Cierto que el sufrimiento de las personas que tenemos más cerca nos llega con más fuerza, que no todos los muertos son iguales. Es una obviedad que no podemos ignorar, pero es nuestro deber hacer un esfuerzo para que nuestra sensibilidad sea capaz de sentir el dolor que palpita en los cuerpos y mentes de todos los seres humanos. Somos una sola especie a lo largo y ancho del planeta Tierra, una especie que nos hemos adueñado por nuestra cuenta de todos los recursos que en él se encuentran.

Pero en ese adueñarse de todo hay seres humanos que se creen con más derechos que otros respecto a la propiedad, de todo lo que existe, llámense riquezas, materias primas o bienes materiales, incluso espirituales (Los valores y culturas de los más ricos y poderosos terminan siendo reconocidos como los mejores y por lo tanto las personas que lo reconocen como propios aparecen con más derechos que los que tiene otros valores y otras culturas) incluso sobre la vida de mujeres, hombres y animales.

Estamos estos días consternados por la guerra de Ucrania. Es comprensible que su cercanía haga que nos afecte más el sufrimiento de aquellos que tienen que dejar sus casas y familias para salvar sus vidas. Ya dijimos que es inevitable, pero no por eso debemos olvidar a las personas que en estos momentos están sufriendo en otros lugares como Yemen, Sahara Occidental, Palestina, Myanmar, Etiopía…

Es verdad que no podemos cargar con todas y cada una de ellas, pero tampoco podemos escudarnos en aquello de “¿yo qué puedo hacer? No puedo ayudar a todo el mundo”. Tenemos el deber como seres humanos de sentir empatía por cada una de los personas que sufren de forma gratuita en guerras y pobrezas para que otros se enriquezcan. No nos engañemos, detrás de cada conflicto armado subyace el deseo de riquezas y poder, el afán de controlar las materias primas que mueven el mundo.

Nosotros, con nuestro consumismo e individualismo contribuimos, aunque sea en una mínima parte, a esta locura que envuelve al mundo. No estoy intentando dar lecciones de moral, nada más lejos de mi intención, esto solo es un grito de desahogo para poder seguir respirando. Tal vez es algo que ni siquiera merezca aparecer en ninguna publicación. Es sólo un grito de desahogo.