil y abandonada.

Otras norias por la extensión de la huerta que regaban  son las dos que hay en el paraje conocido como huerta de Soto, que en la actualidad están tapados sus pozos con unas placas de hormigón. Se aprecia una construcción entre ambas como si se tratase  de un pequeño acueducto de comunicación entre ambas.
     
Pozo de la Suerte

Se encuentra ubicado en el camino de La Luisiana, cerca de un gran cortijo abandonado y en ruinas con su mismo nombre, en una llanura poblada de olivos. El agua de este pozo, según testimonio de moradores de estos pazos, es potable ya que de él se proveían ellos en otras épocas. Actualmente tiene un brocal cuadrado cerrado con una chapa y abundante agua. El pilar que posee demuestra que en otras épocas fue utilizado para que los animales, sobre todo cabras,  pudieran beber.  Frente a él y al otro lado del camino está la huella de una laguna desecada porque en su extensión no hay árboles ni señales de cultivo.
     
El Pozuelo

Está situado en el camino del Pozuelo muy cerca de su confluencia con la vereda de la Mataelvira y a corta distancia del edifico del I.E.S.,  última construcción fontaniega de esa zona. Se encuentra muy cerca del camino. Posee poca profundidad y está construido con piedras y argamasa. Su brocal de escasa altura está interrumpido por una reja de hierro con una curvatura, a modo de balcón al pozo, para permitir que al sacar el agua facilitase la subida del cubo y ver su interior. Actualmente está colmatado. Junto a él hay un pilar en dirección sur construido con ladrillos en sardinel.