El escudo de Fuentes es reciente, aunque basado en la trayectoria de sucesivos intentos de dotar a nuestro pueblo de un símbolo representativo que aúne los elementos esenciales y diferenciadores. La corporación municipal me encargó el año 2005 un estudio histórico para dotar a Fuentes de su propio escudo y, tras varias investigaciones y estudios, propuse un escudo partido y timbrado en cuya parte derecha, en campo de oro, aparece un castillo en gules aclarado y fabricado en sable. En la parte izquierda, en campo de azur, figura una fuente de plata. Al timbre corona real.

El motivo de incorporar estos elementos era diferenciarlo del escudo de armas de los Señores de Fuentes y las del apellido Fuentes con elementos propios del municipio, que no contaba con blasón propio. Se trataba de dotar a Fuentes de un escudo que aunase los elementos que han formado parte de su pasado histórico como esenciales y diferenciadores. Incorpora el castillo como elemento aglutinante de la nueva villa que nace a su amparo, y la fuente, como símbolo del nombre que la villa recibió.

El estudio fue avalado por la Real Academia de la Historia en un informe favorable emitido en su sesión celebrada el día 2 de febrero de 2007. El pleno del ayuntamiento celebrado el día 11 de abril de 2007 lo aprobó. Posteriormente fue insertado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (18-5- 2007), en el Boletín Oficial de la provincia de Sevilla (16 de mayo de 2007) y en el tablón de anuncios del ayuntamiento para que durante las asociaciones cuyo objeto era la conservación y promoción del patrimonio histórico, artístico y cultural pudieran presentar sus alegaciones correspondientes. Desde ese día Fuentes de Andalucía cuenta con un blasón propio, que representa a todos los fontaniegos.

Hasta esa fecha, el ayuntamiento de Fuentes nunca había poseído blasón propio que pudiera ser estampado en los documentos comunes de sus escribanías, según se puede comprobar por las actas municipales de su Archivo Histórico, al ser una villa señorial.

No obstante, hubo un primer intento de dotar a Fuentes de escudo heráldico, probablemente a partir de la orden ministerial que ordenaba el Reglamento de Organización y Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales de 1952. Se tomó entonces la decisión de usar el escudo del apellido Fuentes, seguramente motivado por haber sido el primer señor de la villa, cuando creó el señorío y mayorazgo con el Castillo del Hierro y unas casa en la collación de San Marcos de Sevilla, tomado la decisión de que en su blasón estuviera la flor de lis por haber usado la dote de su esposa, Isabel de Casas o Belmana, de origen francés, para comprar el castillo de Fuentes. Por tanto, las armas usadas para aquel primer proyecto de escudo se basaba en el modelo francés, con un campo de azur en el que se intercalan cinco flores de lis de oro puestas en sotuer, le rodea una bordura de plata con ocho calderas jaqueladas de plata y sable coronado por yelmo nobiliario. Por todo ello era preciso crear uno propio con elementos singulares, pero que estuvieran originados por su propia historia.

El segundo intento fue en 1995, cuando Juan José Antequera Luengo, académico de la Real Academia de la Historia, presentó un proyecto, consistente en un escudo partido, en el cuartel derecho las armas del apellido Fuentes y en el izquierdo, en un campo de oro (amarillo) una torre donjonada (torre que posee una torre pequeña encima de otra más ancha) en gules (rojo) y fabricada (las líneas que separan las piedras de la torre) en plata. El ayuntamiento de entonces llamó a ciertas personas vinculadas con la cultura histórica de Fuentes, entre los que me encontraba, para que diésemos nuestra opinión y unánimemente propusimos que en el escudo debería estar incorporada una fuente como símbolo, debido al origen del nombre. Esta propuesta fue rechazada por el referido académico y el proyecto quedó en el olvido durante años.

En 2007 se retoma la idea de dotar a Fuentes de escudo propio y, como queda dicho más arriba, me encarga el proyecto. Retomamos la idea de que el escudo tuviera una fuentes y un castillo como elementos básicos diferenciadores. Desde entonces, un  castillo y una fuente nos identifican como grupo social, como pueblo de la campiña sevillana.

La base histórica es clara: el castillo simboliza las tierras del término de Fuentes de Andalucía que estuvieron bajo dominio árabe hasta el año 1246 en que fueron reconquistadas por las gentes de Fernando III el Santo. Pertenecieron a la Cora de Carmona, que ocupaba los actuales términos de Carmona, La Campana, Fuentes, El Viso, Mairena del Alcor, Guadajoz y Lora del Río. Es decir, abarcaría el mismo territorio que ocuparía la división administrativa de los romanos. Tradicionalmente se había mantenido que en las tierras fontaniegas no había testigos de su ocupación, pero, según la Carta Arqueológica del término de Fuentes de Andalucía de José Juan Fernández Caro, aparecen “23 yacimientos arqueológicos, que se contraponen con los textos del repartimiento, en los que la zona aparece desolada”. El más importante testigo de la presencia musulmana en nuestras tierras lo constituyen los restos del Castillo del Hierro.

