Un regalo del cielo. Las lluvias de esta Semana Santa han caído como un maná sobre las tierras y, lo que no es menos importante, sobre los pantanos que abastecen de agua a Fuentes. Habría que remontarse seis años atrás para ver los pantanos como han amanecido esta mañana: el Retortillo con 38 hectómetros cúbicos (el 62% de su capacidad) y el Bembézar con 146 hectómetros cúbicos (el 44,5% de su capacidad). Entre los dos embalses, la suma de agua recogida hasta ahora alcanza el 47% de la capacidad de almacenamiento.

Semana Santa de agua a raudales que ha anegado los campos y que mantendrá los arroyos aportando recursos a los pantanos por un tiempo más. Aunque no lloviera, las escorrentías seguirán allegando agua por los menos otros diez días, lo que hace pensar que los recursos rondarán el 50%. La última vez que los pantanos alcanzaron esa cota fue en 2018, hace seis años. Para hacerse una idea de lo que suponen estas lluvias baste decir que en octubre los pantanos estaban al 9%, con apenas 38 hectómetros almacenados (aunque una parte era lodo) y ahora atesoran 184 hectómetros cúbicos. Más de cien hectómetros cúbicos recogidos, en gran parte, la semana pasada gracias a la borrasca llamada Nelson, un fenómeno de lluvias generalizadas "nunca visto", según la expresión de José Antonio Linares, director técnico del consorcio de Aguas del Plan Écija.

Tabla de la CHG a las 13:19 horas del 1 de abril de 2024

En vez de ver procesiones, los vecinos de la Campiña han visto pasar metros cúbicos de lluvia. Buena parte de lo caído ha ido a parar a los embalses porque antes había llovido lo suficiente para que los campos estuvieran saturados. En la zona ha llovido mucho y bien. El único daño, insignificante, ha sido algún pequeño corte de caminos rurales por vaguadas anegadas. Las lluvias escalonadas de enero a marzo hicieron su labor de germinar los sembrados y empapar las tierras para que la espectacular borrasca de la semana pasada llenara los arroyos que alimentan los embalses. En la fotografía de abajo, tomada el fin de semana, se puede apreciar el caudal del arroyo Ciudadejo camino del Retortillo.

El arroyo Ciudadejo sigue aportando agua al Retortillo

Pese a la buena situación de los embalses, la cuenca del Guadalquivir sigue técnicamente en situación de emergencia por sequía y nada hace pensar que vaya a haber cambios al menos hasta el 1 de octubre, fecha que acaba este año hidrológico y empieza el siguiente. Por encima de 62 hectómetros almacenados es posible levantar las vigentes restricciones a los regantes. Este mes de abril habrá reunión de la comisión de la sequía y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se pronunciará sobre el asunto antes del verano. "Estamos en situación de emergencia por sequía hasta que la CHG diga lo contrario", señalan desde el consorcio.

Con los embalse al 50 por ciento habría agua suficiente para al menos dos años sin restricciones de riego. Si sólo hubiera consumo humano habría agua para cinco o seis años. Sin embargo, desde el consorcio de aguas piden cautela porque echar las campanas al vuelo puede tener consecuencias muy negativas a medio plazo, especialmente si cuando llegue octubre no hay previsión de que vuelva a llover de forma abundante. La clave ahora es saber si lo vivido esta semana ha sido fruto de un fenómeno meteorológico esporádico o el síntoma de un cambio de ciclo que pone fin a la sequía de los últimos seis años. Sea una cosa o la otra, lo razonable ahora es seguir con los hábitos de ahorro que han caracterizado a los pueblos de la comarca.