El próximo jueves 19 de junio los alumnos y alumnas del instituto fontaniego llevará a cabo un recorrido por los lugares de la memoria histórica fontaniega. Durante el recorrido, acompañados por miembros del foro de la Memoria Histórica, irán colocando  unas pegatinas con un resumen de los acontecimientos que en ellos se produjeron en 1936. La visita, aunque dirigida a los alumnos, queda abierta a todas las personas interesadas en hacer el recorrido y comenzará a las 8:45 en la plaza de España. El foro de la memoria está integrado por las dos asociaciones de la Memoria Histórica de Fuentes y pretende con este acto promover los principios educativos para que la memoria no se pierda en las nuevas generaciones y que nuestra historia esté dotada de vida y continuidad, así como de veracidad de los hechos,.

La ley andaluza de memoria, aprobada en 2017 sin votos en contra, establece  el 14 de junio como Día de recuerdo y homenaje a las víctimas del golpe militar y la dictadura. En esa fecha, en el año 2003 se produjo la primera exhumación pública tutelada por la Junta de Andalucía (en Lecrín, Granada). La Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, Ley 2/2017, de 28 de marzo, tiene como objetivo principal garantizar el derecho a conocer la verdad de los hechos históricos de la segunda República, la guerra civil, la dictadura franquista y la transición. Esta ley establece políticas públicas para la recuperación de la memoria democrática en Andalucía, incluyendo la creación de un inventario de lugares de memoria democrática.

1.- Ayuntamiento.

Era la institución que representaba el poder legítimo, democrático y constitucional del pueblo. En él, el día 19 de julio de 1936, siguiente al alzamiento militar, el alcalde, los concejales y algunas personas más, aproximadamente unas cien, se reúnen en el Ayuntamiento para constituirse en asamblea permanente y defender en la medida de lo posible la legalidad vigente según las leyes dictadas por la República. Pronto el Brigada Martín Conde junto al cabo Moyano y otros números de la Guardia Civil, venidos desde La Luisiana, La Lantejuela y Cañada Rosal, se presentan de improviso ante las puertas del ayuntamiento y el alcalde “voluntariamente” les entrega  el mismo, obligado por las armas. Casi todos los concejales son detenidos inmediatamente, aunque algunos consiguen huir por los tejados, como es el caso de Manuel Valladares Barcia o por la puerta confundido entre la gente, José Gallego Caro.


2.- La Cárcel

El día 19 de julio una vez que las fuerzas fascistas controlan el pueblo, detienen a todos los sospechosos y los ponen en la plaza delante del ayuntamiento. Habría más de 60 hombres, todos en píe y con las cabezas al descubierto a pesar del enorme calor que ese día hizo. Allí estuvieron hasta que fueron interrogados uno a uno. Pocos de los que se encontraban entre los detenidos se libraron de la cárcel y otros muchos fueron pasados por las armas. En cada esquina de la plaza se situaron unos falangistas de guardia con un fusil.

3.- Pósito

Actualmente es el hogar del pensionista y en la República y tiempos posteriores escuela pública. Tras la liberación de la gente de derechas detenida anteriormente, que no sufrió daño alguno, fueron detenidos el alcalde y los concejales, junto a otras muchas personas, en los días siguientes y conducidos a las escuelas públicas, el actual edificio del hogar del pensionista, porque en la cárcel local no cabía tanta gente.

4.- Casa del Pueblo (Actual centro comercial)

En la noche del 18 algunos afiliados a la Casa del Pueblo se reúnen en ella para intentar enterarse de cómo van las cosas en Sevilla. Parece ser que la Guardia Civil, esa noche,  se dirigió a la Casa del Pueblo, situada en el actual centro comercial la Plaza, en donde había un grupo poco numeroso de personas afines a la ideología de izquierda y efectuó algunos disparos, destinados a intimidar a los que  había dentro. Algunos de ellos se asustaron y salieron por la parte trasera, saltando por los corrales que daban a la calle Pozo Santo.