Entre los territorios, según los repartimientos realizados por Fernando III tras la reconquista, aparece uno nombrado Alhavara, territorio dado a la Orden de Alcántara. También aparece como Hueyt Alhauara. El término podría hacer referencia a la fuente que existe en sus tierras. A mediados del siglo XIV, el castillo y el caserío pasó, concedido por Alfonso XI en 1316, a ser señorío de Alvar Pérez de Guzmán, Señor de Olvera, Alguacil Mayor de Sevilla y descendiente de los Medina Sidonia, al que no se le dio territorio alguno alrededor del castillo ya que en los repartimientos de Écija el mojón de la delimitación de los términos de Écija, Marchena y Carmona estaba situado en el nacimiento del río Guadalbardilla (Madre de Fuentes).

Posteriormente, a mediados del S. XIV, el señorío de Fuentes se vendió a Alonso Fernández y a su mujer, Isabel Belmana, hija de Guillén de las Casas, Tesorero Mayor de Andalucía, a quienes Enrique II les concedió el mayorazgo y de los que procede la casa de los Marqueses de Fuentes, que tomaron el apellido de su señorío y habitaban en el castillo de Fuentes. Alfonso Fernández de Fuentes emprendió su repoblación, llegando a tener ya, en 1399, 100 vecinos (aproximadamente entre 300 y 600 habitantes).

A lo largo del S. XV, los señores de Fuentes fueron ocupando territorios, especialmente en la zona llamada El Algarvejo, donde se llevó a cabo una intensa roturación y plantación de viñas. Los pleitos con el Concejo de Carmona continuaron hasta que el rey Felipe II concedió a los señores de Fuentes jurisdicción civil y criminal sobre los terrenos situados a cien pasos alrededor de la villa de Fuentes. A pesar de ello, los señores de Fuentes siguieron pleiteando con el Concejo de Carmona y ya en un documento del S. XIV se alude a las tierras y dehesa del señorío de Fuentes, que Carmona se compromete a respetar a Doña Isabel de Belmana, viuda de Alfonso Fernández de Fuentes, I señor de Fuentes.

En  1513 se planteó un litigio motivado porque los vecinos de Fuentes cortaron encinas en el chaparral de la Fuente del Cabo. Los pleitos continuaron durante los siglos XV y XVI, especialmente porque los vecinos de Carmona se negaban a que los de Fuentes realizaran una dehesa boyal y un ejido a costa del término de aquella.

Estos pleitos continuaron hasta que, en 1558, Felipe II vendió a Don Álvaro de Fuentes y Guzmán, 7º señor de Fuentes, los terrenos situados a media legua alrededor de la villa de Fuentes para que le sirviesen de término y les concedió jurisdicción civil y criminal sobre ellos.

El Marquesado de Fuentes fue concedido por Felipe III, el 14 de enero de 1603, (Real Despacho de 15 de Febrero de 1606) a Gome de Fuentes Guzmán, Caballero de Santiago. La jurisdicción civil y señorial, así como los derechos que les correspondían a los señores de Fuentes, fueron abolidos en el primer tercio del S. XIX con la legislación emanada de las Cortes de Cádiz.

El otro elemento del escudo es la fuente, elemento relacionado estrechamente con el nombre de nuestro pueblo. Con seguridad manifiesta, en los terrenos del municipio y según estudios arqueológicos recientes (Carta Arqueológica del Término de Fuentes de Andalucía) aparecen vestigios humanos desde tiempos muy remotos y concretamente en dos sitios a caballo de las antiguas ciudades de Carmona y Écija- cerros de San Pedro y en la ciudad turdetana de Obúlcula (actual castillo de la Monclova).

Según esta Carta Arqueológica los primeros indicios de poblamiento, en los cerros de San Pedro, se remontan al Neolítico, aunque hay pocos restos que así lo puedan atestiguar. Es a partir del inicio de la Edad del Bronce -calcolítico- cuando se puede decir que la presencia humana en este lugar se va a hacer de forma permanente pues desde su asentamiento dominaban las tierras fértiles de la vega del Corbones, de las que obtendrían suficiente cantidad de cereales para su alimentación e incluso excedentes, tendrían pastos para sus ganados y manantiales de agua subterráneas y también un arroyo que les suministraría la que necesitaban. La elevación del terreno les permitía realizar una fácil defensa del poblado.