5.- Casa Carrera, nº 2

Fue la sede del casino republicano y posteriormente, tras la caída del ayuntamiento republicano centro de Falange Española. En esta sede se tomaban por la noche la decisión de detener a alguna persona o decidir la muerte de otra, por un comité compuesto por el alcalde, el secretario de Falange y el comandante del puesto de la Guardia Civil. También ocurrieron otros hechos vejatorios: A Pepa “la Currita” que junto a otra mujer, por cierto embarazada, fueron citadas al centro de la Falange y allí mandaron al barbero a pelarlas al cero. Las mujeres tenían que volver a sus casas al descubierto o tapándose como podían y la gente que pasaba por las calles las miraban y señalaban. Ellas se sentían humilladas y vejadas ante el espectáculo que originaba su presencia en la calle. A otras las purgaban con la ingestión de abundante aceite de ricino. Otro caso fue el de Perico, Pedro Lechuga Tortolero, que acudió a la sede de Falange a apuntarse para el ir al frente y así librarse de ser detenido y  allí, tras ser acusado de ser un comunista, fue detenido y posteriormente fusilado. Su madre, Salud Tortolero Tirado, a la que detuvieron por ir a protestar por la detención de su hijo, también fue arrestada y cuando era conducida al paredón no pudo resistir la presión y murió posiblemente de un ataque al corazón.

6.- Casa Carrera nº 9

Fue la sede de la central telefónica. A ella se dirigía el primer teniente alcalde, Francisco Ávila, junto a otros dos camaradas para comunicarse con Sevilla y obtener datos de primera mano. El primer teniente alcalde llevaba en la mano una escopeta de caza, más en previsión y defensa que intención de usarla. En su camino se encontraron con la Guardia Civil y cuando el brigada Martín Conde le requirió la entrega del arma, sin oponer la mínima resistencia, se la entregó y continuaron su camino.

7.- Cuartel de la Guardia Civil

Estaba situado en la calle San Sebastián nº 9. En la madrugada del día 19 llegan al pueblo nuevos números de la Guardia Civil procedentes de Écija, que se unen a los que poseía el cuartel. Fácilmente controlan el pueblo, ya que la mayor parte de sus habitantes eran gente pacífica y obrera y que toda su vida la habían pasado trabajando para otros como jornaleros. Ello hace que estén muy lejos de poder organizarse para ser un grupo de oposición armada a la sublevación.

8.- Parque de los Luchadores por la Libertad

Este parque, antiguo cementerio, lugar donde fueron fusilados un gran número de víctimas, ha sido declarado lugar de la memoria histórica por la Junta de Andalucía. Todas las personas asesinadas tienen en este recinto su árbol, queriendo con ello simbolizar la permanencia de su recuerdo. Un arco precedido por una placa, muestra el tributo de reconocimiento a sus vidas en defensa de la libertad y la democracia. Más adelante encontramos el monumento en memoria de las jóvenes vejadas y según los asesinos arrojadas al pozo de “el Aguaúcho”  

9.- El Aguaúcho

En las primeras semanas de agosto, los miembros de Falange y de la Guardia Cívica se habían dedicado a la detención de varias jóvenes del pueblo. Unas fueron acusadas de haber participado en el Jueves Lardero con banderas republicanas, otras de haber bordado la bandera del régimen legal. Otras por pertenecer al PCE. Una noche de aquel trágico verano, fueron cargadas en un camión la flor de la juventud fontaniega, jóvenes de entre 17 y 22 años. Tras divertirse con ellas en el cortijo Las Monjas, las condujeron después, dirección La Campana hasta llegar al sitio denominado “El Aguaucho”, a un kilómetro aproximado del cruce y en aquel apartado cortijo, casi abandonado ya que servía para guarecer el ganado, y alejados de posibles incómodos testigos, se dedicaron a  maltratar, violar y sodomizar una a una  a las jóvenes, asesinándolas a sangre fría. Los asesinos para ocultar las posibles averiguaciones posteriores y la veracidad de sus hechos proclamaron que los cuerpos habían sido arrojados a un pozo que había en el caserón y así mantener en el anonimato su horrible crimen. Esta historia, aunque oculta muchos años, fue trasmitida, sobre todo por las mujeres, que en las noches de invierno, al calor del fuego, la contaban a sus hijos para que nunca olvidaran lo que pasó en aquel verano de 1936 y que sólo las estrellas habían sido mudos testigos de ello.